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¿Son los huracanes cada vez más fuertes?
Martes, Octubre 3, 2017 - 10:31

Los puntos de inflexión climáticos podría estar generando fenómenos meteorológicos más poderosos y devastadores.

La temporada de huracanes está en su apogeo; Katia en México, Harvey en Texas Estados Unidos, Irma en las islas del Caribe y Florida y ahora María, que ha arrasado Puerto Rico, han puesto en alerta al mundo. A pesar de que su presencia no es atípica, si podemos percibir fenómenos atmosféricos extremos y cada vez más dramáticos, por ello las grandes preguntas son: ¿Estamos sufriendo huracanes cada vez más intensos y devastadores? ¿Qué papel tiene el cambio climático en este proceso?

María José Sanz, quien dirige el Basque Centre for Climate Change (BC3), institución que ha formado parte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) en varias ocasiones y quien también estará en el próximo informe de evaluación, ha explicado a través de la agencia Sinc que el sistema climático es bastante complejo de predecir, pero en efecto, ya se intuían fenómenos extremos desde el Cuarto Informe de Evaluación del IPCC.

“En el texto de 2014 ya se recogían evidencias. Estos ciclones ocurren porque hay ciertos puntos de inflexión en los procesos físicos que regulan el clima y, una vez que se pasan, ciertos fenómenos se aceleran. Es muy probable que estemos muy cerca o hayamos pasado el punto de inflexión”, explica.

Dijo que en el Atlántico y el Caribe estos fenómenos suceden porque el agua del océano almacena más energía que antes. Pero también se observa una tropicalización en el Mediterráneo, debida al calentamiento de la superficie del agua, que está provocando tornados sobre este mar.

Los puntos de inflexión suponen el paso de un estado estable a otro. Marten Scheffer, catedrático de la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos y proponente de esta teoría, ha explicado que el fenómeno del cambio climático puede ser observado desde el enfoque de las ciencias de la complejidad.

Aquí un hecho azaroso y aparentemente insignificante podría romper el equilibrio de un sistema complejo en deterioro (tendiente a la entropía) desatando su colapso y trayendo consigo un equilibrio sistémico completamente distinto. Esto podría dar una idea de cuándo estamos cerca de cambios radicales como una catástrofe climática.

“Cuando te estás acercando al punto de inflexión lo notas porque cada vez que hay una realimentación positiva, la recuperación de la estabilidad del sistema es más lenta. Eso es una mala señal, pues el tiempo de recuperación es clave para saber si te estás acercando al punto de inflexión”, explicaba el investigador a El País, luego de ganar el premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA en la categoría de Ecología y Biología de la Conservación en junio de este año.

“En el pasado hemos visto que antes de fenómenos extremos del clima, como las glaciaciones, si miras al gráfico desde lejos, parece que algo brusco sucedió de repente, pero si miras con detalle, ves las fluctuaciones, ves que algo está cambiando y se está ralentizando, que cuando hay pequeñas perturbaciones el retorno al equilibrio es más lento”.

Sobre si hay manera de retroceder luego de localizar estos puntos de inflexión, el investigador explico que hay situaciones en las que no puedes recuperarte nunca, pero también hay muchos sistemas recuperables, incluso aunque no regreses exactamente al mismo estado. Pero puede tomar mucho tiempo.

“Si derrites el hielo de Groenlandia, recuperarlo requerirá miles de años. Tenemos varios proyectos intentando entender los puntos de inflexión climáticos. No es que el clima tenga un solo punto de inflexión. Tiene varios elementos de inflexión. El sistema de circulación del monzón, distintas capas de hielo... Hay veces que cuando un sistema pasa de un estado a otro hay otro que se vuelve más fuerte. Es complejo”.

Agregó que otra complejidad sobre el clima es que hay escalas temporales distintas involucradas. La atmósfera opera en tiempos muy rápidos, pero el océano es mucho más lento, porque es un cuerpo mucho mayor y cambia más despacio, igual que el hielo. Además de operar en distintas escalas temporales, hay asimetrías. Un casquete polar puede derretirse o deslizarse hasta el mar relativamente rápido, quizá en un siglo o poco más, pero si quieres que se acumule una capa de hielo es necesario muchísimo más tiempo, porque necesitas que la nieve se vaya acumulando año a año, y esto requiere muchos milenios.

El cuidado del clima es difícil porque las decisiones que tomamos hoy pueden tener efectos muchos años después.

Scheffer explicó que no estamos llegando a un punto de inflexión general en el clima, pero sí a puntos críticos locales. “No tenemos certeza sobre lo cerca que estamos. Hablamos de dos grados, pero no estamos seguros de que no sea demasiado ya. Ese es un gran reto y tiene que ver con la solidaridad intergeneracional. La gente podrá vivir en el mundo si el clima cambia, pero tendrán que esforzarse mucho más para sobrevivir. La vida en la Tierra ha superado retos mucho más graves que este, y siempre se recupera, aunque necesite un millón de años, pero ese tiempo es demasiado para nosotros y para las generaciones venideras”.

Autores

Nelly Toche/ El Economista.com.mx