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¿Sabotaje en distribución de medicinas?
Viernes, Octubre 18, 2019 - 11:00

Por Ruth Rodríguez, para Excélsior.

En las altas esferas del gobierno federal (México) andan inquietos porque han detectado algunos incidentes en el traslado de medicamentos que les dan muy mala espina, porque siendo mal pensados, parecerían sabotajes para hacerlos quedar mal y que se genere desabasto de fármacos clave para enfermedades como el VIH-Sida y el cáncer infantil.

El primer caso que tienen registrado está vinculado con el medicamento dolutegravir, una medicina de última generación altamente efectiva para disminuir la resistencia del VIH-Sida, que se vende en Estados Unidos en tres mil dólares y en Canadá en tres mil 500 dólares, y que México logró comprar en 85 dólares.

En este caso nos cuentan que una camioneta que transportaba este medicamento, y que se dirigía hacia el sur del país, fue sacada de la carretera por otro vehículo en un aparente accidente. La camioneta se volcó. Pero el tema es que cuando la policía llegó al lugar las cajas de las medicinas habían sido abiertas y rasgadas para dejarlas inservibles.

Meses antes, en la Clínica para VIH-Sida de la Ciudad de México se detectó que personal de la misma cambiaba las recetas y daba un medicamento que ya había salido del Compendio, cuando tenían que recetar el dolutegravir, por lo que se le dio seguimiento y se pudo conocer el contubernio que había entre el laboratorio y algunos trabajadores, lo cual fue sancionado.

El segundo caso ocurrió con el ahora famoso metotrexato, que se utiliza para las quimioterapias de los niños con cáncer, y que, ante la suspensión que sufrió laboratorios PiSA y el desabasto del mismo, tuvo que ser comprado a un laboratorio inglés y traído desde Francia.

Dicha medicina fue almacenada por una empresa que se contrató para tal fin. La sorpresa fue que de manera imprevista un grupo de “supuestos” policías llegó a las bodegas con un oficio para trasladar el medicamento.

Ante lo inusual de la medida, la empresa tocó base con las autoridades correspondientes, quienes de inmediato pidieron el apoyo a la Policía Federal para resguardar la bodega. El oficio era falso. Querían robar el metotrexato. ¿Con qué fin? ¿A quién le conviene destruir medicinas o robarlas? En eso andan las investigaciones de ambos casos. Ya les contaremos.

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Excélsior