Por Santiago Ferrada, country lead de Gympass para Chile.

En esta nueva normalidad, las divisiones generacionales están disolviéndose. De hecho, las estructuras tradicionales pasan por el clímax de una transformación que terminará de exponer sus nuevas características y dejará en evidencia a quienes no sepan aggiornarse a esta nueva realidad. Pensar negocios en términos de una etapa post-crítica también necesita un compromiso con las nuevas necesidades de los clientes, asociados y usuarios finales.

En ese sentido, nuestra experiencia en Chile durante estos meses críticos ha derivado en una certeza: sólo cambiando el paradigma mental de los líderes es posible sobrevivir al temporal. No se trata solamente de adaptar los liderazgos a los nuevos desafíos laborales sino que es momento de entender más en profundidad los cambios que hoy viven los empleados, cuya realidad (laboral, personal, emocional) afecta directamente su desarrollo profesional.

En primer lugar, creo que se puede dar un golpe al timón sin afectar toda la estructura de un negocio. Por eso nuestro desafío en estos meses ha sido lanzar nuevos clientes corporativos porque el mejor combate al COVID es proteger y reforzar el sistema inmunológico.

El universo virtual rompe muchas de las barreras y excusas impuestas por las personas para no practicar actividad física. Hoy, una persona de Santiago puede participar en una clase en un gimnasio en Valparaíso, por ejemplo. En una etapa en donde el estar sentado es el nuevo cigarrillo, deporte, nutrición y salud mental son claves para mantener la población sana y los empleados productivos.

Chile tiene niveles altísimos de obesidad y para nosotros fue clave entender estos parámetros para reforzar las fortalezas que brinda Gympass: no solo queremos darle mejor calidad de vida a los empleados sino que queremos demostrar que el cambio cultural genera de forma inmediata un rebote en el ámbito laboral de todos los empleados. En Chile, por ejemplo, solo 2,3% de usuarios concurrían a un espacio deportivo y uno de los condicionantes que sobresalía en los estudios era la falta de tiempo ‒ en México un 2,7% y el país que encabezaba la lista era Argentina con un 7%. Este aspecto fue muy tenido en cuenta y contribuyó a que se profundizaran las acciones para atender esas necesidades, sobre todo en el actual contexto de teletrabajo.

La adaptabilidad del liderazgo se basa en escuchar a los sectores técnicos y operativos y se requiere una calibración continua para consolidar procesos. En nuestro caso, utilizamos la tecnología como un aliado y concentramos todos nuestros esfuerzos para ajustar nuestro modelo de negocio y poder ofrecer una solución 100% digital al mercado del fitness.

Las necesidades de los colaboradores forman un tejido que sirve, bien entendido, como red de contención en tiempos difíciles. No concebimos un mundo en donde nuestros hijos tengan una expectativa de vida menor que nosotros.

El sector ejecutivo vive tiempos en los que se fracturó la dimensión material. La contingencia sanitaria nos ha obligado a reflexionar haciendo. Hemos tenido que reconocernos vulnerables para poder reencauzar una fuerza, en nada parecida a la idea irruptora de otras épocas. Los líderes corporativos deberían entenderlo más temprano que tarde. La fortaleza que la nueva normalidad necesita, debe reconocer y aceptar las condiciones del ahora. Ese es el desafío y la gran coyuntura en este momento histórico.