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Afroecuatorianos presionan para fijar cuota de empleados de raza negra por empresa
Miércoles, Agosto 4, 2010 - 15:35

Los afrodescendientes acusan discriminación. AméricaEconomía Ecuador contactó a las 20 empresas que más facturan en el país, para que accedieran a que su colaborador afro de mayor jerarquía laboral fuera entrevistado. Pero la incomodidad fue evidente...

Que los negros solo sirven para vender cocada, bailar salsa, tener buen sexo y jugar fútbol. Esas son las percepciones generalizadas que tienen los ecuatorianos sobre la población afrodescendiente. A esa conclusión llegó el consultor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Carlos de la Torre después de efectuar un estudio sobre cómo se ve a ese grupo racial.

“Por eso es inusual pensar en ungerente afroecuatoriano”, opina Éricka Angulo, ingeniera comercial de 29 años que también es activista de la Fundación Afroamérica 21. Esta ONG ya le presentó al presidente Rafael Correa una petición formal para que se imponga a las empresas un porcentaje mínimo de personas de raza negra en su nómina de empleados.

Angulo es bastante pesimista sobre las manifestaciones racistas en el país. Más que un cambio de mentalidad empresarial, ella cree que la inclusión de minorías en las empresas se conseguirá por imposición legal.

Con ella coincide Gonzalo Coba, director de Recursos Humanos de General Motors. “Aunque se ha avanzado mucho en la inclusión de minorías raciales, todavía queda mucho por hacer”, comenta. Para él, la inclusión de personas discapacitadas en las empresas, que actualmente impulsa la Vicepresidencia de la República, no se está aplicando por convicción empresarial, sino solo por cumplir con el 4% que les exige la ley.

¿Conoce a un gerente afro? La incomodidad que produce hablar de racismo en el sector empresarial fue evidente cuando AméricaEconomía contactó a las 20 empresas que más facturan
en el país para que accedieran a que su colaborador afro de mayor jerarquía laboral fuera entrevistado. El objetivo era contar una historia de inclusión y, al mismo tiempo, de superación. De las 20 empresas, 12 no respondieron, entre ellas La Fabril, Cervecería Nacional y Nestlé.

Cinco empresas más dijeron que no iban a hablar del tema. “Preferimos no dar declaraciones. Cuando se trate de inclusión de discapacitados, encantados te ayudamos”, respondió la compañía
de telefonía celular, Porta. La petrolera OCP dijo que no hacía esa clase de distinción entre sus empleados, porque los respetaba mucho y que estaba dispuesta a responder consultas sobre su operación técnica. El grupo farmacéutico Difare contestó que “los cargos y el número de empleados negros (que trabajan en la compañía) no amerita para que se den declaraciones”. Pronaca indicó que no
tenía un registro de sus colaboradores por esa clasificación demográfica.

AméricaEconomía les comentó que el artículo no pretendía cuantificar el número de afrodescendientes en sus filas, sino conversar con uno de sus empleados de raza negra sobre su experiencia laboral. De todas maneras, dijeron que no.

Tres empresas sí accedieron a hablar. Corporación Favorita y Telefónica Movistar no tuvieron reparos en abrir sus puertas. En Ómnibus BB, la ensambladora de los carros General Motors, tomaron más precaución respecto al eje del artículo y supervisaron las preguntas que se les formuló a sus colaboradores. Al final también accedieron.

Por nuestra culpa. Que en Ecuador no haya gerentes negros no indica necesariamente que las empresas sean racistas. Los empleados de raza negra que fueron entrevistados reconocieron que hay otros factores. Gabriel Ulloa, colaborador afro de Corporación Favorita, dijo que no se trata de que las empresas no les abran sus puertas a los negros, sino de que ellos no pueden acceder a cargos gerenciales porque no se han preparado académicamente por falta de recursos económicos. Por su lado, Daniel Mosquera, quien trabaja en el área de Pintura de la ensambladora Ómnibus, opina que también tiene que ver con la desidia que hay en la población afro. “No se quieren preparar, buscan lo fácil, les falta voluntad y creer en sí mismos”, dijo.

Ellos dos coinciden con Robinson Folleco, abogado afro que trabaja en Movistar, en que ahora el racismo es más sutil. Folleco comenta que a partir de la clasificación de la Selección ecuatoriana de fútbol, al Mundial de Corea-Japón 2002, la imagen de la población afro
se reivindicó. “Ahora cuando ven a un negro corriendo no solo piensan que es ladrón, sino también que es futbolista”, comenta. A él mismo, por ser oriundo del Valle del Chota, más de una vez le han preguntado por qué estudió Leyes si bien pudo dedicarse al fútbol. Ante eso, Folleco también acusa a los medios por solo contar historias donde se enfoca a los afros como víctimas o en las que solo se destaca su lado folclórico. “Esas también son formas de estigmatizar”,
enfatiza.

¿Por qué no hay? No solo se buscó la versión de los empleados, sino también la de los gerentes de Recursos Humanos (RRHH). Sahira
Herrera, de Telefónica Movistar, aseguró que en sus más de 20 años de trabajo en el área de los RRHH no había constatado una práctica laboral de discriminación agresiva. Para ella, el hecho de que no haya gerentes afro se explica porque la población afrodescendiente en Ecuador es minoritaria (ni el 5%) y está concentrada en pocos lugares como Esmeraldas y el Valle del Chota. “Si su porcentaje es
bajo es lógico que no sea representativo en las empresas”, explicó. Además dijo que es una cuestión relacionada con la escasa preparación a la que acceden los afrodescendientes por falta de dinero.

La tesis de Herrera se constata en el número de estudiantes afro que están haciendo MBA en la Escuela de Posgrados (Espae) de la Escuela Superior Politécnica del Litoral.

De los 373 estudiantes que actualmente cursan sus maestrías, solo tres
son afrodescendientes y ninguno de ellos es gerente. Por eso, Angulo enfatiza que sí tiene que ver con racismo. Ella es una de esas tres estudiantes afro de la Espae. Está a punto de culminar su Maestría en Tributación, y a pesar de sus constantes logros académicos, afirma que las empresas solo le ofrecen cargos de asistente porque no confían en su capacidad para gerenciar.

Dice que el Ecuador ha sido muy ingrato con ella y que por eso ya perdió la esperanza, tanto que planea irse a Canadá. “Tengo la plena seguridad de que allá sí me valorarán y quién sabe si al volver con un título rimbombante de una universidad extranjera, tal vez por
fin me valoren”.

Autores

Rafael Valdez