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“Si América Latina se abre a las finanzas islámicas fluirían los capitales”
Lunes, Diciembre 19, 2011 - 16:38

Abdullah Turkistani, director del Islamic Economics Research Center, conversó con AméricaEconomía sobre cómo funciona el sistema financiero islámico y cómo podría aportar al sistema financiero convencional desde una dimensión ética.

Abdullah Turkistani es director del Islamic Economics Research Center, creado en 1976 dentro de la King Abdulaziz University de Arabia Saudí. Este académico propugna  proporcionar un sistema económico que ofrezca a la humanidad una "vida decente, próspera y equilibrada".

La Universidad y específicamente este centro fomentan relaciones con otras instituciones como la IE Business School, a raíz de lo cual constituyeron el Saudi-Spanish Center for Islamic Economics and Finance (SCIEF), persiguiendo el intercambio y la promoción de la comprensión de las finanzas islámicas, tanto en acciones académicas como las que alcancen el ámbito económico más general.

Relacionado con el movimiento del 99% en Estados Unidos, entre los ocupantes de Wall Street se han visto posters que reclaman dar una oportunidad a las finanzas islámicas. ¿A qué se puede deber este pedido?

Sí, he visto este tipo de reclamo en la protesta en Wall Street en Nueva York. Creo que esto se explica porque las finanzas islámicas, ante todo, se rigen por un principio muy importante, y es que prohiben pagar o recibir interés

Lo que ha pasado durante esta crisis, todo este daño extendido, tiene que ver con la manera en que el sistema bancario manejaba y gestionaba los fondos. La gente descubrió que los banqueros ni siquiera sabían cuáles habían sido las causas que desataron la crisis financiera. Quizás cuando el público se dio cuenta de esto, comenzaron a cuestionar y pedir una forma alternativa de finanzas, separadas de las formas tradicionales.

¿Podría usted explicar en qué radican las diferencias entre el sistema de financiación islámico y el sistema convencional?

La diferencia puede ser definida en un punto clave. En las finanzas islámicas el 100%, o debería ser el 100%, de las inversiones están vinculadas al sector real. Mientras, las finanzas tradicionales, especialmente lo que se conoce como el New Order of Traditional Finances, están completamente desconectadas del sector real, y por eso el sector financiero puede crecer tanto. Si el sistema islámico se aplicara globalmente, no se crecería tanto, pero tampoco explotaría.

Las finanzas islámicas se basan en la Sharia, la ley islámica que rige la vida de un musulmán, y por tanto no se supone que pueda generar ganancias a partir de la aplicación de intereses. ¿Podría explicar cómo funciona este modelo de negocios dentro del sector financiero?

En la economía tradicional, en el sector monetario o financiero se emiten contratos por pagos recurrentes, donde el cliente recibe en préstamo un dinero que luego debe pagar en adición a los intereses. Este tipo de contratos es inaceptable dentro del sistema islámico. Nuestros contratos reemplazan este tipo de convenios con un tipo diferente de acuerdo, según el cual alguien con un proyecto y en necesidad de financiamiento acude al banco. El banco le propone a esa persona o compañía firmar un contrato por el proyecto, donde se dice que comparten por igual las ganancias y las pérdidas. Con esto se convierten en socios. No hay interés, sino un tipo de ganancias compartidas. El banco se pone en riesgo frente a la posibilidad de ganar o no. No existe un préstamo directo que obligue a pagar intereses. Creemos en prestar para proyectos reales, luego si hay ganancias van al sector de la caridad, a ayudar a otras personas.

En los negocios está completamente prohibido pagar extra. La práctica hoy día en el sistema bancario islámico es que, si quiero comprar una casa o necesito pagar los materiales para la construcción de esta, entonces el banco comprará los materiales o la casa en mi nombre, digamos en US$ 100, y me los venderá de nuevo pero en US$ 110, para que los pague a lo largo de uno o dos años. Es más parecido a una compraventa que a un financiamiento. 

El sistema islámico no acepta entregar dinero sin mirar el uso de ese dinero. Con esta forma de proceder, el crecimiento del sector real se ve muy poco afectado por este tipo de crisis financieras internacionales.

¿Qué podría aportar este sistema islámico al sistema convencional financiero en materia de una actuación más ética?

Hay diferentes formas en las cuales se podría hacer una contribución. Por principio, los bancos islámicos no deben financiar ningún tipo de actividad que afecten de forma alguna a la sociedad. Por ejemplo, no se financian compañías productoras de cigarrillos o tabaco, y especialmente no se debe financiar compañías que dañen el medio ambiente. 

Por otra parte, otro aporte se relaciona con la naturaleza de nuestro objetivo fundamental, que es ayudar a la sociedad y contribuir a sanar las disputas entre actores sociales. Es la razón por la cual no financiamos mediante intereses. 

Estos objetivos solamente se consolidan a largo plazo, pero son parte de la base del sistema.

La primavera árabe ha traído inestabilidad política a una zona que debe ser plaza fuerte para la gestión de las finanzas islámicas. ¿Hasta qué punto se han visto afectadas a raíz de estos sucesos?

Pienso que el sistema bancario islámico va a desempeñar un rol de gran importancia en la reconstrucción de estas sociedades. En países como Libia o Egipto, se ve la transición a sistemas políticos diferentes, que han convocado a elecciones. En el caso de Túnez, al movimiento islámico le fue muy bien en las elecciones. Y en tanto estamos presente en esos estados, esperamos que nuestras finanzas crezcan y se afiancen. Así, el sector financiero islámico en Túnez se espera que esté muy cerca de la sociedad y sus miembros. La gente ya está consciente de que puede exigir un grupo de derechos, y de que tiene derecho a discutir al respecto, y por eso esperamos que se instaure una mayor estabilidad en esos países.

Las instituciones financieras islámicas se ofrecen como alternativa para inversores interesados en un sistema de negocios que respete la Sharia. Y en América Latina se han asentado con éxito largas diásporas provenientes de países musulmanes, ¿podría comentar si existe alguna participación significativa en las finanzas islámicas de representantes de estas diásporas?

Creo que el enfoque debe ser otro, porque el tema es que las finanzas islámicas están abiertas a quienquiera tomar parte en ellas, siempre que esté de acuerdo en respetar sus principios. En Malasia por ejemplo ya se cuenta un alto número de inversores no musulmanes que están participando del sistema financiero islámico. Si los proyectos de los inversores se rigen por nuestros principios, nosotros aceptamos a cristianos o judíos por igual, porque de hecho hasta los contenidos de los textos sagrados de estas religiones son muy similares.
En este sentido, no me sorprende que a los árabes les haya ido bien en América Latina porque ellos han tenido la oportunidad de invertir y en esa región es lo que se convoca y se potencia. Por supuesto, los empresarios quieren asegurar sus inversiones, e invertir según la manera islámica puede ser una alternativa viable. Si los países latinoamericanos abren sus puertas y permiten la inversión según las condiciones islámicas, creo que un flujo considerable de nuestro capital fluiría hacia esa región.

Autores

Jennifer P. Roig