Pasar al contenido principal

ES / EN

Un baile cada vez más lento
Viernes, Abril 10, 2015 - 09:13

Las economías de América Latina y el Caribe no logran asentar el crecimiento y enfrentan un 2015 nada de fácil.

Las cosas en su triste lugar: el año pasado la economía regional creció un magro 1,1%, completando así una paupérrima racha de tres años donde la expansión máxima fue de 2,7%, en 2013. Los datos lapidarios pertenecen al Balance Económico Preliminar para América Latina y el Caribe de 2014, de la Cepal. No demasiado antes, a la salida de la crisis subprime, las cosas se veían muy esperanzadoras, con tasas de crecimiento de 6,1% el 2010 y 4,2% el 2011. Sin embargo, los altibajos económicos de la región, por ingratos que resulten, son casi parte de su ADN y no debieran sorprender. No obstante, el juego económico global se ha puesto muy duro y remontar hacia el dinamismo será una tarea pesada.

El balance citado, que explica las performances macroeconómicas de los países de la región en el 2014, también entrega luces sobre las perspectivas de este 2015. En ambas tareas opera con criterio de objetividad, no esquivando las buenas noticias ni las duras realidades. El problema es que uno se encuentra con pocas buenas noticias y con abundantes desafíos.

Los precios de las materias primas, afirma, “en especial a partir del segundo semestre, han retomado una tendencia descendente”. Como promedio del conjunto de las materias primas, la caída estimada fue de alrededor de 10,5%, en 2014, frente a otra anterior caída de 5,3% en 2013. En consecuencia, el valor de las exportaciones de la región, una variable crucial, se mantuvo estancado (-0,1%) el 2014, similar al 2013 (0,3%). Sobre la inversión, la formación bruta de capital fijo “se contrajo a una tasa cercana al 3,0% (2014)”, y la tasa de inversión cayó a un 19,2% del PIB, desde un 20,5% entre 2011 y 2013, siendo inferior incluso al 19,8% de 2010.

En eso estamos: la economía regional no atraviesa por un auge exportador ni por un ciclo fuerte de inversión, mientras el crecimiento languidece. Los magros resultados regionales, obviamente, están correlacionados con las performances de sus mayores economías. Mientras las cifras de Argentina (-0,2%), Venezuela (-3,0%) y Brasil (0,2%) certifican la ausencia de dinamismo, la de México (2,1%) es apenas respetable. El trío de Colombia (4,8%), Perú (2,8%) y Chile (1,8%), alguna vez señalizado como un promisorio camino pro mercado del crecimiento, hace equilibrio y queda con signo de interrogación.

Con estos antecedentes, el actual 2015 no es la tierra prometida. El mundo no nos ayuda: “A las incertidumbres sobre la dinámica de la economía mundial, que afectan el potencial exportador de la región, se deben sumar los riesgos asociados a los precios de las materias primas y la dinámica financiera internacional”. El documento proyecta para el 2015 un crecimiento de 2,2% para la economía regional. Dentro de todo, y con algo de consuelo, el doble de la expansión del 2014.

Habrá que trabajar duro para retomar el perdido dinamismo. ¿Cómo? Aumentando, prioritariamente, las tasas de inversión privada, y sobre todo pública.

Ojalá podamos y ojalá lo hagamos, porque la economía global se ha vuelto un territorio riesgoso e impredecible, y mientras los precios del petróleo mantienen temblando o hacen tropezar a varias de las principales economías que lo exportan de la región (México, Venezuela y Colombia), el resto baila al ritmo cada vez más lento de la desfalleciente orquesta china y sus demandas internas. No es para brindar.

Autores

Germán Mujica