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¿Puede un niño aprender dos idiomas gracias a la música?
Lunes, Septiembre 25, 2017 - 09:30

En Alemania, los cursos bilingües español-alemán viven un auge y una autora ya ha publicado dos libros de canciones en ambos idiomas. Por medio del canto, los niños aprenden de forma lúdica y eficiente.

Niños cantando en español. Padres o madres alemanes, madres o padres de algún país de América Latina o de España. "Saltan los conejos / frente al espejo”, dicen los más grandes, mientras otros se dedican a saltar. En distintas ciudades de Alemania, los cursos de música y canto alemán-español viven un momento dorado. El interés por criar niños que crezcan con los idiomas de sus padres ha ido creciendo, y la oferta ha debido adecuarse a la fuerte demanda.

Una muestra de esa presión la da, por ejemplo, la creación del curso de Music Together en español en Great Day for Music de Bonn, una institución que se dedica a difundir las bondades del desarrollo musical desde la más temprana infancia. Gabriela Vílchez es la profesora, quien por intermedio de instrumentos y canciones didácticas estimula a los más chicos a aprender un idioma que, en el día a día de sus vidas en Alemania, solo oyen de tarde en tarde.

"La música nos permite expresarnos individualmente, pero también nos acerca a otros y nos integra. A través de ella no sólo aprendemos a conocernos mejor, sino también a respetarnos mutuamente y estos son requisitos para una buena convivencia en una sociedad”, dice Vílchez a DW. "Creo que la música ayuda a las familias bilingües germano-iberoamericanas a incentivar en los hijos el interés por aprender y hablar el idioma español de forma relajada, natural y lúdica”, complementa.

Fue precisamente en uno de esos cursos donde una madre le sugirió que cantaran "La tía Mónica”, una canción que aparece en el libro "Pin uno, pin dos, pin tres”, de la académica alemana Michaela Schwermann. "Me di cuenta de que en el mercado español no existía un libro que invitara a conocer y a jugar con la lengua española,  que la presentara de una manera casi irresistible. En suma, un libro en el que se tuvieran en cuenta detalles como explicaciones para padres y educadores y, por supuesto, una traducción que también rime y que mantenga el ritmo y el humor original”, dice Schwermann a DW.

"Pin uno, pin dos, pin tres”, publicado por la editorial SchuaHoer, cuenta con un cuidado trabajo de edición e incluye un CD con 28 pistas. Ya va en su segunda edición y se ha convertido en un texto de referencia para quienes buscan inculcar el bilingüismo en sus retoños. "Cuando nació mi hija quería trasmitirle la riqueza que significa vivir en dos idiomas y verla crecer bilingüe”, cuenta Schwermann, que vivió un año en Chile –donde trabajó en un jardín infantil tras el fin de la dictadura de Augusto Pinochet– y pasó también por México y España.

El material para cumplir ese deseo es aún escaso, pero con "Pin uno, pin dos, pin tres”, y también con el segundo libo de Schwermann, "Feliz Navidad”, parte de ese vacío queda cubierto. "Por lo que he podido observar de nuestros cursos de música, para muchos padres y madres hispanohablantes en Alemania es una lucha transmitir su idioma materno, ya que el día a día fluye predominantemente en alemán. Creo que la música puede ayudar a afianzar el bilingüismo y con ello lograr la transmisión de otros elementos culturales aparte del idioma, como son los valores y las tradiciones”, piensa Vílchez.

Otro curso de música y juegos en español lo ofrece la Katholische Familienbildungsstätte de Bonn, donde a través del método Pickler, que busca fomentar el respeto por la autonomía de los niños, se refuerza el contacto con costumbres, tradiciones y canciones latinoamericanas. En ese curso, "Pin uno, pin dos, pin tres” también juega un rol central. "Los niños tienen que tomar esto como algo positivo. La canción de cuna que quieren escuchar cada noche va formar parte de sus recuerdos de por vida. Las canciones son una base que, aparte del léxico, introduce muchas cosas más, son manifestaciones culturales. Lo más importante es que llegan al alma porque las disfrutan junto a sus seres queridos. La emoción da profundidad a todo lo que aprendemos”, pondera Schwermann.

La académica de la universidad Duisburg-Essen ve similitudes en las canciones de la tradición latinoamericana con la cultura alemana, excepto en lo relacionado con la Navidad. "En los villancicos en español María lava pañales, los pastores toman sopa y a José los ratones le comen los calzoncillos. Tanto los ritmos como las letras tienen muy poco que ver con el ambiente solemne que caracteriza las fiestas en Alemania. Yo creo que las letras divertidas y no tan ‘santas' son ideales para los niños”, analiza Schwermann, que ya tiene en mente nuevos desafíos relacionados con el bilingüismo.
"¿Un nuevo proyecto? Bueno, yo creo que el momento de acostar a los niños es uno muy apropiado para envolverlos cariñosamente con música, lengua e historias. Ya veremos…”, dice misteriosa.

Autores

Deutsche Welle/ Diego Zúñiga