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Siete lugares abandonados de América Latina con historias esplendorosas
Lunes, Diciembre 14, 2015 - 13:56

La naturaleza dio sus frutos y con ello la abundancia y la vida alegre. Pero cuando la naturaleza falló, todo se vino abajo. Es la historia de varios pueblos de la región.

Un terremoto, el fin del auge minero o un gran problema climático han convertido a algunos lugares en museos vivientes producto de su abandono.
Y pese a ser una región joven, América Latina también tiene los suyos, sitios sorprendentes y que impresionan.

A continuación, te presentamos una lista de lugares que tuvieron un pasado esplendoroso en Latinoamérica:

1. Villa Epecuén, Argentina.

Situada en las afueras de la ciudad de Carhué, fue fundada en 1921 a las orillas del lago del mismo nombre. Llegó a tener 1.500 habitantes y durante el verano era visitada por 25 mil turistas.

Sin embargo, en 1985 una gran inundación por lluvias torrenciales dejó a la ciudad bajo el agua, obligando a sus moradores a una evacuación total. En los últimos años, y debido a una sequía, este pueblo fantasma ha comenzado a atraer a aventureros hacia las ruinas de este apocalíptico lugar.

 


 
2. Humberstone, Chile.

Este pueblo fantasma ubicado en la región de Tarapacá, en el norte de Chile, tuvo su época dorada a fines del siglo XIX y principios del XX.
Ahí vivieron cerca de 3.500 personas, pero cuando se acabó el auge del mineral, la mina cerró sus puertas en 1960, obligando a los habitantes a abandonar el lugar.

Humbersonte fue declarado Patrimonio de la Humanidad y hoy es una parada obligada para los turistas que llegan al desierto de Atacama.

 

3. Balleneros, Antártida.

Ubicado en la Isla Decepción, este pueblo estuvo dedicado a la caza de ballenas a principios del siglo XX.
Debido al desplome del precio del petróleo durante la Gran Depresión de 1929, el pueblo fue abandonado por los trabajadores de la compañía ballenera noruego-chilena.
 
En 1944, un grupo de británicos trató de darle un nuevo renacer, sin embargo, una serie de erupciones volcánicas obligaron a los recientes habitantes a abandonar el lugar otra vez.

Hoy el pueblo está deshabitado y sólo quedan los vestigios de sus antiguas estructuras.

 

4. Fordlandia, Brasil.

Situado en la mitad del Amazonas brasileño, fue creado por el millonario estadounidense Herny Ford a principios de los años 30 del siglo pasado. La idea era producir más de 20 mil hectáreas de cultivos de plantas de caucho, y así quitarle a británicos y holandeses el monopolio de esta vital materia prima.

Pero el proyecto fue un fracaso, ya que los habitantes de Fordlandia no supieron cultivar el caucho. Las pérdidas alcanzaron los 20 millones de dólares, lo que actualmente equivaldría a 200 millones de dólares.

Hoy Fordlandia es una ciudad abandonada, a ratos visitada por granjeros o turistas ocasionales. Un paraje que Ford jamás visitó, porque le daban miedo las enfermedades tropicales.

 

5. San Juan Parangaricutiro, México.

Fue un poblado ubicado en el estado de Michoacán y que desapareció en 1943 tras la erupción del volcán Particutín.

La caída del abundante material piroclástico dejó al lugar sepultado bajo la lava, lo que obligó a sus habitantes a trasladarse a la ex hacienda Los Conejos, donde reconstruyeron la localidad, hoy conocida como Nuevo San Juan Parangaricutiro.

De las ruinas del viejo San Juan sólo sobresale la parte superior de una iglesia que sobrevivió a la lava.

 

6. Cementerio de trenes, Bolivia.

Ubicado en Potosí, en este cementerio residen las máquinas que pertenecieron a la primera línea férrea que tuvo Bolivia, vías que unían las ciudades de Uyuni y Antofagasta (que en ese entonces era boliviana).
 
Fundada en 1899, la línea férrea tenía como principal objetivo económico el traslado de la plata, sin embargo, no resultaba rentable el regreso del tren, sólo ocupado por cansados pasajeros.

Tras la Guerra del Pacífico, Chile se anexiona Atacama y deja a Bolivia sin salida al mar. En paralelo, la capacidad minera de los depósitos de plaza de Huanchaca fueron decayendo, hasta llegar a su desaparición, y las locomotoras entraron al desuso.

Actualmente, los polvorientos trenes son un atractivo para los turistas que año a año llegan hasta este museo del desierto.

 

7. Hotel El Salto, Colombia.

Este majestuoso hotel ubicado cerca de las cataratas de Tequendama, sobre el río Bogotá, fue inaugurado en 1924 y era reconocido a nivel mundial por su gran categoría.

Sin embargo, en 1990 cerró sus puertas por motivos que aún son inciertos, aunque se cree que las aguas del río Bogotá fueron contaminadas, lo que obligó a los dueños a clausurarlo.

Esta impresionante construcción fue transformada en museo en 2012, lo que ha traído una nueva camada de visitantes al lugar.  
 

Autores

Valeria Apara