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Relaciones entre las escuelas españolas y latinoamericanas
Martes, Febrero 8, 2011 - 14:37

Por Enrico Ahrens Solera, director del International MBA y director de Relaciones Internacionales en la Fundesem Business School.

La representación gráfica preferida de un mercado suele ser el de la forma de tarta. Mientras esta tarta sigue igual los actores de mercado compiten por aumentar su parte a costa de la proporción de sus competidores. 

Si encima la tarta crece, mejor, significará normalmente que todos crecen, unos más y otros menos, pero hay para todos y todos vamos en la misma dirección. Si de repente, derivado de cambios en el entorno, la tarta se contrae, los actores se ponen nerviosos y tras cierta parálisis empiezan a buscar soluciones al nuevo panorama.

Ahora te puedes preguntar: ¿Qué tiene esto que ver con las Escuelas de Negocios? ¡Mucho!

En los tiempos de bonanza las Escuelas han adquirido unas estructuras, tanto en instalaciones con su derivados gastos fijos como de personal, que tras el cambio de entorno difícilmente se pueden mantener. Incluso, y más grave, algunas Escuelas han cambiado su modelo de negocio de tal forma que no pueden volver al anterior de la noche a la mañana

Es justo entonces cuando la solución obvia, la internacionalización, adquiere aceptación generalizada. Las Escuelas empiezan a mirar más allá de las bordes nacionales y se enfocan en otros mercados, los internacionales.

En el mundo existen alrededor de 12.000 Escuelas y ,por ejemplo, en España son aproximadamente 330, un número que no suena a poco. Sería equivocado pensar que en España todas las Escuelas compiten entre todas.

Las Escuelas de Negocios se pueden dividir en dos tipos: Las grandes y el resto. La zona de comercialización/captación de las grandes es nacional e internacional, sin embargo, en el caso del resto es en la mayoría de las veces regional.

Ahora si, incluso, las escuelas que pertenecen al grupo “del resto” por las circunstancias anteriores se internacionalizan. Si ya es difícil atraer a un estudiante desde el otro punto de tu país para que venga a estudiar contigo, más difícil aún será si el alumno viene de otro país. 

Aún así no queda otra. Por razones lingüísticos y afinidad cultural, cuando las Escuelas de Negocios españolas, al igual que muchas otras empresas, emprenden por primera vez el vuelo de la internacionalización suelen aterrizar en mercados Latinoamericanos.

Si obviamos el criterio de la calidad de formación recibida, que muchas veces los alumnos, en mi opinión equivocadamente, equiparan con Rankings, nos podemos preguntar: ¿qué argumentos pueden convencer a un alumno internacional de hacer las maletas y emprender una aventura hacia otro país para iniciar un período determinado y así regresar bien formado?

Considero que las razones son múltiples. Centrándome en lo más importante me quedaría en primer lugar con la experiencia internacional: Los estudiantes, que son los líderes del mañana, tienen que abrir la mente, ver otras culturas, ver otros sistemas, pasar por procesos de adaptación con el fin de actuar e interactuar de forma exitosa en entornos globalizados.

Otra razón es la inversión total de la estancia en el extranjero. Si, como en muchos casos, la inversión total del programa incluyendo los costos de manutención, salen más económicos que una maestría en el propio país, una decisión del estudiante a favor de la experiencia internacional es mucho más probable.

Teniendo en cuenta lo anterior y bajo la premisa de la misma calidad de docencia, el argumento de la mejor relación calidad-precio es consecuencia lógica.

Si a todo lo anterior le sumamos la posibilidad para el estudiante, como en muchos casos y Escuelas, de realizar unas pasantías en empresas, que para el estudiante cuenta como experiencia profesional internacional, considero que los argumentos son más que suficientes.

¿Entonces por qué el estudiante debe o suele también elegir España? Exactamente por las mismas razones por las cual las Escuelas y empresas eligen Latinoamérica como mercados prioritarios: afinidad cultural y lingüísticos.

Para el alumno la afinidad cultural le “garantiza” o le da cierta seguridad que, para muchos de ellos es la primera vez que cruzan sus propias fronteras, el shock cultural no sea muy fuerte y que la fase de adaptación sea rápida sin sorpresas traumáticas.

Conscientes del miedo muchas escuelas prestan y lo comunican a los alumnos internacionales con anterioridad unos servicios que van más allá de la pura formación: servicios de recogida de aeropuertos, de trámites legales y de gestiones de alojamiento. Al mismo tiempo hablar el mismo idioma refuerza lo mencionado, una adaptación más ligera y una mayor facilidad de envolverse en el nuevo entorno. Todo con el objetivo de que todos queden contentos: Los alumnos y …….las Escuelas.

Autores

Enrico Ahrens Solera