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Reflexiones sobre el ascenso y la caída de Europa
Viernes, Mayo 7, 2010 - 10:52

Obama hace bien al no presentarse en la cumbre de España. Sólo hasta que la UE pueda hablar con una sola voz dinámica a sus socios globales, será un interlocutor confiable.

El 9 de mayo de 2010 se celebrará el 60 aniversario de la propuestaemitida por el estadista francés Robert Schuman para la creación de unaEuropa unida. Lo anterior representó un proyecto que afirmaba que eraindispensable mantener la paz en un continente que acabada desobrevivir a una carnicería de medio siglo de duración. Cerca de 90millones de personas habían murierto en Europa como consecuenciadirecta de la guerra. Desde esta perspectiva, no queda duda de que lallamada “Declaración Schuman” ha sido un éxito rotundo. Europa haprosperado y disfrutado de un tipo de paz prolongada que hace 60 añosparecía inimaginable.

Pero el cumpleaños número 60 nos llama a reflexionar acerca del pasado y del legado que dejaremos a las generaciones futuras.

El ascenso del poder europeo empezó en 1492 cuando Cristóbal Colónzarpó en una pequeña flota del Puerto de Palos de la Frontera, cerca deHuelva, Andalucía, España. El subsecuente “descubrimiento” de Américainauguró la Edad Imperial, debido a que las sucesivas potenciaseuropeas (Portugal, España, Holanda, Gran Bretaña y Francia) seembarcaron en sus respectivas odiseas colonizadoras por todo el mundo.Lo que hasta la fecha había sido una región atrasada del continenteEuroasiático, empezaba su inexorable ascenso.

Después de la Ilustración y las revoluciones Industrial y Francesa,y de la colonización de inmensas regiones del mundo, para 1900, Europaestaba en la cima de su poder mundial. Pero entonces ocurrió eldesastre. En décadas recientes, con la fundación de la Unión Europea,Europa ha buscado reafirmar su papel global.

Y que apropiado es que España, una vez más, sirva para iniciar unanueva era para Europa. Aunque hace 600 años el ascenso de Europa anivel mundial era evidente, los últimos eventos pueden marcar sudescenso global. La simetría va más lejos del hecho de que mientras elascenso de Europa comenzó con el descubrimiento de América, su caída seilustra con un desaire de América hacia Europa.

La negativa del presidente estadounidense Barack Obama deasistir a la Cumbre UE-EU en España, los días 24 y 25 de mayo, ha hechoque los líderes europeos tengan que aceptar el desaire con ciertaelegancia. Pero a los ojos de muchos no europeos, y de los que difierende los mismos, es simplemente el reconocer la realidad de estosturbulentos tiempos de cambio.

Irónicamente, en la medida en que la UE se ha expandido paraincorporar 27 miembros más, incluyendo algunos que en su momentopertenecieron al bloque soviético, ha empezado a quedar relegada a sólouna pequeña parte del mundo.

Ha habido algunos logros notables, especialmente el mercado único,la expansión de los miembros y la introducción del Euro. Pero son otrasfuerzas las que finalmente se muestran más decisivas.

La impotencia de Europa al enfrentar la desintegración y matanzas enla antigua Yugoslavia, en especial, la guerra en Bosnia, fue un ejemploclaro de su incapacidad para actuar en conjunto. Si en 1990, durante laguerra de los Balcanes, fue necesario llamar a los estadounidenses, unadécada después, mientras la administración de Bush conceptualizaba unainvasión imprudente a Irak, los norteamericanos tenían que serdetenidos. Sin embargo, las posturas divididas acerca de la invasión aIrak entre Gran Bretaña e Italia por un lado, y Francia y Alemania porel otro, eran una fuerte señal de la “Euro-confusión”.

Los líderes europeos tuvieron que aceptar el hecho de que la UEnunca podría rivalizar con el poderío y autoridad estadounidense. Con el fracaso de la Agenda de Lisboa(2000), con la cual la Unión Europea aspiraba a “convertirse en laeconomía más competitiva y dinámica del mundo, basada en elconocimiento, capaz de crecer económicamente de una manera sustentablecon más y mejores empleos y una mayor cohesión social”, muchos lídereseuropeos también se resignaron a que la UE podría perder mucho de supoder económico mundial.

El rápido ascenso de las economías emergentes de Asia es desafiante y probablemente, si los pronósticos se toman muy en serio, eclipsarán eventualmente el poder económico de Europa.

La crisis económica mundial sólo ha remarcado este cambio en labalanza de poder del Occidente hacia el Oriente. Mientras Europacontinúa luchando para rescatar su economía de la recesión, yenfrentando la situación en Grecia y posiblemente otros riesgos dedeuda soberana, las economías más importantes en Asia van creciendo confuerza, demostrando una adaptabilidad a los cambios y retos que la UEsimplemente carece de.

La crisis engendró una clara necesidad de un ajuste mayor en lagobernabilidad de la economía mundial. Pero las disputas provincialesintra europeas han evitado que la UE -a pesar de representar laeconomía más grande del mundo- pueda emerger como una sola fuerza conuna sola voz. De este modo, en las Cumbres del G20, no sólo losmiembros originales del G7 de la UE (Francia, Alemania, Italia y elReino Unido) insisten en estar presentes, sino que han aumentado sunúmero para incluir a la Comisión, a España y Holanda.

El comportamiento de los poderes europeos no refleja las intencioneseuropeas. En tanto, el mundo experimentaba la transformación másprofunda que se había visto en siglos, quizás, tan atrás como el"descubrimiento" de América en 1492, la UE estaba en proceso-inicialmente vía una constitución propuesta y después, rechazada através de un Tratado firmado en Lisboa- de enfrentar una enorme autocontemplación improductiva.

El muy hostigado Tratado de Lisboa entró en vigor el 1 de diciembrede 2009. La escala del capital político que se gastó al presionarlo sejustificó con el argumento de que a través de Lisboa, Europa podríafinalmente tener esa elusiva voz única con la cual hablar en elescenario mundial.

Pero desde las primeras semanas de haber iniciado el Tratado, unbalde de agua fría cayó sobre estas esperanzas con la apertura de laConferencia del Cambio Climático en Copenhague. La misión de preservary alejar al planeta de los peligros del calentamiento global se havuelto una cuestión integral de la percepción de Europa misma, y cómodesea ésta que la perciba el resto del mundo.

Copenhague fue un golpe mortal al prestigio europeo. No sólola UE no tuvo influencia en el resultado; ésta fue completamenteignorada. Europa se quedó fría y rechazada al alcanzarse un consensoentre los Estados Unidos y los países del bloque BASIC (Brasil,Sudáfrica, la India y China). Esto fue una silbatina que dejó aBruselas con los oídos reventados.

De esta forma, la UE a sus 60 años puede celebrar legítimamente elpasado, pero no puede escapar a los complejos retos que se vislumbranen el horizonte. En el presente, Europa parece dirigirse a un estado dedeclive. Esto es cierto con respecto a su autoridad, poder económico ydemografía: En el año 1900, los europeos representaban el 24% de lapoblación mundial, para el 2000 esta cifra se había reducido a la mitady se espera que se repita esta tendencia en 2050.

Pero el declive europeo no tiene porque ser total, podría ocurrircon un grado de dignidad y pudiera retener cierta influencia yliderazgo en las cuestiones globales. Pero necesita un rejuvenecimiento. Necesita una visión que comprometa a los europeos que cumplirán 60 años en 2070. Necesita el espíritu del descubrimiento e innovación de Cristóbal Colón.

Por lo pronto, Obama hace bien al no presentarse en la cumbre deEspaña. Sólo hasta que la UE pueda hablar con una sola voz dinámica asus socios globales, será un interlocutor confiable. Esperemos que labofetada de Obama en la cara de Europa sirva como una llamada paradespertar.