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Por qué el modelo de prácticas laborales en Chile es poco eficaz
Martes, Noviembre 17, 2015 - 09:49

Las prácticas son la mejor herramienta para completar la formación del estudiante, sobre todo si se realizan en una empresa que valore su aporte.

En esta época del año la mayoría de los estudiantes de educación superior comienzan a buscar prácticas para el  verano, como una manera de potenciar su aprendizaje y tener una dosis de realidad de lo que significa trabajar en el rubro escogido. Sin embargo, el modelo de prácticas en Chile no es el más eficiente ni permite mayor conexión con la empresa.

Esteban Iturra senior Consultant de Page Personel señala que “el modelo chileno es muy poco eficaz, pensando que en promedio las prácticas laborales duran alrededor de tres meses, incluso existen prácticas de dos meses. El periodo es muy corto para que los estudiantes generen un lazo fuerte de compromiso y responsabilidad con la labor encomendada. Y seamos honestos, su mente se encuentra más focalizada en lo que harán cuando terminen la práctica más que en la práctica misma”. A diferencia de países como Alemania que tienen sistema de Pasantías, donde existe un trabajo colaborativo entre las universidades, el empleador y el estudiante, entendiendo que parte de la economía nacional depende del futuro candidato o en Argentina, donde el modelo permite una experiencia de alrededor  de seis meses.

Las prácticas son sin duda la mejor herramienta para completar la formación del estudiante, sobre todo si se realizan en una empresa que valore el aporte que puedan realizar éstos, y el mismo alumno aprecie lo que le puede entregar esta experiencia en su desarrollo profesional, como en los modelos extranjeros. Sólo de esta forma se puede hablar de prácticas exitosas, pero solo basta con la ausencia de uno de estos factores para que la práctica deje de ser la mejor opción.

“Desde Page Personel creemos que un modelo eficiente es que las prácticas laborales tuviesen una duración mínima entre ocho a doce meses, logrando que las empresas tomen mayor valor sobre el potencial que les pueden ofrecer los estudiantes en práctica”, asevera Iturra. Falta que los practicantes experimenten los procesos reales de las empresas, y estos lapsos se pueden empezar a ver en el transcurso de un año, cuando el ciclo de una compañía está completo. Que los estudiantes se lleven algo más que una sola o un par de tareas encomendadas. La idea es que ganen una experiencia emocional, donde interactúen con el compromiso, la responsabilidad, la persistencia, perseverancia y lidiar con distintos tipos de liderazgos. “En dos o tres meses el estudiante no logra entender el negocio, su estructura interna, áreas y labores que puede desarrollarse en el rubro, lo que produce un degaste  de tiempo y energía tanto para el practicante como para el empleador que debe repetir el mismo ciclo al menos cuatro veces al año” agrega el ejecutivo.

Por este motivo, es necesario que las universidades comprendan el gran aporte que entrega una práctica laboral para sus estudiantes y estar dispuestos a flexibilizar en sus horarios para que los estudiantes encuentren el espacio para desarrollar su práctica como corresponde. Y no la cataloguen como una actividad que se debe realizar en verano para sus estudiantes. Y que las empresas también entiendan que el practicante, no es el capital humano de bajo costo en épocas de boom, sino que es el potencial creativo o la oportunidad de frescura en una organización.

Desde Page Personnel, la recomendación es que se realicen al menos dos prácticas, donde la última debe tener bastante nivel de importancia sobre las anteriores. Ideal que al menos una, sea al finalizar los estudios para  poder generar continuidad laboral. Iturra agrega además que “lo importante no es lugar o empresa donde se realizó la práctica, sino más bien qué se hizo en ella. Lamentablemente, con el modelo chileno, el  dónde se hizo toma relevancia cuando la evaluación nos indica que las prácticas en nuestro país son ineficientes”.

Foto: Pixabay

Autores

AméricaEconomía.com