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Especial viajeros: Tras la tormenta
Viernes, Abril 25, 2014 - 11:01

Una racha de problemas de inseguridad, infraestructura y falta de cultura de servicios hace tambalear el turismo en Brasil y México. Las autoridades trabajan en ello.

Dentro del imaginario colectivo existen varios atributos a la hora de referirse a Brasil, las playas, el calor y el color tropical, la alegría de la gente y los paisajes exóticos de su extensa geografía, famosa en todo el mundo. Pero también está el problema de la inseguridad, la infraestructura y la escasa cultura de servicios. 

Esta realidad no sólo la vive Brasil, sino también México, países referentes en el turismo mundial. Según la Organización Mundial del Turismo, el año pasado arribaron a Brasil 5,2 millones de turistas. En el caso de México, la cifra llegó a los 23,4 millones de visitantes. 

En una actividad como el turismo, donde la experiencia y las expectativas de los viajeros son esenciales, la sola idea de riesgo o la posibilidad de que el turista no quiera regresar a un destino por una mala pasada, es un temor constante para la industria. “Lo que percibe la gente es que hay falta de competitividad. Falta mejorar la infraestructura y la hospitalidad, por ejemplo”, indica Antonio Almeida, asociado de Ernst & Young en Brasil. 

Para los expertos, ahora que Brasil será sede de la Copa del Mundo y de los Juegos Olímpicos el tema resulta más que relevante. “Estos eventos no son sólo un problema país, sino de región”, enfatiza Carlos Vogeler, director de la Organización Mundial del Turismo. Lo que pase en Brasil siempre será un precedente para el turismo latinoamericano.

¿Inseguridad? Faltando sólo dos meses para el Mundial, la “Cidade Maravilhosa” ha sido testigo desde el año pasado de las mayores manifestaciones callejeras de los últimos 20 años y una considerable ola de ataques orquestados por el narcotráfico. “Existe una sensación generalizada de inseguridad pública a nivel internacional y también al interior del país”, indica Elizabeth Wada, coordinadora del Máster en Hospitalidad de la Universidad Anhembi Morumbi en Brasil. 

Tal y como lo recalca Wada, “uno de los mayores retos que enfrenta Brasil actualmente está relacionado precisamente con esto: garantizar la seguridad de los miles de turistas que acudirán al Mundial”. 

Según datos del ministerio de Turismo de Brasil, se espera que para la Copa del Mundo el país reciba cerca de 600.000 turistas extranjeros. “Obviamente esto supondrá una mayor cautela para las cadenas hoteleras, porque vendrá mucha gente y el ánimo será volátil. Pero creo que estaremos preparados”, indica Trip Barret, vicepresidente de la cadena de hoteles y resorts Starwood. 

Lo cierto es que el gobierno de Brasil ya está tomando previsiones y se está montando un poderoso plan que involucrará a más de 100.000 profesionales de la seguridad y de la defensa civil. ¿Será suficiente? “No lo sabemos, tendremos que esperar 60 días más y luego hacer un análisis”, señala Elizabeth Wada, de la Universidad Anhembi Morumbi en Brasil. 

La percepción de inseguridad también se replica en México, aunque con algunas particularidades y partiendo de un posicionamiento mucho más sólido en el turismo mundial. “A pesar de los esfuerzos, el país siempre está en una constante lucha contra esta mala imagen que surge debido a los enfrentamientos entre los narcos”, indica Francisco Madrid, director de la Escuela de Turismo de la Universidad Anáhuac México Norte. 

De hecho, el propio presidente Enrique Peña Nieto, ha puesto énfasis en garantizar la seguridad pública para potenciar el turismo. ¿Cómo?, a través de la Política Nacional de Turismo, que busca posicionar a México en los primeros lugares de la industria de aquí a 2030. Pero esto recién está comenzando a despegar. 

“A pesar de las buenas nuevas en México y Brasil, todavía hay una deuda pendiente con el tema”, agrega Guillermo Abdel, director del Departamento de Competitividad del ITAM en México. La infraestructura y la profesionalización del turismo siguen en deuda.

Brasil, específicamente Rio, tiene otro problema que no se condice con la extraordinaria belleza de su geografía y que no tienen los destinos de playa mexicanos. Personal de hoteles, pero sobre todo de restaurantes y comercios. Es sorprendentemente parco e incluso desprolijo a la hora de atender. El problema es menos marcado en otras ciudades, por ejemplo, Bahia o Fortaleza, en el Norte, pero en Rio se percibe por contraste con sus atractivos como destino turístico.

Más inversión. Los esfuerzos gubernamentales no son pocos. Brasil invierte anualmente 3% de su PIB en infraestructura, sin superar el 4%, mientras que la demanda crece a un ritmo del 7% al 8% anual. La brecha es evidente y acumulativa.

Entendiendo esto, en 2013 el gobierno brasileño inició el Programa de Aceleración del Crecimiento, destinando US$294.000 millones para obras de infraestructura turística. “Los recursos se utilizaron principalmente en la construcción de centros de eventos y el despliegue de señalización turística en 34 ciudades históricas”, agrega Vinícius Lummertz, secretario nacional de Políticas de Turismo en Brasil. 

No obstante, el problema de Brasil es como el del resto de América Latina. “Muchos años de falta de inversión y de una acción coordinada e integrada no son fáciles de solucionar, al tiempo que la dinámica de la demanda pone exigencias crecientes a una oferta que reacciona retardadamente”, señala Ricardo Sánchez, de la División de Recursos Naturales e Infraestructura de la Cepal. 

En el caso de México, “las infraestructuras han mejorado a lo largo de estos años, pero todavía hay mucho por avanzar”, indica Carlos Vogeler, de la OMT. Si bien el gobierno ha impulsado desde 2013 obras con una inversión inicial de US$7.500 millones, todavía es un tema pendiente la interconectividad, sobre todo desde el cierre de la aerolínea Mexicana. “México es un país muy grande y este tipo de situaciones pone en aprietos al turismo”, agrega Vogeler. 

Finalmente, para Guillermo Abdel, académico del ITAM, “hay que entender que existen problemas de falta de cultura de servicios, infraestructura y seguridad, pero lo importante es que se están dando señales de que se está trabajando en mejorar ello”.

Autores

Tamara Muñoz