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Santiago eleva su apuesta por el emprendimiento global
Jueves, Marzo 20, 2014 - 07:22

Luego de un nuevo período de postulaciones a Startup-Chile, nuevos emprendedores extranjeros llegarán a probar su suerte en Santiago. Sepa cómo la ciudad los recibe y cómo ellos han transformado la capital.

Durante siglos, los chilenos crecieron bajo el influjo de una conciencia de Isla, a pesar de que comparten un continente. Rodeados por una geografía extrema que dificultaba entradas y salidas, el aislamiento fue la norma y el paso temporal de extranjeros parecía extraordinario. Hoy Chile se transforma y Santiago lidera el cambio. Ya no es inusual encontrar gente de otros países en las calles de la capital, caminando no al ritmo del turista ocasional, sino del que convive como uno más. 

Parte importante de la población extranjera instalada en Chile ha llegado como fuerza laboral. Entre ellos, un número significativo son emprendedores, quienes han llegado atraídos la promesa de una ciudad determinada a posicionarse como polo de emprendimiento en América Latina. En esta misión, un rol fundamental lo desempeña Startup-Chile, la cual en marzo de 2014 volvió a abrir su convocatoria. 

Buen momento para que AméricaEconomía indague sobre cómo perciben los emprendedores extranjeros las oportunidades, beneficios y limitaciones que encuentran en Santiago. Y sobre cómo este segmento de población foránea ha tenido un impacto en la sociedad, cultura, economía y política chilenas.

Cuatro años después

Sophie Vurpillot, cofundadora y directora ejecutiva de Planet Expat, startup que nació en Santiago y se ha desarrollado con el apoyo de Startup-Chile, cuenta que vivía en Nueva York cuando se sintió atraída por las historias de que en el país se estaban apoyando emprendimientos, y “se estaba conformando una escena internacional muy dinámica y vibrante. También me parece excelente que apenas hay corrupción. Es muy seguro. El entorno es receptivo a los negocios, los apoya. Existe una cultura de hacer negocios muy seria. La infraestructura moderna, se ve dinamismo en el contexto, se nota en las construcciones del paisaje urbano, se construyen edificios y da la sensación de movimiento, de que cosas están pasando”. 

Por su parte, Nicolás Shea, emprendedor chileno y fundador de Startup-Chile, llama la atención sobre la que ha sido y es la visión del programa, financiado desde el inicio con fondos públicos. Se pretendía “conectarnos al mundo, traer emprendedores para que estimulen el ecosistema de emprendimiento dentro de Chile. El objetivo era traer emprendedores lo suficientemente buenos a Chile, con una visión global, responsables, trabajadores e inteligentes, el resto germinaría solo”. 

Hasta el presente, según datos ofrecidos en la convocatoria más reciente de Startup Chile, luego de haber invertido una suma de US$ 50 millones, unas 8 compañías han sido adquiridas. Se ha conseguido la creación de 1.025 puestos de trabajo, muy significativo dentro del universo startup que por lo general se maneja con pequeños equipos de hasta cinco personas. Hay también historias de éxito tales la de Diego Sáez-Gil que creó el producto WeHostels, adquirido por Students Universe, o Pact de Yifan Zhang, una startup motivacional que estimula a la gente a los ejercicios al poner su dinero en línea y levantó la suma de US$ 2.5 millones de capitales venture. 

La misma historia de Planet Expat es otro ejemplo de resultado positivo tanto para los fundadores como para el ecosistema de startups local y global. “Lo que hacemos es conectar startups y empresas innovadoras con talento de todo el mundo para beneficio mutuo, sería algo como “sourcing talent”. Hay un tema de complementar las calificaciones y habilidades que existen acá. Traemos especialmente estudiantes y recién graduados, con el fin de acelerar el crecimiento de compañías jóvenes y prometedoras. Chile resulta definitivamente un destino interesante”, explica Vurpillot.

Uno de estos jóvenes que llegó a Santiago con la mediación de Planet Expat es el francés Enguerran Rostan, para unirse al equipo de Fundacity, otra de las jóvenes startups surgidas en Santiago que ha sacado ventaja de las ventajas ofrecidas. Rostan observa “un gran ecosistema de startups en Santiago, donde no es difícil establecerse como recién llegado. Por ejemplo, no ha sido complicado encontrar un sitio para quedarme ya que hay muchos extranjeros en la ciudad que brindan orientación y apoyo”.

Adam Komarnicki vino de Polonia para unirse también al equipo de Fundacity. Desde su punto de vista, luego de haber vivido y trabajado en unas diez ciudades de siete países, dice que “Santiago es particularmente bueno para emprendedores porque es un buen lugar para enfocarse en el trabajo, acá la gente es trabajadora, y no es el tipo de ciudad que ofrece demasiadas distracciones como podrían serlo Barcelona o Nueva York”. 

Además de los retornos económicos y la animación de la actividad emprendedora en la ciudad, otro beneficio directo del intercambio con emprendedores foráneos se experimenta a nivel cultural. Startup-Chile estimula el intercambio con la comunidad local de modo concreto, a través de un sistema de puntos que estimula a que los emprendedores compitan por socializar. “Damos puntaje por matricularse en alguna clase, por servir como mentores, por contratar algún chileno y más si el trabajador es de regiones, por organizar seminarios”, comenta Shea. Desde el lanzamiento del programa, se han celebrado en Santiago cientos de charlas y eventos en los que participan jóvenes y estudiantes, quienes ven de primera mano las posibilidades del emprendimiento y lo que puede ofrecerles. 

Para Shea esto resulta fundamental, “el hecho de que vengan emprendedores extranjeros, que en Chile están en desventaja porque no conocen el contexto y no tienen redes sociales desarrolladas, pero que llegan a tener éxito, genera una presión social, una presión muy potente al ver que colegas son capaces de lograr salir adelante. Los chilenos ahora también sienten que pueden y el entusiasmo es contagioso”. 

Poco a poco, los objetivos se cumplen en un proceso que durará mucho más tiempo para generar resultados aún más rotundos. Pero hoy día “un 30% de los emprendedores de Startup-Chile son chilenos. De cada 100, alrededor de 28 son chilenos. Esto significa que están conviviendo con emprendedores de otras partes del mundo”, resalta Shea.

Luego de más de un año radicada en Santiago, Vurpillot comenta como, si bien todavía se percibe que la gente extranjera es una cosa relativamente nueva y las regiones están mucho más aisladas, “para un país que no tiene la cultura de recibir tantos extranjeros, gente con background internacional, los chilenos son bastante abiertos. Cuando se comunican con uno quieren saber del país de donde uno viene, y también que uno diga cómo ve a Chile, qué nos gusta, qué pensamos de los paisajes o la comida”. 

Igualmente relevante es que Santiago ya figura en los mapas internacionales y es tema de cobertura para la prensa especializada de todo el mundo. Por ejemplo, Heritage Foundation ubica a Chile como el séptimo país donde más libertades económicas existen. El Banco Mundial (BM) lo ubica en el lugar 37 entre 185 países en cuanto a facilidades para hacer negocios, mientras que el World Economic Forum lo sitúa en el puesto 34 de 148 en cuanto a competitividad económica se refiere. 

“Si percepción es realidad, hoy día el mundo reconoce a Chile como nación emprendedora. Hace poco un ranking colocó a Santiago en la décima posición de las mejores ciudades para emprender. Ahora Chile está en el mapa, antes no era así, y es algo objetivo. Empezó a situarse en el mapa cuando comenzó a aparecer en la prensa internacional, lo cual tiene mucho que ver con la influencia ejercida por Startup-Chile”, dice Shea.

Todos los caminos conducen a Chilecon

Todo esto influye en que la comisión de Startup Chile, la cual debe elegir cada trimestre 100 proyectos -a los cuales se les facilita una inversión inicial de US$ 40 mil sin exigir equity a cambio- ahora debe revisar las propuestas de miles de candidatos de las cuatro esquinas del globo. A cambio, los emprendedores seleccionados sólo deben mantenerse residiendo en Chile, que el país sea su base de operaciones y que socialicen.   

Para transmitir una imagen de ciudad colmena de emprendedores, se requieren varios elementos. Seguridad, infraestructura de transporte y conectividad, buenas universidades, instalaciones industriales, acceso a medios financieros y servicios que ayuden al crecimiento de la empresa como los legales y los de contabilidad, son claves para crear un ecosistema activo y auto sustentable. Más allá de todo eso, el éxito del programa en Santiago tiene que ver con el enfoque adoptado desde el principio, centrado en el emprendedor.   

“Se trata de empatizar y entender a la persona que es el emprendedor. Por lo general es alguien que ha mantenido dos trabajos, apenas a tenido tiempo para dormir, ha lidiado con inversionistas que quieren más equity del justo o correspondiente, esas suelen ser las aprehensiones típicas de un emprendedor en cualquier parte. Nosotros nos guiamos por la noción de que en la ecuación de la innovación, la variable más importante es el emprendedor”, indica Shea. 

La intención del gobierno de facilitar la llegada de emprendedores internacionales ha generado un escenario donde ellos puedan impulsar sus proyectos con mayores facilidades. Además de los US$ 40 mil de inversión inicial, los emprendedores que son seleccionados por Startup Chile obtienen una visa de trabajo válida por un año, acogida y hospitalidad que les facilita la llegada y la estancia inicial en la ciudad incluso la matrícula en las escuelas chilenas para aquellos con hijos menores, un acceso a una network sólida con representantes de América Latina y el mundo, y por supuesto participación en la experiencia de la cultura chilena, aprender el idioma y unirse y ser parte del crecimiento y transformación de un país y una sociedad. 

Más de un portón de entrada

Con todo, no todos los emprendedores extranjeros llegan a Santiago soportados por Statup-Chile. Jorge Alberto Rodríguez, emprendedor cubano fundador y CEO de Continuum, llegó desde Brasil con visa de turismo. Él insiste en otro elemento fundamental para todo emprendedor extranjero. Se trata de la posibilidad de legalizarse con rapidez en un país. La legislación chilena efectivamente facilita a los profesionales de otros países una serie de opciones para obtener un estatus legal. 

“Chile es tremendamente abierto para extranjeros, especialmente los profesionales. En mi caso, viví antes en Brasil, donde no pude emprender porque es terriblemente burocrático, pone trabas al extranjero. En Santiago no ocurre esto. Llegué con visa de turismo y el título de la universidad, vi que da lo mismo de dónde vengas, si eres profesional se te facilita cambiar el estatus al de una residencia temporaria. Es menos el tiempo necesario para tener una residencia permanente, con la cual se puede acceder a bancos, a créditos para abrir una empresa y demás. Sin estatus legal, no se puede pensar en emprender”, señala Rodríguez.

Esta misma facilidad es la que posibilita que el emprendedor chileno pueda acceder a un talento global. Al margen de que el talento local sea bueno y competitivo, si no lo encuentras en la ciudad o las regiones, puedes buscarlo fuera y traerlo sin los inconvenientes burocráticos que existen en otros países. 

Ciertamente en Santiago todavía no se produce la innovación disruptiva que revolucione una industria o un mercado global. Y aún persisten procesos burocráticos y fiscales que pueden resultar engorrosos y afectan a los emprendedores que quisieran dedicar el 100% de sus energías a desarrollar sus productos o soluciones. Además, la llegada puede resultar más cara que en otras regiones. Pero el proceso aún es joven y los objetivos, ambiciosos. 

Con todo, Shea confiesa que desearía se facilitara la llegada de aún más emprendedores a la ciudad. “Me obsesiona pensar cuántos más emprendedores podríamos traer, cuántos no han venido que pueden ser valiosos. ¿Por qué? Porque a la larga un emprendedor es una persona que resuelve problemas, que encuentra maneras diferentes para resolver problemas del presente, o anticiparse a solucionar los que todavía ni siquiera existen. Entre más emprendedores haya en mi país, más problemas se estarán resolviendo en mi país, o desde mi país. Un emprendedor no viene a competir por empleo, viene a generar empleo, viene a conectar a Chile con el mundo”.

Autores

Jennifer P. Roig