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Tecnología y enfoque paciente-céntrico para moderar la epidemia de obesidad en América Latina
Jueves, Marzo 31, 2016 - 10:30

El año pasado el 70% de la población promedio de México y el 57% de sus niños se encontraban con sobrepeso. Nuevos productos móviles y “vestibles” (wereables) pueden ayudar a prevenir la explosión de enfermedades crónicas consecuentes.

Reconocida ahora como una epidemia mundial, la obesidad es responsable de efectos negativos no sólo en lo que a la salud se refiere, sino también desde el punto de vista cultural y social. La obesidad es la enfermedad de crecimiento más rápido en la categoría de las no transmisibles (ENT) en el planeta. Hoy afecta a más de 56% de los adultos de Latinoamérica, bien por encima del promedio global del 34%.

Como indicador de futuros problemas de salud, la expansión de la obesidad no puede permanecer sin ser manejada. De hacerlo, las poblaciones afectadas pueden obtener beneficios a largo plazo para su salud y se protegen contra la carga de las enfermedades crónicas.

Hábitos alimenticios, globalización, estrés y estilos de vida sedentarios son las causas de la prevalencia de la obesidad en América Latina. Los drásticos cambios en los hábitos alimenticios son los signos más obvios de la epidemia en toda la región.  Sucede que, siguiendo los pasos de los hábitos alimenticios norteamericanos, la venta de alimentos ultraprocesados creció en ella un 48% entre el año 2000 y el 2013.

Por su parte, los estilos de vida sedentarios se deben al crecimiento de trabajos que imponen cada vez menos movilidad física,  así como a las agendas ocupadas que están asociadas con la urbanización, a lo cual se suma la falta de espacio para la actividad física. La malnutricion agrega a todo esto un doble peso. Y crea una situación única donde las deficiencias nutricionales coexisten al lado de la obesidad.

La inseguridad en el acceso a ciertos alimentos y los bajos ingresos impulsan esta doble carga tanto en México como en Argentina. Debido a ello, América Latina es el lugar de algunas de las tasas de obesidad más altas en el mundo. México es el lugar donde esto es más notorio: sobrepasó a Estados Unidos en 2013 como el país más obeso del planeta. Se espera que continúe viendo un crecimiento sostenido de su población obesa, dado que la gran mayoría de ella está considerada ya con sobrepeso. En 2015, sobre 70% de la población promedio de México y el 57% de sus niños se encontraban con sobrepeso. Otros países latinoamericanos como Venezuela, Argentina y Chile poseen tasas similares. Esto impone un gran peso, presente y futuro, en los sistemas sanitarios dado que la obesidad es la precursora de de muchos males más severos de salud.

“La obesidad es un gran problema, pero las personas no mueren de obesidad. Mueren de los problemas de salud relacionados con la obesidad”. Esta es una verdad conocida en todo por todos los actores de la industria médica. La explicación es sencilla. Las mismas dietas altas en sodio y grasa que llevan a mayores índice de masa corporal, son las que causan el crecimiento de placas arteriales, hipertensión, manejo corporal ineficiente de la insulina y malas condiciones musculoesqueletales. Y aunque es una de las condiciones de riesgo de salud más fáciles de tratar, los problemas que surgen de no hacerlo imponen una enorme presión para los sistemas de salud de América Latina, sobre todo bajo la forma de enfermedades cardiovasculares y diabetes.

En este contexto, productos que pueden monitorear, grabar y mostrar estadísticas de salud, tales como la presión arterial, los niveles de glucosa, calorías y peso, puede influir en el comportamiento y revertir los efectos de las perjudiciales de estas enfermedades no transmisibles antes que surjan las complicaciones.

Estos productos pueden promover la prevención a través de la toma de conciencia mediante la demostración de las consecuencias graduales de las dietas dañinas, consecuencias que -de otra manera- pasan desapercibidas. Las soluciones de movilidad de la salud (m-health) con certeza  crecerán en un 25 a 30% anual hasta el año 2020. Por ello los proveedores se beneficiarán de la introducción de productos tales como portables, o “vestibles”, y aplicaciones de smartphones entre otras.

La demanda para estos aparatos médicos y otros productos en este nicho son parte de una tendencia mucho mayor hacia un cuidado de la salud “paciente-céntrico”. Mediante la capacitación de las personas para que asuman la responsabilidad en la gestión de su salud personal, hay un potencial mucho más grande de diseminación del conocimiento. Por ejemplo, de la educación para nutrición, como también de incentivos efectivos para el cambio de las conductas, ejemplo: pérdida de peso.

Así, los productos que permiten a los inicios de la gestión de sus propias indicadores de salud, por ejemplo, la consecución de un objetivo de frecuencia cardíaca, hacen que sea más fácil detectar los progresos y recaídas.

El gran premio de estas soluciones móviles es la lealtad del paciente y las grandes cantidades de datos provenientes de la constante y comunicaciones entre los proveedores de salud y los pacientes.

El gerenciamiento efectivo de la salud a lo largo de grandes poblaciones no está lejos de ser una realidad. Hay allí oportunidades tanto para las instituciones públicas como privadas, que puedan colaborar en este espacio vía campañas de toma de conciencia, dispositivos "vestibles" (wereables), la integración de los registros médicos electrónicos (EMR) y otras soluciones.

Conclusión. Enfocarse en las poblaciones con sobrepeso y obesidad de América Latina va de la mano con los esfuerzos para prevenir las enfermedades crónicas. Un sólo ejemplo: lograr que una familia reorganice su presupuesto para la compra de alimentos y se haga el tiempo necesario para la actividad física, es menos costoso que la medicación necesaria para tratar una enfermedad crónica o la atención de emergencia que a veces resulta de ella. Así, este tipo de cuidado preventivo contra la obesidad podría aliviar la carga creciente sobre los sistemas de salud de América  Latina.

 El texto anterior es parte de una serie de notas realizadas sobre la base del estudio Opportunities in Latin America’s Healthcare Sector, de la consultora Global Health Intelligence.