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Profesor de Wharton: "Sea feliz, pero evite demostrarlo en exceso"
Lunes, Marzo 6, 2017 - 10:29

Maurice Schweitzer, profesor de Operaciones, Información y Decisiones de Wharton, refiere sobre su reciente investigación.

La búsqueda de la felicidad es tan intrínseca a la psique estadounidense que la frase quedó registrada en la Declaración de Independencia de 1776. Pero una nueva investigación sugiere que al igual que el helado y el pastel de chocolate, demasiada felicidad puede ser perjudicial para nuestro bienestar. Maurice Schweitzer, profesor de Operaciones, Información y Decisiones de Wharton, descubrió que la gente inmensamente feliz transmite una imagen de inocencia y de falta de sofisticación, lo que los hace más vulnerables a los abusos. Schweitzer habló de forma reciente sobre su investigación y explicó por qué la gente extremadamente feliz tal vez debería sintonizar el programa de Knowledge@Wharton en el canal 111 de SiriusXM.

A continuación, una transcripción editada de la conversación.

- ¿Qué te llevó a investigar este tema?

Maurice Schweitzer: Tendemos a pensar que la felicidad es algo bueno. Hay un campo de psicología positiva que dice que debemos ser positivos, optimistas, debemos esforzarnos en encontrar la felicidad. La búsqueda de la felicidad está profundamente arraigada en nuestro pensamiento nacional. Sin embargo, a veces las personas que son muy felices son exactamente los tipos de personas que acaban siendo explotados por otros. Eso es lo que documentamos en nuestra investigación, donde analizamos a la gente que se siente muy feliz. Si parecen más felices que la felicidad básica —personas que son muy felices, siempre animadas, siempre optimistas— nos parecen ingenuas. Encontramos ese vínculo de forma consistente. Uno de los hallazgos más sólidos en nuestra investigación es que las personas perciben a los individuos muy felices como ingenuos, y en nuestros últimos estudios observamos que las personas son más propensas a explotar a esos individuos.

-Por desgracia, hay personas que se aprovechan de la situación. Cuando ven a otros con esas características de felicidad, ¿creen que es alguien de quien se pueden aprovechar?

Schweitzer: Es como si estuviéramos funcionando con este raciocinio inverso. Conocemos la expresión “la ignorancia es una bendición”. Creemos que las personas que se están protegiendo de toda esta información negativa que hay por el mundo son las personas que pueden ser verdadera y profundamente felices. Pero parece que invertimos el raciocinio de la expresión, cuando vemos personas que están muy felices asumimos que deben ser ignorantes. Asumimos que no están analizando en profundidad los titulares nacionales; no están observando profundamente el mundo que los rodea. Asumimos que si son felices, es porque no están pensando de forma meticulosa o examinando cosas que se encuentran a su alrededor.

-Ser feliz buena parte del tiempo no debe ser negativo, pero ¿las personas felices tienen que tener un poco de cinismo o angustia en su vida para equilibrar las cosas?

Schweitzer: Sí. Es casi como si estuviéramos buscando gente feliz. El patrón esperado es un poco de felicidad, pero cuando la gente está por encima de ese nivel, cuando lo están expresando en sus caras, la reacción que obtienen es totalmente diferente de una especie de felicidad común o de altos y bajos normales que tenemos durante el día. La gente muy feliz y que está en esta situación de forma constante es percibida como ingenua, como si no estuviera prestando atención.

-He visto cómo esa situación sucede conmigo a veces. No es que yo sea el tipo de persona que se siente feliz todo el tiempo, pero es casi una molestia para otras personas.

Schweitzer: Investigamos hasta qué punto la gente se sentía molesta, y esperábamos que la gente lo encontrara más molesto de lo que mostraron los resultados. Encontramos alguna evidencia mixta, pero la gente no odia de forma automática o axiomática a esa persona realmente feliz, aunque se trate de alguien que incomoda. Pero lo que encontramos de forma consistente fue que tenemos estas creencias de que alguien que está feliz no debe prestar mucha atención a las cosas. Y si vas a engañar a alguien o quieres un socio con el que sea fácil negociar o quieres alguien que puedas explotar, esa persona súper feliz será el objetivo. Esa es la persona que estás buscando explotar. Alguien cuyo consumo de información sea precario.

-¿Esta es una situación que recuerda al escenario “policía bueno, policía malo” de los interrogatorios?

Schweitzer: Lo que es interesante sobre el efecto de contraste es que podrías tener ese policía malo que hace que incluso la persona moderadamente feliz parezca muy feliz y muy racional. Por lo tanto, ese contraste podría ser una herramienta muy útil. La realidad es que los estudios que hicimos fueron principalmente en América del Norte con muestras muy pequeñas procedentes del extranjero. Por eso es importante ser cauteloso sobre cómo extendemos la aplicación de nuestra investigación, porque en Estados Unidos la gente es bastante feliz. Creo que si fuéramos al extranjero a Alemania o países del norte de Europa, podríamos encontrar resultados aún más extremos porque las personas que son muy felices podrían parecer particularmente ingenuas en esos contextos. Tal vez la felicidad a nivel americano parezca demasiado ingenua a los demás.

- Explique por qué estas también son personas que tienden a protegerse de información negativa. ¿Lo están haciendo porque quieren construir un muro alrededor de su mundo de felicidad?

Schweitzer: Ese fue el mecanismo que encontramos. Es decir, cuando ves a alguien que está muy feliz, asumes que no están prestando mucha atención a las cosas. No están saliendo al mundo y descubriendo información negativa alrededor de ellos; no están escuchando tu programa; no están leyendo el periódico. Asumimos que se están protegiendo de la información negativa. Como resultado de eso, suponemos que son ingenuos y sujetos a la explotación.

Lo interesante es que cuando mostramos a la gente personas realmente felices y les dijimos que en realidad salen y buscan informarse —son consumidores de las noticias y del mundo que los rodea— ese efecto de supuesta ingenuidad desaparece. Ellos creen que la persona muy feliz simplemente no está prestando mucha atención al mundo que los rodea. Pero si usted señala que, “sí, estoy muy feliz. También soy consciente de todo lo que está sucediendo a mi alrededor”, entonces el efecto desaparece.

-Algunos de estos datos tienen que ser interesantes desde una perspectiva empresarial. Probablemente pueden tener un impacto económico en el éxito de un negocio.

Schweitzer: En parte, pienso que hay personas que son muy optimistas, muy felices, que creen que la felicidad es algo que motiva e inspira y es atractivo. Algo de eso es cierto, pero como líderes necesitamos también ser muy conscientes del hecho de que cuando transmitimos una gran cantidad de felicidad, es posible que también necesitemos abordar las preocupaciones acerca del grado de conocimiento que tenemos acerca del mundo.

-Esto realmente debe afectar a los gerentes de una empresa o los que están escalando hasta puestos directivos.

Schweitzer: Creo que esto es así. Piense en los gerentes a medida que son ascendidos y evaluados, hasta qué punto tienen un buen conocimiento de las cosas o son ingenuos, y piense también en los empleados. A menudo recomendamos a la gente que sea feliz, que demuestren esta felicidad, [sin embargo, al hacerlo] podemos estar indicando algo sobre nuestra empresa o sobre nuestros empleados, esto es, que no son los más inteligentes o personas más sabias que hay por ahí si están siempre felices.

- ¿Significa algo acerca de nuestra cultura, tal y como es ahora? Hace una década no fue un momento feliz en Estados Unidos para un montón de gente debido a la recesión.

Schweitzer: Lo que yo diría es que siempre hay cosas en las noticias, incluso cuando nuestra economía va bien, que podrían desanimarnos. Sin embargo, los estadounidenses en su conjunto son relativamente optimistas. Como mencioné antes, esta idea de la búsqueda de la felicidad está profundamente arraigada en nuestro pensamiento. Los estadounidenses tienden a ser optimistas, animados y felices. Ese modelo básico es con lo que estamos comparando nuestros resultados, que la felicidad normal está bien y es lo que se espera. Cuando ves a alguien que no encaja en esa perspectiva, su apariencia es de desánimo y depresión.

- Tal vez no se dan cuenta, ¿pero la investigación que ha hecho indica que las personas felices están en una situación de desventaja actualmente?

Schweitzer: Absolutamente. Encontramos que las personas que transmiten este tipo de gran felicidad pueden estar muy motivadas, pueden estar muy contentas y pueden tener éxito, pero también son más propensas a ser víctimas de abusos. Las personas que están escaneando el ambiente verán a estas personas y, si tienen un conflicto de intereses, serán más propensos a explotar a esta persona muy feliz. Si buscan un socio para una renegociación al que puedan engañar, querrán a una persona muy feliz. Ellos ven a esta persona muy feliz como más ingenua, y en realidad reaccionan a esto y le dan a esa persona una información de peor calidad.

-¿La persona feliz [tiende a] darse cuenta del engaño al final, y hay más conflicto por eso?

Schweitzer: Esa es una gran pregunta. En nuestros estudios, realmente sólo miramos la primera etapa. Lo que no hemos hecho es mirar de forma muy sistemática cómo estas personas operan y reaccionan …. Lo que no hemos visto son estas consecuencias posteriores: ¿esto crea conflicto? ¿Esto termina humillando a la gente muy feliz cuando se dan cuenta? Ser muy feliz puede ser contraproducente en algunas ocasiones por eso ellas tienen que ser un poco menos felices.

-Parece como si las personas felices no fueran capaces de reconocer cuando este problema potencial les va a afectar.

Schweitzer: No esperábamos que este efecto fuera tan fuerte, y no tenemos ninguna evidencia de que la gente anticipara esto, que la gente comprendiese que hay un coste por ser muy feliz. La literatura más amplia no ha identificado muchas desventajas de ser muy feliz. En general, la felicidad es buena. De hecho, la felicidad es a menudo la meta, pero expresar niveles muy altos de felicidad puede tener algunos aspectos negativos. Y creo que es muy importante señalarlo.

-¿Su investigación se centró en las personas que se encuentran en un entorno corporativo considerablemente grande, en comparación con un entorno empresarial más pequeño, donde hay más relaciones familiares en la oficina?

Schweitzer: Ha sacado a relucir un punto realmente importante: Las suposiciones que hacemos sobre otras personas basadas en las emociones que están expresando son particularmente importantes en el caso de las personas que no conocemos bien. Las primeras impresiones que tenemos, o las personas con las cuales nos relacionamos casualmente en una organización, pueden ser relaciones importantes. Pero son muy diferentes de los lazos más íntimos, más profundos con la gente que vemos todo el tiempo. Ahí, las inferencias que vamos a hacer no estarán basadas en tantas señales superficiales sino más bien en lo que realmente conocemos a alguien. Usted ve a su hermano o padre y ellos están muy contentos, pero todavía puede recurrir a una enorme cantidad de experiencia para sacar conclusiones de lo que realmente piensas que están haciendo. Lo que encontramos es que una vez que conoces a alguien, eso sobrepasa las inferencias rápidas que se hacen en base a su apariencia.

- ¿Esta investigación podría tener un impacto sobre las ideas y las filosofías para la construcción de un equipo que muchos directores están buscando ahora mismo?

Schweitzer: Sí, hay grandes ventajas a partir del momento en que tienes equipos pequeños. Si puedes construir pequeños equipos, es probable que profundices en la confianza, vas a tener una mejor colaboración, y vas a ser inoculado contra algunas excentricidades, es decir, el tipo de inferencias rápidas que vamos a hacer sobre la base de cómo alguien está expresando sus sentimientos. Será preciso un sistema mucho más robusto para cuando los golpes lleguen y alguien sea ascendido y alguien no lo sea, cuando se tenga una distribución desigual de la carga de trabajo, lo que verá es que en los equipos más pequeños que tienen lazos profundos y confianza profunda, van a ser capaces de sobrellevar estas tormentas mejor que las personas que tienen lazos mucho más flojos y no se conocen tan bien.

- Las personas que son felices y de las que se aprovechan una o dos veces, terminarán siendo más adaptables. ¿Ve usted que algo de esa felicidad desaparezca a lo largo del tiempo?

Schweitzer: Ser feliz nos hace más fuertes. Es decir, en realidad podemos enfrentar algunos eventos adversos, malas noticias, malos resultados. Ser feliz es muy funcional. Lo que estoy sugiriendo es que el grado importa. Cierta felicidad es muy buena. La felicidad extrema tiene algunos inconvenientes por las formas en que la gente nos percibe. Otra idea clave en nuestro trabajo es que muchos estudiosos han sido relativamente insensibles a la magnitud de las diferentes emociones. Sabemos intuitivamente que el éxtasis es diferente de la felicidad. Pero no hemos analizado este aspecto como deberíamos. En nuestra investigación, hemos sido capaces de medir al detalle diferentes niveles de felicidad y encontramos que hay una relación curvilínea en ello.

Hay muchos casos en los que queremos rebajar la felicidad. Por ejemplo, al entregar malas noticias, o cuando en una negociación alguien le hace una oferta, usted no desea reaccionar con demasiada felicidad. Son casos en los que expresar menos felicidad puede ser beneficioso, y creo que vale la pena entender que algunos con alta inteligencia emocional serán más adaptables y enviarán las señales correctas, [mientras que] algunos de nosotros podríamos estar mostrando de forma demasiado evidente nuestros sentimientos. Los resultados que obtenemos y la forma en que somos tratados por otras personas pueden no ser tan buenos.

Foto: Pexels.com

Universia-Knowledge@Wharton

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