Sabemos hoy que la salud y la alimentación están conectadas. Los alimentos nutren el cuerpo y proporcionan la energía diaria necesaria. Una dieta equilibrada es la clave para el desarrollo de la salud humana, desde la infancia temprana y prenatal hasta la vejez.
Como agrónomos, antes de sembrar cualquier semilla o plantar un vegetal, nos parece obvio hacer un análisis de suelo para verificar el estado y elegir qué mezcla de fertilizantes usar, o qué concentración es la adecuada. Sabemos también que para mejorar el ph de un suelo no es suficiente una temporada, son años de trabajo. En nuestro cuerpo es lo mismo, hay que cuidar su terreno y preocuparse contantemente. Por esta razón, la agroindustria desarrolla todos los días productos adaptados a ciclos de vidas de la persona y tipo de actividad, como alimentos para niños, mujeres embarazadas, jóvenes, deportistas y adultos mayores.
Sin embargo, esta no es tarea fácil. En los países desarrollados, el nivel de obesos y de personas con sobrepeso aumenta de manera creciente, lo que lleva a tener un mayor riesgo de diabetes, hipertensión, aumento de colesterol y triglicéridos. España, por ejemplo, presenta un cuadro de obesidad de 16,1% entre menores de 6 a 12 años de edad, y la comisión europea quiere contribuir a mejorar la salud, estudiando una propuesta de entregar gratis colación de frutas y verduras a los alumnos de colegios de sectores de recursos económicos más bajos. Asimismo, algunos países como Canadá desarrollan políticas y campañas para una alimentación sana e inteligente acompañada de ejercicios físicos.
Chile no se queda atrás en las cifras de sobrepeso. El 9,8%, de los niños menores de seis años de las familias con menores recursos sufre de obesidad (FAO). El exceso de comida chatarra, frituras, productos refinados con alto nivel de azúcar o sal en los niños y jóvenes, provoca el exceso de peso y complicación directa e indirecta en el carácter del joven, como una potencial disminución de la autoestima y ansiedad. Además, hay estudios que mencionan productos con alta concentración de plomo que tienen efectos sobre el déficit atencional. Esto nos pone frente a una situación compleja.
Chile se propuso duplicar su exportación de frutas y alimentos procesados al año 2018. En la actualidad, alrededor del 20% de todos los alimentos exportados son alimentos procesados de origen vegetal, por lo tanto, tenemos espacios para crecer como país.
Este desafío se conecta con la creciente demanda de alimentos en el mundo como consecuencia del aumento de la población y un incremento del PIB en países menos desarrollados, donde el envejecimiento de la población genera una demanda adicional.
Como padres, cuando queremos transmitir valores espirituales a nuestros niños les acompañamos en este camino según nuestra convicción. En la alimentación deberíamos hacer lo mismo. Si queremos que nuestros niños coman una alimentación equilibrada, variada, y saludable, necesitamos tener esos alimentos en la mesa en la casa.
Tenemos la suerte de que en Chile se produce una gran cantidad de frutas y verduras con sabor extraordinario, lo cual no es tan habitual en el resto del mundo. Nuestra reputación va desde Canadá a China, pasando por Europa, pero ¿cuánto de eso estamos aprovechando en el país? La “Corporación 5 al día en Chile” se desempeña para promover el consumo mayor de frutas y verduras.
La alimentación saludable no sólo es importante para evitar el sobrepeso. El doctor David Servan-Schreiber en su libro “Anti cáncer, prevenir y vencerlo estimulando nuestras defensas naturales”, nos menciona las investigaciones del Doctor Richard Beliveau, bioquímico y investigador especialista en la biología del cáncer. Según este último, algunos alimentos tienen un impacto positivo sobre el cáncer. Sus estudios afirman que un tercio de los cánceres está conectados con la alimentación y que algunos alimentos consumidos en exceso nos bajan la defensas para células cancerígenas. Incluso Beliveau dice que, en estudios clínicos, personas que comen pocas frutas y verduras son dos veces más susceptibles de tener un cáncer.
Pero más allá de qué alimentos son buenos o malos, el doctor David Servan-Schreiber nos hace descubrir que junto a la medicina tradicional, muchos tratamientos de enfermedades a largo plazo pueden vencerse consumiendo alimentos saludables y es en ese terreno donde se debe trabajar en profundidad.
¿Y nosotros cómo nos cuidamos?, ¿cuántas frutas y verduras ofrecemos en la casa a nuestros niños? y ¿cuántos de nosotros llevamos al trabajo como colación una fruta, verdura o producto lácteo?
Sería tan simple en Chile mejorar nuestro terreno de manera saludable.
