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Fútbol sobregirado
Viernes, Junio 1, 2012 - 17:57

Los clubes de fútbol peruanos viven su peor momento. Con los bolsillos vacíos y con millones en deudas, convertirse en sociedades anónimas sería el camino más viable para no desaparecer.

Andy Polo y Edison Flores tienen mucho en común. Tienen 17 años, juegan en el club de fútbol peruano Universitario de Deportes, y fueron estrellas indiscutibles del que ganó la Copa Libertadores Sub-20 en 2011. Además, podrían salvar a su club de una crisis sin precedentes en el fútbol profesional peruano. Polo ya tiene un precontrato con el Génova italiano que le depararía US$1,4 millón a su actual club, mientras que Flores está a punto de emigrar a Europa por una cifra similar. Ese dinero serviría para pagar los siete meses de sueldos correspondientes a 2011 que se debe a los jugadores y para sostener el presupuesto del campeonato de 2012.

Pero la denominada “U” no es el único equipo en crisis económica en la liga profesional peruana de fútbol. Las deudas se esparcieron y sólo la deuda tributaria de seis de los 16 clubes que actúan en la Primera División asciende a US$69,82 millones. Los más populares, la “U” y Alianza Lima, lideran la lista de deudores con US$54 millones y US$9 millones, respectivamente.

Además, según información de la Agremiación de Futbolistas del Perú, 10 clubes deben a sus jugadores aproximadamente US$ 4 millones por concepto de primas y sueldos de 2011. De esta cifra, US$ 1,58 millón corresponde a la “U”. Para empeorar la situación, esa deuda, y los desacuerdos entre los clubes y los futbolistas en la forma de pago, devino en una huelga de estos últimos. El resultado: el campeonato 2012 se inició con jugadores juveniles y hubo despido de jugadores profesionales.

Con deudas, una significativa reducción de la asistencia a los estadios,  pocos sponsors y el pago por derechos de transmisión congelado en dólares en los últimos cinco años, el panorama es sombrío.

 ¿Hay una salida? Michael DeBakey, directivo del Club Sporting Cristal, considera que la única vía de solución es que los clubes se conviertan en sociedades anónimas. “Los clubes profesionales, los actores más importantes del negocio, van camino directo al fracaso. Se ha llegado a esta situación porque no hay un sistema que obligue a los gestores de los clubes a rendir cuenta a sus asociados”, dice.

DeBakey justifica su afirmación señalando que los ingresos totales, en promedio, de todos los clubes, han caído entre 35% y 40% en los últimos cinco años: “Los derechos de televisión, el principal ingreso de un club, tienen un solo comprador: Movistar. Este comprador ha sido fuente de financiamiento de muchos clubes con problemas financieros, y hoy ya ha adquirido los derechos hasta 2017”. El directivo explica que si hubiera más compradores de los derechos de televisión, las tarifas serían mejores. Otro ingreso importante que también disminuyó es la asistencia a los estadios, por un espectáculo de bajo nivel y por el factor violencia. Las empresas tampoco quieren asociarse a los clubes por su mala imagen. “Hoy la “U” y Alianza, los principales clubes, no tienen un sponsor en el pecho de la camiseta”, dice DeBakey.

Por otro lado, la venta de jugadores no representa ingresos importantes. Son contadas las transferencias de jugadores peruanos al exterior. Caso diametralmente opuesto a lo que sucede en Argentina, donde clubes como el Boca Juniors tienen un déficit operativo de US$10 millones anuales, pero lo compensan con la venta de jugadores para no tener las cuentas en rojo.

Así, en los últimos cinco años, mientras los ingresos de los clubes  de fútbol peruano cayeron, sus egresos aumentaron en más de 50%, dice DeBakey, debido, entre otras razones, a que los jugadores cobran más -en promedio el doble que los chilenos y uruguayos- y el alquiler de los estadios se elevó.

Ante esta situación, DeBakey reconoce que un club como el Sporting Cristal se puede mantener sólo por buenos contratos de esponsoría y porque Backus, su principal accionista, inyecta el capital requerido.

Carlos Heeren, socio de Apoyo Consultoría, considera que se necesitan cambios estructurales. El consultor  considera que debe actuar el Estado emitiendo una norma que dé a los clubes de fútbol un tratamiento especial para acogerse a un programa concursal en el Indecopi, organismo público peruano que promueve normas para la competencia en el mercado del país. Con esto se podrían reestructurar sus deudas, permitiendo que, como en España o Chile, una sociedad anónima tome el control e inyecte capital. “Ningún dirigente pone su dinero de forma profesional. Los incentivos están distorsionados y así no se lograrán instituciones perdurables en el tiempo”, dice Heeren.

Por su parte, DeBakey precisa que no sólo se trata de fraccionar las deudas tributarias, porque las que exhibe un club como la “U” son impagables. Para el directivo se necesita cambiar la estructura de propiedad de los clubes, donde los acreedores puedan capitalizar sus acreencias, convirtiéndose en accionistas, y quien desee puede vender o mantener sus acciones.

El ejemplo chileno. En Chile se logró pasar a los dos clubes más populares, Colo Colo y la Universidad de Chile, desde la quiebra a manejos exitosos. Esto no sin antes un proceso:  por ejemplo, a Colo Colo se le ejecutaron las deudas, ingresó al Comité de Quiebras y una administración privada tomó el club.

“Como consecuencia de esa decisión, hoy en día el fútbol chileno tiene otro nivel. El equipo de la Universidad de Chile salió campeón de la Copa Sudamericana. Chile tiene un equipo que el año pasado fue al mundial y que es absolutamente competitivo”, dice Heeren, de Apoyo Consultoría. El proceso chileno se explica por la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas, promulgada en 2005, que permite a los clubes regirse bajo la ley de sociedades anónimas chilena.

“Es mejor generar un marco claro de protección y transferencia, adecuadamente regulado, para que los clubes terminen siendo administrados por privados con el capital necesario para hacer un buen trabajo”.

En la reactivación del negocio del fútbol chileno incidió Harold Mayne-Nicholls, presidente de la Federación de Fútbol de Chile entre 2006 y 2010. Bajo su gestión se fomentó una alianza entre el gobierno y los clubes. “Acá lamentablemente el presidente de la FPF [Manuel Burga] no hace nada por arreglar la situación”, dice Franceso Manassero, presidente de la Agremiación de Futbolistas. “Mientras él siga, las cosas no cambiarán porque no le interesa que el fútbol peruano mejore”.

“Hoy, producto del buen momento por el que atraviesa el fútbol chileno, sus  jugadores emigran directamente a las grandes ligas europeas”, dice Álvaro Barco, gerente deportivo del Club Universidad San Martín de Porres (hoy en vías de liquidación).

Hoy se necesitan definiciones. Capacidad de reinventarse la  tienen clubes como el Real Madrid, F.C. Barcelona, Manchester United, Bayer Munich, Arsenal y Chelsea, que por cuarto año consecutivo ocupan las seis primeras posiciones en cuanto a ingresos a nivel mundial, según el estudio Football Money League, elaborado por Deloitte. Este estudio, que analiza la información financiera de los clubes de fútbol correspondiente a la temporada 2010/11, señala que los 20 clubes de fútbol con mayor facturación del mundo acumularon cerca de 4.400 millones de euros en ingresos, y experimentaron un incremento del 3% respecto al año pasado.

Se pone de relieve que “la masa social con la que cuenta este deporte, la capacidad para generar importantes audiencias televisivas y las nuevas vías de financiación procedente de socios corporativos fortalecen la resistencia de los principales clubes de fútbol a la crisis”.

Sinceramiento. Gustavo Barnechea, periodista deportivo y catedrático de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, opina que no basta con la forma societaria que adopte el club, porque si la gestión no es responsable y eficiente, no funcionará. “Algunos clubes están quebrados porque gastan más dinero del que ingresa. Un club como la “U” que no genera más de US$1 millón en taquilla ni más de US$1,5 millón en derechos de televisión, tiene una deuda de más de US$37 millones ante la Sunat. Es absurdo porque lo dejaron pasar y la deuda fue creciendo”, dice Barnechea.

En la misma línea va Miguel Salino, ex asesor de asuntos deportivos del Congreso, quien afirma que no sólo se trata de cambiar la personería jurídica, porque un club puede ser S.A. y ser un gran fracaso o éxito. Mas bien es un tema que depende de las personas que manejan el club. “Ni el Real Madrid ni el Barcelona son sociedades anónimas, en cambio, las marcas de ambos han tenido un impacto tremendo. Manejan bien la marca, la imagen del club, el merchandising. A diferencia de Perú, donde hay poca gente capacitada para liderar cambios”, dice Salino.

Raúl Rosales, catedrático de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, considera que –en el corto plazo– los clubes con mayor deuda deben transparentar sus ingresos, gastos, deudas y opciones de pago, y determinar si son sostenibles; y posteriormente declararse en bancarrota para repartir los activos. “Muchas veces empiezan el año sin saber cuáles son sus auspiciadores, lo cual es un problema. Es conveniente hacer convenios no de un año, sino de dos o tres años para asegurar ingresos”, expresa Rosales.

Francesco Manassero de la Agremiación de Futbolistas del Perú señala que se requiere sincerar los sueldos, pues los clubes de fútbol pagan sueldos irreales, que no podrán honrar con los ingresos que perciben. Para citar un ejemplo, el argentino Pablo Vitti (de la “U”) tenía un contrato mensual que bordeaba los US$40.000.

Por su parte, Enrique de la Rosa, gerente general de la Federación Peruana de Fútbol, apunta que urge trabajar el tema del merchandising, fuente importante de ingresos para clubes de otras latitudes. “En el Perú, los hinchas de Alianza o la “U” no tienen ni el llavero de su equipo”, dice La Rosa.

El salvavidas estatal. Algunos de los cambios propuestos podrían llegar rápido. A principios de marzo el gobierno peruano decidió intervenir en la crisis del fútbol mediante un decreto de urgencia que entrega beneficios especiales a los clubes profesionales con deudas, para evitar su quiebra. El decreto se sustenta en que la huelga de futbolistas “amenaza gravemente la actividad futbolística del país, lo que tiene impacto negativo en la economía vinculada a esta actividad y, por ende, con la economía nacional”. La norma estipula que la junta de acreedores de cada club, es decir, las instituciones a las que se les debe dinero, no podrán decidirse por la liquidación de los equipos. En cambio, la junta deberá aprobar un plan de reestructuración financiera. Luego, el organismo público Indecopi nombrará a un administrador temporal en cada caso, que deberá ser ratificado o reemplazado por la junta de acreedores. Entonces, este administrador, que sustituye a los actuales dirigentes, tiene 60 días para armar un plan de reestructuración del equipo en problemas. Según el decreto, el procedimiento concluye cuando la junta aprueba o desaprueba el plan de reflotamiento, con lo cual los acreedores perderían el control del club.

En el sistema normal, el proceso concursal no termina hasta que se paga el total de las deudas. En cambio, mientras dure este mecanismo, los clubes continuarán funcionando y se bloqueará la posibilidad de que, por ejemplo, la Sunat embargue los activos de estas instituciones.

Por lo visto, se viene un reordenamiento forzado de los clubes de fútbol peruanos. No obstante, el camino de números desde rojo hacia azul no será fácil debido a los montos adeudados. Mientras, en el caso de la“U”, el equipo más exitoso del fútbol peruano, los actuales dirigentes les prenden velas a todos los santos para poder vender a Andy Polo y Edison Flores a clubes europeos. Así pagarán parte de lo adeudado a los jugadores que se quedan en el país y que aún esperan su paga mensual de 2011.

Y evitarán seguir perdiendo puntos por deudas en el actual torneo. Porque en la cancha y en los números se ha demostrado que la estructura actual  del fútbol peruano sólo promueve el fracaso.

Autores

Redacción AméricaEconomía