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Paranoia
Martes, Mayo 15, 2012 - 11:27

Los argentinos desconfían de las tarjetas para usar en la locomoción colectiva. En Brasil están felices.

En las ciudades brasileñas de Camaçari (Bahía) y Boituva (São Paulo) las empresas de transporte urbano han empezado a aplicar técnicas biométricas (aquellas en que se lee algún dato del cuerpo para confirmar una identidad). En este caso basadas en una lectura facial o de la impresión de una huella digital. El objetivo es reducir las falsificaciones de tarjetas o monederos electrónicos. Según las empresas, uno de los problemas comunes es el uso del carnet escolar (o carteirinha de estudante) por aquellos que no lo son.

En la ciudad de Buenos Aires, mientras tanto, la implementación del uso de tarjetas ha cambiado un problema, la escasez crónica de monedas, por otro: la paranoia de quienes creen que el gobierno vigila sus pasos o que recibe crédito gratis (ya que hay que recargar la llamada tarjeta SUBE con anticipación y la mayoría lo hace entre montos de US$10 a US$30). Para resolver este problema, con humor,  el economista Luca Llach propuso: “Si tu paranoia te impide tener una tarjeta SUBE a tu nombre, cambiársela a un amigo o a un enemigo”. En efecto las tarjetas pueden intercambiarse y, es más, los choferes aceptan sin problemas que se paguen varios pasajes con una sola de ellas.

Autores

Redacción AméricaEconomía