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Víctima de abusos sexuales pide condena contra Venezuela ante Corte Interamericana
Miércoles, Febrero 7, 2018 - 08:56

La venezolana Linda Loaiza narró ante la corte el calvario que comenzó en marzo de 2001, cuando con 18 años fue secuestrada, violada y brutalmente agredida durante cuatro meses, y que se prolongó durante los años en que batalló porque su captor, Luis Carrera, fuera condenado por los tribunales de su país.

San José. Casi 17 años después de ser abusada y torturada sexualmente, la venezolana Linda Loaiza testificó este martes ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos para pedir justicia, en momentos en que el tribunal está en el centro de varias controversias políticas en la región.

Durante la audiencia, la mujer narró el calvario que comenzó en marzo de 2001, cuando con 18 años fue secuestrada, violada y brutalmente agredida durante cuatro meses, y que se prolongó durante los años en que batalló porque su captor, Luis Carrera, fuera condenado por los tribunales de su país.

"Cada día fui sometida a violencia física, sexual y psicológica", dijo a los jueces Loaiza, de 35 años, con la voz rota al rememorar las semanas de cautiverio, amordazada y esposada, golpeada con palos y quemada con cigarrillos mientras su hermana trataba de denunciar su desaparición a la policía.

Tras escapar, pasó hospitalizada un año con la mandíbula y las costillas fracturadas y tuvo que ser operada 15 veces para reconstruir su rostro y genitales. Peritos que declararon en la audiencia compararon las lesiones con un accidente de tránsito.

Su agresor, hijo de un influyente rector universitario, fue absuelto en un primer juicio y finalmente condenado en 2006 a seis años y un mes de cárcel por privación de libertad y lesiones, pero fue declarado inocente de violación y tortura.

"(Pido) que el Estado venezolano sea declarado responsable por violación, tortura (...) por todas las violaciones de derechos humanos que sufrí y que siguen sufriendo las mujeres en Venezuela", dijo Loaiza, quien tuvo que pasar por más de medio centenar de jueces, hacer 13 días de huelga de hambre y licenciarse en derecho para impulsar el proceso en su país.

Su icónica lucha ha hecho historia como el primer caso venezolano de violencia sexual que llega a la Corte, con sede en San José, y también por ser unos de los últimos tras la renuncia del Gobierno de Nicolás Maduro a la justicia regional en 2013, acusándola de estar intervenida por Estados Unidos.

Además, la audiencia llega en momentos en que la máxima instancia de derechos humanos de la región se convirtió en involuntaria protagonista de las elecciones en Costa Rica al instar en enero al conservador país centroamericano a reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo.

El fallo disparó el apoyo al diputado evangélico Fabricio Alvarado Muñoz, cuya amenaza de renunciar a la Corte IDH como hizo Caracas fue clave para convertirse en el candidato más votado el domingo en las urnas y favorito para ganar el balotaje en abril, ya que no obtuvo el 40 por ciento necesario para imponerse en la primera vuelta.

La opinión consultiva también podría generar tensiones políticas en otros países de Centroamérica, donde colectivos de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGTB) buscan hacer efectiva la sentencia pese a que una amplia mayoría de la población rechaza el matrimonio igualitario, según sondeos.

La semana pasada, la Corte IDH recibió a familiares de las víctimas del exmandatario peruano Alberto Fujimori que buscan anular el controvertido indulto por motivos de salud que le concedió el gobierno en diciembre y que según una encuesta respaldan la mayoría de los ciudadanos de ese país.

Loaiza, que tuvo que recurrir hace diez años al sistema interamericano para luchar contra un proceso judicial viciado, una investigación policial deficiente y una sentencia injusta, defiende la importancia de la Corte por encima de los intereses políticos.

"Esto sigue ocurriendo y las mujeres en Venezuela están desamparadas", dijo la ahora activista tras una agotadora audiencia que se prolongó hasta la noche. "(La Corte) es nuestra última esperanza de alcanzar justicia. En los derechos humanos no debemos retroceder. Renunciar es lanzarlo todo a la basura", agregó.

Autores

Reuters