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¿Por qué son tan importantes los abrazos?
Lunes, Septiembre 7, 2015 - 09:48

Miedos, inteligencia y afecto se ven influidos cuando las expresiones físicas del afecto no pueden ser bien expresadas.

Un bebé no sólo puede vivir de comida y salud física, necesita el amor del otro para poder desarrollarse física y psicológicamente. Diversos estudios comprueban que los bebés pueden sobrevivir al medioambiente no sólo por el alimento recibido y por los cuidados de salud, sino que también -o sobre todo- por el afecto que reciben.

Ese afecto tiene entre sus variadas expresiones un abrazo, un apretón de manos o un beso. O todo ello junto. Los expertos subrayan que la expresión física del abrazo es una manera de demostrar que se está ahí para los otros, mientras también uno conecta consigo mismo.

Hay personas que manifiestan dificultades al contacto físico, desde una caricia suave y ligera a un abrazo intenso y prolongado: son aquellas que se quedan rígidas cuando alguien les toca o que no saben devolverlo.

Hay estudios que demuestran que un abrazo, una caricia o un ligero apretón de manos hace que se libere la hormona oxitocina que tiene que ver con la capacidad de empatizar con el otro, de establecer un vínculo emocional.

Recibir un abrazo ayuda a disminuir notablemente los efectos del estrés, bajar la intensidad del dolor, la ansiedad, la depresión.

Abrazar libera endorfinas del cerebro y tiene intensos poderes curativos. Abrazar es considerado una terapia generadora de bienestar que puede reducir la presión arterial, los dolores mestruales, el dolor de cabeza, alivia la ansiedad, merma el estrés y la depresión, calma los nervios, aleja la soledad, cura el insomnio, derrota el miedo, comunica sentimientos, fortalece la autoestima, estimula los sentidos, potencia la resiliencia, desbloquea física y emocionalmente, devuelve la alegría, aquieta el alma y se ha comprobado que hasta retarda el envejecimiento y ayuda a dominar el apetito.

Un abrazo también liberar hormonas llamadas serotonina y dopamina que actúan como sedantes, produciendo una profunda sensación de bienestar, tranquilidad y calma no solamente en el momento de abrazar o de ser abrazado, ya que sus efectos se prolongan mucho tiempo después.

Aunque hasta hoy los estudios científicos han descubierto que las caricias y los abrazos aportan mejores efectos en la mujer, el beneficio -en rigor- es latente en todos.

En el libro “La terapia del abrazo”, de la psicóloga estadounidense Kathleen Keating, se explica que los abrazos ayudan no sólo a sentir bien, sino que favorece el buen desarrollo de la inteligencia en los niños, a superar los miedos y es un factor anti-envejecimiento.

Además la experta asevera que "el contacto físico no es sólo algo agradable, sino también necesario para nuestro bienestar psicológico, emocional y corporal, y acrecienta la alegría y la salud del individuo y de la sociedad".

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