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Scale up para el emprendimiento del siglo XXI
Lunes, Marzo 26, 2018 - 08:30

Francisco Lozano, gerente de Innovación de Arauco y Experto Avonni Recursos Naturales.

La innovación es uno de los conceptos más recurrentes en los más distintos ámbitos de la actividad empresarial dentro y fuera de nuestro país. Su importancia es creciente y la conciencia global de esta premisa pone a las compañías en la necesidad de innovar para no perder competitividad y evitar desmarcarse del ecosistema que define este proceso.  En este contexto, la economía chilena necesita un proceso de sofisticación y esto no sucederá si la innovación no pasa de un discurso compartido a resultados concretos y esto es tarea de todos, pues la innovación es la mejor forma de crear más y mejor valor para Chile.

Hemos avanzado como país, pero aún nos falta. Emprendemos con gran cantidad de autoempleo y microempresas, pero nos cuesta crecer. Debemos lograr el salto de las start-up a las scale-up. Aventurando -desde una mirada holística- algunas de las causas probables de este fenómeno que afecta a nuestros mercados está la existencia de mercados de origen muy pequeños; una cultura emprendedora más orientada a la propiedad que al crecimiento; mucho emprendedor que no quiere devenir en empresario, para no limitar así su gestión del riesgo; un entorno de capital de riesgo creciente, pero todavía limitado principalmente en sus inicios; universidades donde la formación para el emprendimiento es aún reciente y en algunos casos demasiado teórica; infraestructura de incubadoras y aceleradoras con poca experiencia empresarial o con una trayectoria de riesgo cercana a cero; políticas públicas orientadas más a la norma y a la pequeña subvención que a la agilidad administrativa y a la innovación pública y algunas empresas con poca tradición de emprendimiento corporativo.

Un ecosistema emprendedor necesita muchas start–ups, pero no se consolida si no logra unas cuantas scale–ups. Emprender requiere competencia y riesgo, crecer supone mucho más talento y todavía más riesgo, además de diez mil horas de dedicación. Los ejemplos locales de emprendedores, jóvenes o no tan jóvenes, que consiguen hacer crecer sus empresas son todavía escasos, pero por suerte proliferan, a un ritmo lento para sociedades con necesidades de recuperación y crecimiento.

Sin duda el camino del emprendimiento busca muchas veces innovar y trascender el valor para los clientes que las empresas consolidadas les están ofreciendo.  Pero también hay otra opción que no consiste en contraponer empresas consolidadas con emprendedores, sino en intentar juntarlas. Quizás la clave del crecimiento esté ahí: En combinar ideas nuevas y musculatura financiera y de gestión consolidada. En vincular pasión y experiencia. En sumar competencia e ilusión. En juntar lógicas frescas, distintas,  y todo el networking de mundo. En sentar en la misma mesa los que saben que es imposible y los que, por suerte, no lo saben. Este es el imperativo de las empresas del siglo XXI.

Autores

Francisco Lozano