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Por qué la diversidad de género estimula la innovación
Viernes, Diciembre 11, 2015 - 13:20

A continuación, las experiencia de cuatro mujeres que se han abierto paso en entornos de negocios.

“La diversidad, equilibrio e inclusión de género es buena para el negocio, así de sencillo”. Con estas palabras la profesora del IESE, Nuria Chinchilla, abrió la mesa redonda “Rompiendo el techo de cristal – El empoderamiento de las directivas”, celebrada recientemente en Hong Kong.

El evento organizado por IESE y con la colaboración de la Cámara General de Comercio de Hong Kong y la Generalitat de Cataluña, trató los temas de la conciliación familiar y profesional como el acceso de la mujer a puestos de liderazgo han ganado protagonismo político y corporativo en Asia.

De acuerdo al portal de noticias del IESE, Chincilla dijo: “Necesitamos mujeres en las empresas”. Y agregó, además, que “somos muy diferentes de los hombres y nuestras cualidades, complementarias a las suyas. Las empresas no se pueden permitir ignorar este hecho. La diversidad de género y de puntos de vista culturales distintos estimula la innovación”.

Un techo de cristal y otro de cemento

“Las mujeres tenemos dos techos por romper: uno de cristal y otro de cemento”, apuntó Chinchilla y agregó que “el de cristal es un obstáculo para el progreso que tiene su origen en las estructuras dirigidas por hombres. Aunque se trata de un sesgo inconsciente, los hombres suelen contratar a otros hombres”. Y esto puede obstaculizar la carrera profesional de la mujer. Después de todo, como advirtió, esa mentalidad no solo influye en la contratación, sino también en los procesos de formación, evaluación, promoción interna y retribución.

El de cemento es un techo muy distinto, más denso y difícil de romper. Es autoimpuesto y se caracteriza por rasgos como “el miedo al fracaso, la baja autoestima, el perfeccionismo o el escaso desarrollo de las habilidades de networking y negociación”, aseguró Chinchilla.

Aun así, a escala mundial y en todas las disciplinas, el 60% de los estudiantes universitarios son mujeres. Asimismo, solo el 20% de las mujeres prefieren no trabajar y quedarse en casa. Y si se trata de escoger entre una carrera profesional y una vida doméstica el 20% elegirían la primera, aunque la mayoría, es decir, el 60%, quieren tener ambas.

“El índice de Responsabilidad Familiar Corporativa del IESE ayuda a la promoción de la mujer en la empresa”, constató Chinchilla. “Las compañías del índice se comprometen a impulsar el liderazgo flexible y promover la cultura y políticas de conciliación, algo que, a su vez, facilita la conciliación entre la vida laboral, familiar y personal. Este modelo más humano les permite ser más productivas, competitivas, responsables, inclusivas y sostenibles”.

Junto a Chinchilla, cuatro directivas que trabajan en Asia compartieron su inspiradora historia. Explicaron cómo han derribado barreras y roto todos los techos sin menoscabo de su vida personal.

Cuatro mujeres a las que seguir la pista

“A los diez años era una inmigrante”, recordó Cindy Cheng, directora general de SOS en Hong Kong y Macao y vicepresidenta del Women Executives Club de la Cámara General de Comercio de Hong Kong. “Tenía problemas con el idioma, así que me autoimpuse una barrera y me volqué en las matemáticas. Acabé estudiando informática y trabajando como programadora, pero nunca me sentí lo suficientemente satisfecha”. La perspectiva de ser dirigida por un incompetente fue el acicate que le llevó a romper por fin el techo de cemento de su baja autoestima.

Con todo, en lugar de asumir cargos de mayor responsabilidad en el extranjero para ascender en el escalafón, Cheng optó por quedarse en Hong Kong con su marido. “Tal vez entorpeciera así mi carrera, pero la familia es lo primero para mí”.

Por su parte, Inma Díaz, directora gerente en Morgan Stanley y antigua alumna del IESE, confió: “Mi madre era mi mayor valedora. Tuve la suerte de nacer en una familia de mujeres resueltas”. También su marido le dio el apoyo psicológico que necesitaba para triunfar y “llegar a donde he llegado”.

Tras graduarse, Díaz afrontó la barrera del inglés solicitando empleo en bancos de inversión. Y así, trabajando muy duro, llegó a lo más alto. Pero no fue el único techo que tuvo que romper. Era mujer y madre de cuatro hijos en un entorno realmente difícil. “Hubo quien me acusó de haber ascendido por el simple hecho de ser mujer, incluso de ser una mala madre”. Por suerte, la cultura de su empresa era “la correcta”.

“Una vez me dijeron que la suerte es buscar oportunidades, perseverar y esforzarse cada vez más”, contó Mari Kuchinishi, responsable de supervisión de riesgos operacionales y control permanente en BNP Paribas para Japón y la región Asia-Pacífico.

La barrera personal de Kichinishi era criar a sus dos hijos, uno de ellos con problemas de salud, sin el apoyo de cuidadores o parientes mientras trabajaba a jornada complete en JP Morgan. “Siempre tengo un plan B y me armo de razones para justificar cualquier decisión que tomo”.

Emily Nason, directora asociada de la Universidad de Ciencias y Tecnología de Hong Kong (HKUST), procede de una “familia tradicional, en la que si estudiar un doctorado era algo inaudito, no digamos en el caso de que lo hiciera una mujer”.

También fue objeto de críticas cuando empezó a trabajar, igual que su marido, en el mundo académico. “El revuelo fue aún mayor. La gente decía que mi éxito se debía a mi marido”, afirma.

Madre de tres hijos, Nason estuvo muchas veces a punto de tirar la toalla, pero su marido y sus mentores la animaron a no hacerlo. “Elegí el ámbito educativo porque los profesores son mentores y pueden cambiar tu vida y el mundo”, explicó. “He tenido jefes malos, tanto hombres, como mujeres, pero esa dificultad me ayudó a pensar en lo que quería alcanzar y por qué debía continuar. Y concluyó con un consejo: “Hay que seguir adelante a pesar de la burocracia y los jefes nefastos porque al final se les aparta”.

El empoderamiento de la mujer en Asia

Durante su viaje, Chinchilla también debatió con mujeres en la alta dirección en Hong Kong y Japón sobre conciliación y empoderamiento de la mujer en Asia.

Así, en Hong Kong, Chinchilla participó en un encuentro con un grupo de directivas pertenecientes al Women Executive Club de la Cámara General de Comercio de Hong Kong. La conferencia, “Dueños de nuestro destino”, en referencia al libro homónimo de la profesora del IESE, puso el foco en cómo lograr la conciliación familiar y profesional.

“Mejorar nuestra realidad, avanzar hacia un equilibrio armonioso entre lo que damos a la sociedad y lo que recibimos de ella, es cuestión de voluntad”, aseguró Chinchilla.

“Diversidad e inclusión” fue el tema central de la sesión de trabajo de la profesora con sesenta directivas de HSBC, una de las entidades financieras más grandes del mundo.

Por último, en Tokio, Chinchilla se reunió con los directores de diversidad e inclusión de Lixil y Nissan, compañías que promueven activamente dichas áreas. Asimismo, habló con antiguos alumnos del IESE sobre la responsabilidad familiar corporativa y su importancia para fomentar el liderazgo de la mujer y el crecimiento sostenible.

Foto: Photorack.net

Autores

AméricaEconomía.com