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Vicepresidente de Bolivia se casa en una ceremonia en la ciudad precolombina de Tiwanaku
Sábado, Septiembre 8, 2012 - 16:29

El presidente Evo Morales y los premios Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel de Argentina y Rigoberta Menchú de Guatemala destacaron entre centenares de políticos, diplomáticos y líderes sociales invitados a la boda, que concluirá este domingo con una misa católica y una ceremonia civil.

El vicepresidente de Bolivia, Alvaro García, contrajo matrimonio este sábado con una periodista a quien casi dobla en edad, en una ceremonia repleta de simbolismos indígenas andinos en las ruinas de la ciudad precolombina altiplánica de Tiwanaku.

El presidente Evo Morales y los premios Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel de Argentina y Rigoberta Menchú de Guatemala destacaron entre centenares de políticos, diplomáticos y líderes sociales invitados a la boda, que concluirá este domingo con una misa católica y una ceremonia civil.

Transmitida en vivo por la cadena privada de televisión en la que la novia, Claudia Fernández, se desempeña como presentadora de noticias, la ceremonia "originaria" de la boda se realizó en el mismo templo semisubterráneo en el que Morales recibió el mandato indígena al iniciar sus dos gobiernos.

Los indígenas andinos, especialmente aymaras y quechuas, se consideran mayoritarios en la empobrecida Bolivia y llegaron por primera vez al poder político de la mano de Morales a principios del 2006.

García, un sociólogo de 49 años, estuvo casado en la década de 1990 cuando integraba un grupo irregular y estuvo preso varios años por supuesto terrorismo, aunque nunca fue condenado.

"Todos vamos a acompañarlos, ahora van a caminar juntos y nunca podrán separarse", dijo en idioma aymara uno de los cuatro amautas o chamanes que encabezaron la ceremonia en Tiwanaku, centro de una civilización anterior a la de los incas del actual Perú, a unos 70 kilómetros al oeste de La Paz.

En vez de intercambiar los tradicionales aros, Alvaro y Claudia se unieron con un lazo hecho con cuero de llamas jóvenes y recibieron respectivamente una chuspa o pequeño bolso de lana y un aguayo o manta de fibras de vicuña que contenían símbolos andinos de prosperidad, como semillas y hojas de coca.

La torta de boda, servida al final del posterior almuerzo, estaba hecha con harina de quinua, obsequio de la embajadora de Venezuela.

Autores

Reuters