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¿El fin del sueño americano?
Miércoles, Febrero 8, 2012 - 17:28

Varios estudios muestran que la movilidad económica disminuye a medida que la desigualdad de renta aumenta, señal de que en los próximos años podría ser más difícil para las personas pasar de la pobreza a la clase media

Universia Knowledge Wharton. El aumento de la diferencia de renta entre la población se ha convertido en una cuestión controvertida en EE.UU., a medida que los liberales critican la disminución de la clase media y los conservadores argumentan que una economía de mercado saludable debe recompensar el esfuerzo, el espíritu emprendedor y la toma de decisiones arriesgadas. Pero en lo que concierne a la cuestión relativa a la movilidad económica, o la capacidad del individuo de ascender en el nivel de renta, la mayor parte de las personas parece estar de acuerdo: la movilidad ascendente es algo bueno.

De hecho, los conservadores siempre citan la movilidad económica como razón para no preocuparse por la cada vez mayor desigualdad de los ingresos. Si las personas tienen la posibilidad de subir socialmente, no importa que algunos sean muy ricos y otros estén muchos escalones por debajo en el nivel de renta: con la movilidad económica, las personas no se quedan atrapadas en el punto de partida.

Sin embargo, un volumen cada vez mayor de datos muestra que la movilidad económica ya no es tan común en EE.UU. como mucha gente piensa. Además, varios estudios muestran que la movilidad económica disminuye a medida que la desigualdad de renta aumenta, señal de que en los próximos años podría ser más difícil para las personas pasar de la pobreza a la clase media, o de la clase media hasta lo alto de la pirámide.

"Estudios recientes indican que hay menos movilidad económica en EE.UU. de lo que siempre se ha creído", dice un estudio de The Economic Mobility Project(Proyecto de Movilidad Económica] elaborado por The Pew Charitable Trusts, The American Enterprise Institute, The Brookings Institution, The Heritage Foundation y por The Urban Institute. "Los últimos 30 años registraron una caída gradual considerable en el crecimiento de la renta de la familia media en comparación con las generaciones anteriores. Según algunas medidas, somos, de hecho, una sociedad menos móvil que la de muchos otros países, entre ellos Canadá, Francia, Alemania y la mayor parte de los países escandinavos. Eso pone en jaque la idea de EE.UU. como tierra de oportunidades.

"¿Cuál es el motor de la movilidad económica? "Creo que una de las principales ventajas históricas de EE.UU. es la notable movilidad de la fuerza laboral del país", dice Richard J. Herring, profesor de Finanzas de Wharton, en referencia a la capacidad del trabajador de desplazarse de un lugar a otro en busca de trabajo, educación y otras oportunidades de una vida mejor haciendo que la economía sea más eficiente que si los trabajadores se limitaran a un sólo lugar. La oportunidad de subir socialmente es fundamental para la disposición y la capacidad del trabajador de progresar, dice Herring.

"Históricamente, eso tal vez se deba a nuestro origen de país de inmigrantes. Mucha gente vino a EE.UU. en busca de una vida mejor y de la posibilidad de dirigirse al oeste siempre que las condiciones económicas del este empeoraban", añade Herring. "Tuvo mucho que ver también con los gastos en educación pública [...] Esa característica tradicional tan fuerte disminuyó en los últimos tiempos, tanto por motivos temporales como de duración más prolongada".

Se utilizan dos tipos de medidas para medir la movilidad económica, observa Nikolai Roussanov, profesor de Finanzas de Wharton. En primer lugar, está lo que se llama movilidad "absoluta", que es la riqueza de los hijos comparada con la de los padres. En segundo lugar, está la movilidad "relativa", que es la capacidad de los hijos de alcanzar una posición económica superior a la que sus padres tenían, que es lo que sucede cuando los hijos de los pobres se incorporan a la clase media.

Aunque ambos tipos de movilidad sean importantes, la movilidad relativa es bastante interesante porque revela hasta qué punto las personas se ven limitadas por las circunstancias de nacimiento o son capaces de ascender en comparación con otras. El estudio del Proyecto de Movilidad Económica dice que la movilidad relativa determina si un país tiene una sociedad que premia la meritocracia, en que las personas progresan por el esfuerzo propio, o si su sociedad está basada en factores de suerte, o incluso si se trata de una sociedad "estratificada en clases", en que los hijos tienden a ocupar la misma posición que los padres.

Los americanos siempre se consideraron una sociedad de meritocracia, sin embargo los datos muestran que ése no es necesariamente el caso. "La mayor parte de los estudios muestra que, en EE.UU., cerca de 50% de las ventajas derivadas de tener padres de renta elevada son transmitidas a la generación siguiente", concluye el estudio del Proyecto de Movilidad Económica. "Eso significa que uno de los mayores indicadores del éxito económico futuro de un niño -identidad y características de sus padres- está predeterminado y no se tiene control alguno sobre eso".

Evidentemente, padres prósperos pueden dar a sus hijos una buena educación y otras ventajas que, en general, no están disponibles para las personas de baja renta. Aunque los hijos de padres con más dinero puedan fracasar debido a la pereza, falta de ingenio o mala suerte, de media, ellas se benefician de la buena situación inicial. Al medir la movilidad económica entre las generaciones comparando la renta de los hijos con la de los padres, el estudio del Proyecto de Movilidad Económica constató que los americanos tienen un grado un poco mayor de movilidad que la población de Reino Unido, pero menos que la población de Francia, Alemania, Suecia, Canadá, Finlandia, Noruega y Dinamarca. En los cuatro últimos países citados, el grado de movilidad es dos o tres veces mayor que en EE.UU.

Un segundo estudio del Proyecto constató que "42% de los niños nacidos de padres pertenecientes a la quinta parte inferior de la distribución de la renta continúan ahí, mientras que 39% nacidos de padres de la quinta parte superior continúan en los primeros puestos. Solamente cerca de un tercio de los americanos fueron clasificados en el grupo de "ascenso social", o, en otros términos, ganaban más que sus padres y habían alcanzado la quinta parte superior de la escala de la distribución de la renta.

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Renta femenina. Otro estudio, este basado en datos fiscales que se remontan al año 1937, constató que la movilidad económica de todos los trabajadores americanos permaneció relativamente estable desde los años 70, pero tuvieron lugar cambios importantes en ese periodo. Los hombres experimentaron un descenso de movilidad económica en las últimas décadas, mientras que las mujeres progresaron en ese sentido; sin embargo, las cifras relativas a las mujeres pueden haber sido influidas por la frecuencia mayor con que ellas han empezado a trabajar fuera de casa.

Además, "la historia del pobre que se vuelve rico es más común en Hollywood que en la vida real", concluyó el Proyecto Movilidad. "Solamente un 6% de los niños nacidos de padres pobres con renta familiar muy baja llegaban al nivel superior".

¿Qué hace que la movilidad económica aumente o disminuya? Un factor fundamental es la desigualdad de los ingresos: cuanto mayor es la desigualdad, menor la movilidad. Roussanov destaca que se necesita menos renta adicional para subir de un quinto al siguiente si la pirámide es más plana, y más renta si es más inclinada. Tal vez eso ayude a explicar la mayor movilidad de Europa y de Canadá. "No está claro si hay más movilidad en las sociedades europeas [...] esto porque la distribución de la renta allí es más compacta", dice Roussanov.

La mayor parte de los especialistas cree que hay otros factores en juego, pero no hay duda de que la desigualdad de la renta está aumentando de forma clara en EE.UU. Durante una charla el día 12 de enero en el Center for American Progress, Alan B. Krueger, economista de Princeton y presidente del Consejo de Asesores Económicos del presidente Obama, presentó datos que muestran una fuerte correlación entre desigualdad de renta y ausencia de movilidad económica. De las diez economías desarrolladas analizadas en el estudio, EE.UU. tenía la mayor desigualdad y la menor movilidad medidas por el éxito de los hijos en alcanzar niveles superiores al de sus padres. Países con nivel de desigualdad menor -Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca- tenían una movilidad más elevada.

De 1947 a 1979, la tasa real (ajustada por la inflación) de aumento de los ingresos era casi el mismo en todos los niveles de renta de EE.UU., dijo Krueger citando cifras de la Oficina del Censo que señalaban 2,5% de crecimiento anual en la quinta parte de renta más baja y 2,2% en la quinta parte superior. Después, de 1979 a 2010, las rentas anuales cayeron 0,4% en la quinta parte más baja y subieron 1,2% en la más alta. En 1970, 50% de las familias americanas pertenecían a la clase media; en 2010, ese porcentaje era del 42,2%. Según La Oficina del Presupuesto del Congreso, de 1979 a 2004, la tasa de renta real después de descontados los impuestos subió 9% en la quinta parte inferior,  69% en la superior y 176% entre el 1% más rico.

Citando diversos economistas, Krueger dijo que el cambio tecnológico, que reduce la demanda de trabajadores que no dominan el uso del ordenador y no tienen conocimientos de nivel más elevado, fue el principal factor del aumento de la desigualdad de renta. Entre otros factores importantes destacan: comercio internacional, descenso del salario mínimo después de ajustado por la inflación, caída de afiliación a los sindicatos e inmigración creciente. Además, la disminución de la renta en la era Bush, las ganancias de capital y los impuestos sobre propiedades inmobiliarias contribuyeron aún más a enriquecer a los americanos más ricos. La mayor parte de los países europeos, dijo Krueger, tienen sistemas de impuestos más progresivos que el de EE.UU., lo que contribuye a aplanar la pirámide de la renta.

Herring y Roussanov observan que la movilidad de la renta también se vio afectada por el descenso del nivel de la enseñanza. EE.UU., dice Herring, "se ha quedado muy por detrás de otros países en desempeño educativo en prácticamente todos los niveles [...] No hay duda de que los estándares han caído. Un menor número de estudiantes termina la facultad, y de los que la terminan, un grupo muy pequeño tiene conocimientos suficientes para hacer una especialización en ciencias o ingeniería".

Eso tuvo lugar en una época, dice Roussanov, en que "la importancia de la educación aumentó", es decir, el trabajador con poca formación tiene menos oportunidad de conseguir empleos bien pagados. "Es evidente la percepción de que el sistema de enseñanza, en particular el sistema de enseñanza primaria, se ha deteriorado con el paso del tiempo". Los últimos años, añade Herring, la crisis financiera y sus consecuencias contribuyeron al declive de la movilidad económica. No hay sólo millones de personas desempleadas, o ganando menos de lo que ganaban antes de la crisis, sino también hay muchas que se encuentran en un verdadero callejón sin salida porque no consiguen vender sus casas.

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"Una de las razones por la que las recesiones americanas han sido más superficiales y cortas que en la mayor parte de los otros países se debe al hecho de que los trabajadores americanos siempre han demostrado una disposición notable para trasladarse a lugares donde hay trabajo cuando se quedan sin empleo", dice Herring. "Como el mercado inmobiliario está deprimido, muchos trabajadores que, en otras circunstancias, estarían dispuestos a desplazarse a áreas con mejores oportunidades de trabajo están atados a sus casas que no consiguen vender. Es probable que esa situación mejore con el tiempo, pero ya está tardando mucho".

Como la desigualdad está creciendo en EE.UU., la movilidad económica caerá en el futuro, dijo Krueger en su charla. "En otras palabras, la continuidad de las ventajas y desventajas de la renta pasada de padres a hijos debería aumentar cerca de un cuarto en la próxima generación como consecuencia del aumento de la desigualdad experimentada por EE.UU. en los últimos 25 años", dijo. "Es difícil mirar a esas cifras y no sentirse preocupado por el hecho de que el aumento de la desigualdad está poniendo en riesgo nuestra tradición de oportunidad. La suerte de los padres parece un dato cada vez más importante en la sociedad americana".

¿Un fundamento que se desmorona? Para muchos americanos, la movilidad ascendente es un valor fundamental, el fundamento del Sueño Americano. Pero la desigualdad de la renta y la disminución de la movilidad son dos cuestiones que relacionadas también tienen implicaciones económicas.

El Pew Charitable Trusts constató que un número cada vez mayor de americanos se muestran pesimistas respecto al futuro, y dudan de que la próxima generación sea tan próspera como la anterior. Según la entidad, "en marzo de 2007, un estudio del Pew Research Center mostró que 73% de los entrevistados -un aumento del 8% desde 2002- coincidían con la afirmación 'Hoy sin duda alguna es verdad que los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres'".

Si las personas creyeran que no pueden progresar, ¿cómo afectará eso a su dedicación en el trabajo o su búsqueda de otras formas de enriquecimiento como, por ejemplo, cursos de especialización o un curso superior? Las personas atrapadas en los escalones inferiores de la pirámide son talentos que se pierden: innovadores, investigadores, emprendedores, educadores, artistas y líderes políticos y empresariales que no recibieron atención. Algunos investigadores dijeron que la creciente desigualdad y la caída en la movilidad han llevado al consumidor a pedir más préstamos para mantener los niveles deseados de consumo, lo que contribuye a que tengan lugar sucesos como la burbuja inmobiliaria. Otros dicen que la demanda del consumidor, que es crítica para el crecimiento económico, se ve más perjudicada cuando hay menos gente en la clase media y hay más personas pobres.

Krueger recurrió a un cálculo simplificado para mostrar que de 1979 a 2007, 1% de las personas de renta más elevada tuvieron un aumento de renta del 13,5%, o cerca de US$ 1,1 billones en 2007. Como los ricos ahorran cerca de la mitad de los incrementos de rentas, frente a 10% del resto de la población, esa renta desviada redujo el consumo anual en US$ 440.000 millones. Aunque admita que esa cifra pueda ser cuestionada, Krueger concluyó diciendo que "los cálculos dejan claro que la economía estaría en mejor situación, y la demanda agregada sería más robusta, si el tamaño de la clase media no hubiera disminuido como consecuencia del aumento de la desigualdad".

Las soluciones para la desigualdad y la inmovilidad crecientes son políticamente controvertidas. Los conservadores tienden a argumentar que los recortes en los impuestos y el menor volumen de regulación contribuirán a acelerar el crecimiento económico beneficiando a los pobres y también la clase media y los ricos. Los liberales resaltan que los recortes de impuestos de Bush no produjeron ese efecto, y que la economía creció más deprisa, y la desigualdad económica fue menor cuando los impuestos eran más elevados en los años 90. Los europeos suelen decir que su red de seguridad social proporciona educación, salud y otros beneficios que ayudan a las personas a mejorar de vida aunque sus padres estén en el nivel más bajo de la escala económica.

Herring y Roussanov observan que EEUU ha redoblado su compromiso con la educación. "Una fuerza laboral menos preparada será sin duda menos móvil porque no tendrá flexibilidad para adaptarse a las condiciones económicas en proceso de cambio", dice Herring. "El declive de la movilidad de la fuerza de trabajo lleva al declive de la movilidad social y a una sociedad en que pocos de nosotros querrían vivir".

Sea como sea, la idea de que EEUU es la tierra de las oportunidades dotada de una movilidad excepcional continúa vigente en Estados Unidos y en el resto del mundo", añade Herring. "Es muy importante, para motivar a las personas, que ellas se esfuercen en sacar lo mejor de sí mismas, pero tal actitud no puede durar mucho si no hay evidencias sólidas de que vale la pena. Eso dependerá de arreglar el sistema de enseñanza, pero nadie parece dispuesto a hacerlo".

Roussanov añade: "No queremos que las personas se queden atrapadas en la pobreza simplemente porque tuvieron la mala suerte de nacer pobres".

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