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La guerra por los goles en la televisión
Viernes, Septiembre 17, 2010 - 16:38

Sudáfrica 2010 mostró que la televisión abierta y la televisión de pago están librando una batalla sin tregua por las audiencias del fútbol, aunque hayan tenido que acceder a alianzas incómodas. Para Brasil 2014 la pelea será aún más dura.

El mediocampista alemán Mesut Özil le gana la pelota al inglés Gareth Barry, ingresa al área y manda un centro rasante a Thomas Müller, quien define y a los 70 minutos anota el 4-1 definitivo de Alemania sobre Inglaterra. Muchos consideran que ese partido de octavos de final fue el mejor del Mundial de Sudáfrica. Pero a 9.000 kilómetros de distancia, en Chile, la mayoría de los amantes del fútbol no pudo ver el partido. Se tuvieron que conformar con ver el aplastante triunfo por internet o resignarse a esperar ocho horas para que la televisión abierta transmitiera el partido en diferido.

Ese sábado 26 de junio se desató una verdadera guerra de los televidentes contra el canal Televisión Nacional de Chile (TVN), que había adquirido los derechos de transmisión. Ya había molestia porque no se había mostrado la totalidad de los partidos de la primera fase, pero el hecho que este partidazo de los octavos de final no fue en vivo provocó la furia de muchos chilenos. Las redes sociales se llenaron de insultos contra el canal y la molestia fue tal que cerca de las 21 horas de ese sábado se intervino el sitio web de TVN Deportes y por algunos minutos se exhibió el mensaje: “Queremos todos los partidos del Mundial!!!”.

Ante las presiones de los usuarios, TVN se vio obligada a difundir un comunicado en vivo en el que explicaba que si bien había comprado los derechos de transmisión de Sudáfrica 2010, el alto costo que tuvo la operación –según informaciones de prensa dobló el precio del mundial anterior y alcanzó US$ 7 millones– los había obligado a revender los derechos al operador de televisión satelital DirecTV, que se quedó con la totalidad de los partidos en vivo. Ante la enorme presión, el canal abierto trató de cambiar el acuerdo firmado con DirecTV en 2009, pero no se logró. Así, los únicos que pudieron disfrutar del partido en vivo fueron los cerca de 150.000 abonados chilenos de DirectTV, que pertenece al conglomerado estadounidense Liberty Media.

Sudáfrica 2010 mostró que la televisión abierta y la televisión de pago están librando una batalla sin tregua por las audiencias y los suculentos ingresos publicitarios que genera un mundial de fútbol. Y para eso incluso tienen que llegar a alianzas a ratos incómodas como la de TVN y DirecTV, ya que a muchos canales abiertos les resulta cada vez más difícil costear por sí solos el alto valor de los derechos de transmisión.

En México, por ejemplo, el Grupo Televisa fue el dueño exclusivo de los derechos para Sudáfrica 2010. Pero su señal abierta sólo se hizo cargo de 33 de los 64 encuentros mundialistas, mientras que su señal de cable transmitió todos los encuentros, aunque algunos en diferido. Además, sublicenció algunos partidos a su competidor TV Azteca, otros a Cablevisión y también a Sky México, operador de televisión satelital en el que Televisa posee 59% y DirecTV 41% de la propiedad.

El caso más llamativo fue el de Bolivia, donde la televisión abierta sólo transmitió en vivo cinco partidos. “En Bolivia el mundial es sólo para los que tienen dinero”, dice Asbel Valenzuela, productor y conductor del programa Súper Deportivo del canal abierto Red Uno de Bolivia.

Los derechos de transmisión para Sudáfrica 2010 fueron adquiridos por el canal abierto Red Unitel, que ha obtenido las licencias de los mundiales desde 2002, y los revendió a empresas de cable por montos que los canales abiertos y de gobierno no pudieron costear. Para este mundial, la red estatal Bolivia TV logró un acuerdo para transmitir la jornada inaugural, las dos semifinales, la definición por el tercer lugar y la final. El presidente Evo Morales, un acérrimo seguidor del balompié, lamentó que su país no pudiera verlo por señal abierta y advirtió que “el deporte no puede ser un negocio privado”.

Victoria Satelital. Los operadores de la TV de pago, tanto los de cable como los de satélite, ven en el fútbol una puerta ancha para abrirse espacio en los hogares de América Latina, por lo que todo hace presagiar que para el Mundial de Brasil 2014 redoblarán sus esfuerzos por quitarle audiencia a la TV tradicional.

Además, la televisión pagada es un mercado en constante crecimiento en América Latina, pasando de una penetración de 30,3% en 2005 a una de 40,8% este año, según datos del Consejo Latinoamericano de Publicidad en TV de Pago (Lamac). Según un informe de la consultora argentina Signals Telecom, este mercado crecerá a una tasa compuesta anual de casi 11% entre 2009 y 2014.

Según José Garcés, subdirector del sector de telecomunicaciones de la consultora mexicana Select, como en México la televisión abierta es muy fuerte, ya que cuenta con contenidos locales que son apreciados por los telespectadores, la televisión de pago ha debido sacar provecho del fútbol para poder crecer en el país. Un caso que ilustra esta tendencia es el del operador satelital Sky, el único en transmitir íntegramente y en directo el mundial en México, que logró sumar más de 250.000 nuevos suscriptores en el segundo trimestre de este año.

En el caso de DirecTV, los ingresos en el segundo trimestre crecieron 26%, alcanzando los US$ 857 millones, principalmente debido a la cobertura del mundial sudafricano. Según datos de la propia empresa, que cuenta con 7 millones de suscriptores en América Latina, en ese mismo período logró sumar 415.000 nuevos abonados. La mayoría de los nuevos suscriptores proviene de Argentina, Brasil y Colombia.

“DirecTV fue el principal beneficiado, ya que registró el mayor crecimiento a nivel regional, quitándoles incluso mercado a los operadores de cable”, dice Leonardo Gómez, un analista de la firma colombiana de telecomunicaciones TopComm.

En su batalla con la TV abierta, los canales de pago también apuestan a atraer a los espectadores futboleros por las opciones tecnológicas que ofrecen. Para Juan Gnius, vicepresidente de Signals Telecom Consulting, una consultora de telecomunicaciones con sede en Buenos Aires, una vez que los usuarios acceden a estos servicios, difícilmente renunciarán a ellos. DirecTV, por ejemplo, ofreció en este mundial opciones como ver los partidos desde distintos ángulos, pausar, retroceder y repetir los encuentros. “El fútbol es un contenido muy apreciado en América Latina”, dice Gnius, por lo que augura que la TV de pago seguirá creciendo en este segmento, ya que muchos latinoamericanos estarían dispuestos a pagar para poder verlo.

El negocio de la FIFA. La venta de los derechos de televisión es la principal fuente de ingresos de la FIFA. El año pasado, la federación internacional de fútbol facturó US$ 1.059 millones, de los cuales US$ 623 millones provinieron de la venta de las transmisiones para el mundial.

En América Latina la encargada de comprar los derechos televisivos a la FIFA es la Organización de Teleco-municaciones Iberoamericanas (OTI), que agrupa a la mayoría de las empresas de televisión abierta de habla hispana y que tiene su sede en Ciudad de México. La asamblea de la OTI, donde todos los miembros tienen un representante, se reúne para determinar el precio total que pagarán por los derechos. Allí también se estipula lo que deberá pagar cada país y para determinarlo se hace una ecuación entre la población del país, el producto interno bruto y los ingresos por publicidad por la transmisión del mundial. Mauricio Simon, director de programa-ción del organismo, dice que para Sudáfrica 2010 Brasil fue el país que más pagó y Nicaragua el que menos. Sin embargo, no quiso revelar cifras, ya que argumenta que se tratan en confidencialidad.

“Esta compra les da derechos y deberes a los miembros. Derechos porque pueden sublicenciar algunos parti-dos y recuperar parte de la inversión. Deberes porque esto los obliga a transmitir en vivo otros campeonatos”, dice Simon. En cuanto a la transmisión mundialista, la obligación por televisión abierta es dar todos los partidos de la selección del país, 33 encuentros de la primera ronda, la mitad de los cuartos de final, una semifinal y la final. “Transmitir todos los partidos no es un negocio, porque también hay un sector que no ve fútbol”, explica. Por ello las empresas de televisión de pago sublicencian algunos partidos a las compañías de televisión de pago.

Un caso aparte es el de Argentina. En ese país el mundial perteneció a la productora Torneos y Competen-cias, debido a que los canales abiertos se retiraron de la OTI. La productora sublicenció los partidos a Telefe, la red estatal Canal 7, al canal de cable TyC Sports y a DirecTV.
Según adelanta Simon, para Brasil 2014 los actores de televisión abierta serán los mismos que para este mundial, ya que en 2009 se cerró la negociación por los derechos de los dos eventos. No obstante, se incluirán dos nuevos actores: Canal 13 de Chile y Red Uno de Bolivia.

Pero lo que variará es la lucha por adquirir las sublicencias. Y un ejemplo de lo que puede venir es lo que este año sucedió en Uruguay.

El regreso de la selección celeste a la cita mundialista desató una guerra legal entre la televisión abierta y DirecTV. Canal 10 compró los derechos de emisión del mundial junto a los canales 4 y 12, y tras no llegar a acuerdo financiero con DirecTV, los canales abiertos se negaron a venderle los derechos de retransmi-sión. Para DirecTV la negativa iba en contra de la ley de competencia, y resolvió emitir su propia señal que genera internacionalmente.

Frente a eso Canal 10 presentó una demanda penal por la reproducción ilícita de los partidos y pidió co-mo medida cautelar la suspensión inmediata de las transmisiones. Sin embargo, un tribunal rechazó esa solicitud argumentando que la justicia penal no es el ámbito para realizar esa petición, por lo que la televi-sión satelital pudo transmitir el mundial. Sin embargo, la demanda aún está en desarrollo.

Por cierto, la brasileña TV Globo fue el único canal abierto que mostró en vivo todos los partidos del mundial. Brasil también es uno de los países con la menor tasa de penetración de la TV de pago. 

Autores

Patricia Zvaighaft