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A qué se debe el éxito del viagra
Martes, Abril 24, 2018 - 08:00

A 20 años de su lanzamiento, la pastilla azul

La disfunción sexual masculina existe desde siempre, pero fue recién en la década de 1970 que comenzó a dejarse de lado lentamente el tabú y se dio paso a una nueva etapa de estudio y aceptación como enfermedad.

Roberto Puente, profesor de la Cátedra de Urología del Hospital de Clínicas, explicó a El Observador que recién a partir de la década siguiente se comenzó a conocer "más de la fisiología y de los trastornos de la erección del hombre". Hasta ese momento, la única solución posible era colocar una prótesis peneana que permitía alcanzar una erección artificial.

Luego, surgió con mucho éxito la inyección intravenosa, compuesta por sustancias vasoactivas. Esta opción continúa siendo efectiva hasta hoy en día, pero tiene su cuota de agresividad porque se inyecta directamente al pene.

La verdadera revolución se generó el 27 de marzo de 1998 con la aparición de una pastilla azul en Estados Unidos que lograría que 25 millones de hombres volvieran a tener relaciones sexuales o mejoraran su vida sexual, según se indica en la página oficial del medicamento. Este fármaco –conocido mundialmente como Viagra– fue aprobado por la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA). Este año se cumple el vigésimo aniversario.

De forma casi inmediata al lanzamiento, comenzó a comercializarse en Uruguay. Durante estas dos décadas, el laboratorio estadounidense Pfizer emitió más de 65 millones de recetas de Viagra por el mundo.

A su vez, su comercialización coincidió con el auge del uso de internet y de la pornografía en línea.

"Pasamos de no tener una medicación a tener una que es efectiva y probada. Si será efectiva que se está usando hace 20 años y goza de mucha salud. Es de los medicamentos más utilizados en la actualidad para disfunción sexual", afirmó Puente.

No es cuestión de edad

Viagra es solo un nombre comercial; sildenafil es el de la droga. Se comercializa con distintas denominaciones, pero lo correcto es llamarlo por la sustancia.

Gracias a sildenafil, el 70% de los hombres que orgánicamente no logran tener una erección pueden solucionar el problema. Incluso, en un joven sin enfermedades las probabilidades de efectividad son cercanas al 100%.

Aunque a más edad mayores son las posibilidades de sufrirla, la disfunción sexual puede llegar en cualquier momento. Puente explicó que no existe una regla fija. El 20% de los hombres del mundo la padecen.

En cuanto a la edad, si el individuo es un joven de 20 años tiene entre 1% y 10% de posibilidades de tener una disfunción, que no tiene por qué ser grave. En un hombre de 70 años o más la probabilidad aumenta al 50%.

Técnicamente, según sostuvo el sexólogo Santiago Cedrés, el funcionamiento sexual del hombre se produce de forma lineal: deseo-excitación-orgasmo. En ocasiones, este proceso se ve afectado por la falta de una erección. Es entonces cuando se requiere de la medicación para que los vasos sanguíneos se contraigan y se mantenga la sangre en el pene por la presión. Posteriormente, se pone rígido.

Sildenafil no es una medicación de erección, sino un favorecedor en el contexto adecuado. Esto no quiere decir que se dé automáticamente una erección, sino que contribuye a que la tenga en el momento de la actividad sexual.

Los motivos del problema pueden ser varios. Los casos más comunes corresponden a personas de mayor edad y se deben a un asunto plenamente orgánico. Puente indicó que a medida que pasan los años, los hombres comienzan a tener problemas de la esfera cardiovascular o una alteración de los vasos sanguíneos. "Así como afecta los vasos sanguíneos en todas partes del cuerpo, también puede afectar los de la parte orgánica sexual", acotó.

No obstante, en jóvenes no suelen ser disfunciones orgánicas, sino causadas por un asunto externo. Entran en juego muchos factores, pero la disfunción puede estar condicionada por aspectos psicológicos y emocionales. Asimismo, el trastorno puede ser provocado por efectos secundarios de ciertos medicamentos. En estos casos es igual de grave que cuando se da de forma orgánica.

También, es utilizado en el postoperatorio de cirugías de próstata que pueden causar una disfunción.

Rompiendo el mito

Muchos pacientes mantienen vivo el mito de que el consumo de Viagra trae daños secundarios. Sin embargo, Puente afirmó que es una droga "extremadamente segura", siempre y cuando "se utilice bajo los parámetros médicos correctos". Es decir, mientras se tome con precaución y conocimiento del estado físico de la persona. Es por ello que se recomienda hacerlo bajo supervisión médica para evitar que se convierta en una droga de "uso recreacional".

Muchas veces el error se manifiesta por parte del paciente. La fantasía sexual del varón, o de la pareja, en ocasiones deriva en un mal uso de la droga o en dosis inapropiadas que generan riesgos.

Dosis ideal y contraindicaciones

Sildenafil es una medicación vía oral compuesta por sal de citrato, que es un inhibidor de fosforilasa 5.
Los comprimidos se presentan en tres medidas: 25 mg, 50 mg y 100 mg, según indica la página de FDA.
El urólogo expresó que la dosis básica es de 50 mg. Es segura si está entre los 50 mg y los 200 mg.

Varía según la circunstancia de cada paciente. No causa inconvenientes tomarla con frecuencia, pero no se recomienda hacerlo todos los días. La droga podría acumularse en el organismo y convertirse en un problema. "No es ir a la farmacia y ver qué me dan para cumplir mejor de noche. Tiene que haber una indicación médica que lo avale", agregó.

En la práctica, la persona ingiere el comprimido y a la hora ya tiene efecto. Tiene un periodo de funcionamiento de entre cuatro y seis horas.

Aunque, como toda medicación, tiene contraindicaciones, en la práctica son pocos los problemas que causa. Puntualmente, está contraindicada para personas que toman vasodilatadores coronarios, que se utilizan para bajar la presión. Puente detalló que tomar esta medicación potencia la acción de la droga que en la base también es un hipotensor. Por tanto, si uno mezcla los dos comprimidos, existen posibilidades de despertar una hipotensión severa –baja de presión extrema–. Esto "puede llevar a un evento fatal". Es necesario tener mucho cuidado en estos casos.

A su vez, existen personas intolerantes a la droga, como pueden serlo a cualquier otra.

Por otro lado, detrás de las dificultades para tener una erección, también puede dejarse ver un problema médico mayor. Según Puente, recientemente se dio a conocer que la disfunción sexual puede ser un barómetro de enfermedades cardiovasculares. Esto quiere decir que si un hombre de 50 años sufre una disfunción orgánica, puede ser una señal de que tiene los vasos sanguíneos en mal estado. "Se manifiesta de esta forma, pero en el futuro puede ser el preámbulo de un infarto", indicó.

El individuo debe estar atento porque es una situación de alto riesgo, y estar en juego la vida. "Es un preámbulo de un problema vascular subliminar, lo que no es menor", apuntó.

¿Otras opciones?

En estos 20 años han aparecido distintas drogas de la misma familia, pero ninguna supera al sildenafil. Las investigaciones sobre el tema continúan, pero el uso del famoso Viagra ya demostró ser eficiente.

Las medicaciones con objetivos similares también son inhibidores de fosforilasa 5. Unos tienen más ventajas que otros, pero no hay mucha diferencia en la acción. Según Puente, algunos despiertan problemas a la hora de ingerir alimentos, que "podría desactivar o impedir el uso correcto de la droga.

Si no cumple el efecto, debe buscarse una segunda opción. Si "la persona está muy estropeada físicamente" es difícil que esta medicación lo ayude. En estos casos, como alternativa existe la inyección intravenosa y en las situaciones muy extremas se acude a una prótesis.

Miedo superado

A pesar de que el laboratorio Pfizer no pudo brindar datos de ventas por su reglamentación, el experto en urología insistió en que la venta se mantiene y que cada día consultan más hombres por una disfunción sexual. Hoy, lo asumen y consultan como más libertad. "Hacen el problema de la vida sexual más sano", dijo Puente.

El experto manifestó que fue realmente revolucionario el cambio que generó la aparición de la pastilla azul. "Antes había muy poco para ofrecer y las opciones que había eran menos efectivas y más agresivas". Hoy continúa siendo la opción más efectiva y la más recomendada por los especialistas.

¿Y qué pasa con las mujeres?

A diferencia del hombre, la mujer tiene un modelo de funcionamiento sexual circular. Esto significa que no sigue la línea de deseo-excitación-orgasmo, sino que su deseo se puede activar durante el acto sexual. Así como un hombre puede tener problemas de erección en determinado momento de su vida, la mujer puede perder el deseo.

Según explicó el sexólogo Santiago Cedrés a El Observador, 7 de cada 10 mujeres menopáusicas pierden el deseo sexual. Comienza a notarse una baja de estrógenos, la zona vaginal se seca, tiene menos dilatación y se predispone a infecciones.

Además de la menopausia como causa, existen otros factores que pueden provocar la pérdida de deseo incluso durante la juventud. Si la persona habitualmente toma psicofármacos es probable que se inhiba el deseo sexual, ya que "casi todos provocan deterioros y hacen estragos. Es el enemigo de la sexualidad", agregó Cedrés. Lo mismo puede suceder si consume corticoides o pastillas anticonceptivas por un largo periodo de tiempo.

También tienen una mayor probabilidad de sufrirlo quienes padecen ciertas condiciones médicas como anemia, insuficiencia renal o cardíaca. Otra causa de gran peso se relaciona con el estado psicoemocional del individuo. "La depresión siempre se cursa con una baja de deseo sexual", recordó.

Por otro lado, la situación que se esté transitando con la pareja puede derivar en un problema como este. El doctor contó que muchas mujeres consultan "por sentirse asexuadas".

Hace más de 10 años que se investiga para encontrar una solución al problema de pérdida de deseo, tratando de equiparar el descubrimiento del Viagra para hombres que se encontró en 1998.

En 2015, la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) aprobó la comercialización de flibanserina –con el nombre Addi– y mejor conocida como "el Viagra femenino". Cedrés explicó que el objetivo de esta invención es reactivar la libido de la mujer. Sin embargo, desde su lanzamiento fue muy discutido y los expertos entienden que no es la solución.

Esta droga –de ingesta diaria– pertenece a la familia de los antidepresivos y tiene efectos secundarios importantes. Según indicó a AFP Nachum Katlowitz, director del Servicio de Urología y Fertilidad del Hospital de la Universidad de Staten Island, puede causar náuseas, vómitos, pensamientos suicidas, entre otros. Además tiene un costo de cientos de dólares.

En Uruguay nunca se llegó a comercializar y cada vez lo utilizan menos mujeres en el mundo al no encontrar una respuesta a su problema y al sufrir los efectos secundarios.

Cedrés entiende que no existe un fármaco que le permita a la mujer aumentar el deseo sexual. "Se ha buscado mucho, pero la psicología femenina va por otros carriles, más de la esfera psicoemocional que de la esfera vascular", explicó. Es decir, no es un equivalente al Viagra de varón, son hormonas que actúan en la mujer.

"El medicamento se pensó que era mágico, pero después se vio que no", agregó.

¿Cómo solucionar la pérdida de deseo sexual? "Se necesita mucho más que una droga. Para activarse precisa de procesos cognitivos y procesos afectivos". La mujer es multifactorial, por lo que importa lo que ve, lo que siente y la comunicación que tiene en la intimidad.

Una vez que se descarten las causas por sustancias, fármacos o alguna condición médica, se entiende que es una disfunción primaria y es necesario recurrir a una terapia sexual y trabajar en conjunto con la pareja.

El experto suele recetar Talis, una medicación que provoca mayor lubricación y mejora la capacidad orgásmica. No es una solución total, pero sumado a una buena estimulación previa al acto sexual puede observarse un cambio. "Es mejorar eso, más que centrarse en los fármacos", sostuvo.

Autores

El Observador