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Trasladar la pasión deportiva a una oficina: el anhelo de las compañías
Miércoles, Diciembre 30, 2015 - 07:09

Jeff Sutherland y Ken Scwaber, crean la metodología Scrum, que aseguran “puede ayudar a transformar el funcionamiento de las compañías y su forma de crear, planificar y pensar”.

Eleconomista.com.mx. La pasión y el trabajo en equipo que se observa en el rugby es innegable: para muestra el scrum o melé, su formación simbólica, donde los ocho jugadores se pasan la pelota los unos a los otros mientras avanzan como una unidad en el campo.

La idea de trasladar la pasión deportiva a una oficina puede ser el anhelo de cualquier compañía, es por esto que Jeff Sutherland y Ken Scwaber, tras basarse en un escrito de los japoneses Hirotaka Takeuchi e Ikujiro Nonaka, crean la metodología Scrum, que aseguran “puede ayudar a transformar el funcionamiento de las compañías y su forma de crear, planificar y pensar”.

En su libro homónimo al método, Jeff Sutherland menciona que éste se basa en comprobar cada determinado tiempo cómo va el proyecto planeado, si apunta a la dirección correcta o si es lo que la gente realmente quiere y necesita. Cuestionarse acerca de si existen maneras diferentes de mejorarlo y lo que impide que esto suceda, es el primer paso para adoptar la metodología.

La jugada perfecta

Posicionarse como la mejor compañía en el sector no es cuestión de suerte ni de hacer las cosas bien; “no hay que mejorar sólo una vez, hay que mejorar constantemente. Siempre hay que buscar algo que transformar y nunca jamás conformarse con lo que se ha logrado”, expone Jeff Sutherland.

Quien además refiere que el objetivo final es alcanzar esos propósitos con alegría y coordinación, por lo que plasma cinco puntos esenciales que debe seguir cualquier compañía que pretenda realizar la jugada perfecta: En el Scrum el equipo es la base de la metodología, es por esto que los mejores grupos son trascendentes –piensan más allá de ser uno más y buscan ser grandes–, son autónomos –la dirección establece los objetivos, pero el personal decide cómo alcanzarlos– y son multidisciplinares –cuentan con las personas exactas para hacer lo que tienen establecido de principio a fin–.

El factor tiempo es clave en el método de Sutherland, si bien “no podemos hacer que el sol se pare, si es posible hacer que corra más”, ¿cómo? aplicando el sprint, es decir, hacer que el equipo se vuelque en una actividad durante un tiempo breve y luego detenerse para analizar lo que se ha conseguido. El elemento crucial está en que los colaboradores deben comprometerse a culminar el cupo de tareas asignadas, “si algo está a medio hacer al final del sprint será peor que si no se hubiera empezado, sólo se gastarán recursos, tiempo y esfuerzo en vano”, aclara el autor, que además pide no desperdiciar tiempo y concentrarse en una actividad, “que aunque la idea de la multitarea resulta atractiva, no estamos capacitados para ello como creemos”.

Gerald Weinberg, en su obra Quality Software Management, afirma que tres proyectos simultáneos ocasionan una pérdida de 40% por cambios de contexto. En el caso de cinco proyectos, las pérdidas alcanzan 75 por ciento.

El creador del Scrum recomienda planificar elaborando una lista de las cosas a realizar durante el proyecto y ordenarlas por prioridad, lo que hará más sencillo identificar cuánto esfuerzo, tiempo y dinero se requiere para llegar a la meta establecida.

Finalmente, hay que mantener un equilibrio entre lo que se puede crear, lo que se puede vender y lo que esto puede llegar a entusiasmar a la empresa: “Lo que el Scrum quiere evitar es que acabes haciendo algo que nadie quiere en realidad, que prometas cosas que no puedes cumplir o que construyas lo que puedes vender pero sin entusiasmarte (…) no acabes trabajando duro para construir algo mediocre”, dice Jeff Sutherland.

¿Cómo usar el Scrum? 

"Sólo hay una idea que debe recordarse de este método. Se pueden cambiar las cosas, no tenemos por qué resignarnos a que se queden como están. No haga caso de los cínicos qu te dicen constantemente lo que no se puede hacer".

1. Equipo: Los mejores equipos son trascendentes, autónomos y multidisciplinares, conformado por cinco o nueve personas, para así evitar la baja de rendimiento.

2. Tiempo: Cuando hay mucho tiempo por delantes, no hay que sentarse, sino volcarse durante un breve periodo y luego para analizar lo conseguido.

3. Desperdiciar es delito: La idea de multitarea resulta atractivo, pero no estamos capacitados para ello. La clave está en hacer pocas cosas  pero completas. A medias nada sirve.

4. Planificar sobre la realidad: Hay que elaborar una lista de cosas por hacer, ordenarlas por prioridad y analizar cuánto esfuerzo, tiempo y dinero lleva para conseguirlas.

5. Aprender a priorizar: Los equipos no deben trabajar más de prisa sino potenciar el impacto que consiguen con sus actividades. Hay que encontrar siempre un equilibrio en lo que realizamos.

Imágenes | Flickr

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Eleconomista.Com.Mx