Esto significa que los alimentos que reciben los niños son insuficientes y los menús no cuentan con particularidades socioculturales y médicas necesarias.
La Contraloría General entregó las conclusiones del diagnóstico realizado al Programa de Alimentación Escolar. Se analizaron 31 municipios de 10 departamentos. En un 35% de los casos de alimentación escolar evaluados por la Contraloría no se cumplen los estándares de calidad.
No ha sido fácil poner en marcha uno de los programas más importantes del sistema educativo en Colombia:el Programa de Alimentación Escolar. Esta iniciativa de la que depende el bienestar de millones de niños y niñas en Colombia se va visto afectada por problemas administrativos y ataques de corrupción desde diferentes frentes en los últimos años.
Para tener un panorama general del problema, la Contraloría General junto a la Universidad Nacional y la Red Universitaria Anticorrupción emprendieron una evaluación del programa en 31 municipios de 10 departamentos del país. Este martes fueron presentadas las conclusiones de la pesquisa.
De acuerdo al informe un 37% de la infraestructura de comedores es insuficiente, existe deficiencia en la dotación de los restaurantes y hay falta de seguimiento del programa
Un dato preocupante es que en el 35% de los casos no se cumplen los estándares de calidad. Esto significa que los alimentos que reciben los niños son insuficientes y los menús no cuentan con particularidades socioculturales y médicas necesarias.
Los investigadores concluyeron que en 18% de los casos se detectaron irregularidades en contratación y pagos, los operadores incumplen las condiciones de los contratos y existen deficiencias en los mecanismos de seguimiento y control.
"En un 6% se identificó insuficiencia de recursos para la adecuada operación del programa y en 4% no hay cobertura para 100% de los estudiantes durante el año escolar", señaló la Contraloría en su informe final.
El documento fue presentado al Ministerio de Educación Nacional encargado de la coordinación del programa. Esto debe servir de insumo para las modificaciones que se vienen discuitiendo sobre la arquitectura del programa y así garantizar los estándares y condiciones mínimas.
El diagnóstico se realizó a través de mesas de diálogo, visitas de campo y encuestas, así como la recolección de la percepción de la comunidad estudiantil, los gestores del programa, operadores, interventores, órganos de control y expertos de la academia.
Y se desarrolló en Amazonas, Bolívar, Chocó, Cundinamarca, La Guajira, Nariño, Norte de Santander, Quindío, San Andrés, Vichada y Bogotá.
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