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Ponga en marcha una gran idea de negocio con estos pasos
Sábado, Enero 2, 2016 - 11:33

Las ideas nacen de escuchar las necesidades de los clientes y de su perspectiva sobre nuevos conceptos.

Eleconomista.com.mx. A menudo me encuentro con fundadores de empresas cuyas mentes están desbordantes de ideas brillantes para nuevos productos o servicios. Parecen desarrollar nuevos conceptos fantásticos cada día, todo el tiempo están “vigilantes”, con “las antenas puestas” preguntando, percibiendo y buscando (y a menudo encontrando) la próxima “gran cosa”.

Por otro lado, escucho a “aspirantes a empresarios”, jóvenes inteligentes que no pueden inventar una sola idea viable. Son almas luminosas y serias, pero por alguna razón, las ideas imaginativas se les escapan. ¿En qué momento de su educación les frenaron su imaginación y creatividad?

Estos jóvenes me preguntan si hay un método para generar una gran idea. Permítanme compartir el que considero es el proceso de creación de una idea de clase mundial:

1. ¿De dónde vienen las grandes ideas?

Las respuestas más comunes que la ciencia ha encontrado son: caminando, corriendo, viajando (aviones, aeropuertos, trenes, autobuses); antes de caer dormido o al despertarse; en conversaciones con amigos, leyendo, escuchando música, tomando una copa de vino; pero sobre todo, en la regadera, duchándose.

Es decir, las grandes ideas vienen cuando no estás tratando de pensar en ellas. No puedes hacer que sucedan, sino organizarte a ti y a tu entorno para estar listo cuando eso pase. Ideas notables de nuevos productos/servicios están en todas partes y hay un suministro ilimitado de conceptos que esperan para ser lanzados, mercadeados y comercializados. Están ahí para aquéllos que las buscan.

La pasión por un tema puede ser la génesis de una idea convincente. Un nuevo producto puede ser consecuencia de un emprendedor que ve una oportunidad de transferir, intercambiar, incorporar, mover, un concepto existente a un contexto totalmente nuevo. O de mezclar dos disciplinas dispares en un campo de actividad completamente nuevo (la biomedicina, o ingeniería biomédica, por ejemplo).

2. Las ideas vienen de un conocimiento

Se desarrollan a partir de hechos conocidos; no de la nada. Empresarios–constructores de negocios que generan ideas audaces poseen un alto nivel de conocimientos adquiridos por el estudio, la enseñanza y la experiencia. Nada viene gratis.

Las ideas nacen de escuchar las necesidades de los clientes y de su perspectiva sobre nuevos conceptos; nacen a partir de datos recogidos de productos fabricados y vendidos; de identificar y resolver los problemas que tienes; de identificar y resolver los problemas que otros tienen.

Pero ojo: si no documentas tus ideas inmediatamente puedes perderlas para siempre. No confíes en tu memoria. Ten siempre a la mano un sistema para anotar y documentar ideas en el segundo que las tienes.

3. Atando Cabos

En mi opinión, la genialidad de la generación de ideas es una “epifanía” que resulta de la capacidad de una persona para conectar mentalmente dos o más hechos diferentes, pero relacionados. Cuando se unen, crean una visión clara de algo nuevo que esta persona nunca ha visto, desarrollado o comercializado antes.

Por ejemplo, Daniel Swarovski (1862 - 1956) inventó, desarrolló y patentó una máquina de molienda de cristal, que corta el vidrio con mayor precisión que cortado a mano, lo que le permitió llevar a cabo su visión: “un diamante para cada persona”. Su idea surgió cuando unió varios hechos: su máquina de esmerilado y pulido, Tyrolit; el aprovechamiento de la energía hidroeléctrica para la molienda de alto consumo energético; cuando pudo producir su propio cristal con la calidad deseada, y cuando el cine llevó a otro nivel la exposición de joyas.

4. Pruebe la Idea

Sigue el método científico. Es decir, observa una situación; tal vez un problema o una oportunidad; pregúntate qué está pasando y por qué, con el fin de obtener información y una predicción reflexiva que pudiera explicar el asunto. Experimenta para probar la predicción, recopila, analiza e interpreta datos. El proceso concluye con una solución probada y viable.

Como vimos, las grandes ideas no son necesariamente el resultado de grandes “pensadores” o de la búsqueda de visiones inducidas por drogas en el desierto. A menudo son los momentos inesperados de inspiración que ayudan a mantener las empresas creadas y anotadas en una servilleta.

La diferencia entre una buena idea y una mala es que las primeras vienen a lo largo del tiempo y ayudan a resolver problemas de menor importancia, mientras que las grandes ideas aparecen menos y requieren más ejecución.
 En conclusión, el gran desafío de generar grandes ideas es liberarse de los pensamientos convencionales, mundanos, que ocupan la mayor parte del su tiempo y de su cerebro.

*El autor es director adjunto Incubadora de Negocios Anáhuac
[email protected]
Imágenes | Flickr

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