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Uruguay puertas adentro
Miércoles, Noviembre 16, 2016 - 14:55

Si quedarse bajo techo es opción o imperativo, Montevideo y Punta del Este tienen un sinfín de panoramas.

La peor tormenta en una década, con lluvias y ráfagas de hasta 125 kilómetros por hora, no es el mejor escenario para descubrir un lugar. El apacible “Uruguay natural” -que pregona su marca país hace 15 años- se tornó inusualmente extremo a mediados de septiembre de 2016. De todos modos, demostró tener atractivos suficientes para -aunque suene a desperdicio- conocerlo puertas adentro.
 
Con 2,7 millones de visitantes, Uruguay fue el país de América Latina que más turistas extranjeros captó en 2015 respecto de su propia población, que roza los 3,2 millones de habitantes. En una temporada en que Argentina y Brasil registraron sendas caídas en la llegada de visitantes extranjeros, la nación oriental mostró un alza de 3,4%, según el anuario de la Organización Mundial del Turismo.
 
 
Inaugurado a finales de 2009, el moderno y luminoso aeropuerto internacional de Carrasco recibió a las 10:50 del 12 de septiembre el vuelo 551 de Sky, que una hora y 40 minutos antes había inaugurado la ruta entre Santiago y Montevideo. Así, la aerolínea chilena de bajo costo concretaba su segundo destino internacional -debutó en Córdoba en julio último- en 14 años de operaciones.
 
La llegada a Carrasco fue expedita y -para gozo de los hiperconectados- con internet libre. En el regreso, el celo del personal de la compañía aérea en la revisión del equipaje y la escasez de personal en Policía Internacional hicieron que los trámites de embarque se extendieran más allá de una hora. El terminal tampoco contaba a la fecha con casa de cambio en el sector de espera.
 
 
Los 20 kilómetros que separan el aeropuerto del centro de Montevideo ofrecen vistas del parque Roosevelt, exclusivos barrios y ramblas (costaneras). Frente al litoral, sobresale el Hotel Casino Carrasco (Rambla República de México 6451). Hoy bajo la administración de la francesa Sofitel, la construcción data de 1921 y mezcla influencias arquitectónicas clásicas y barrocas. En sus 116 habitaciones han alojado Federico García Lorca, Albert Einstein y, más recientemente, los integrantes de la banda The Rolling Stones.
 
 
 
Café con el Mago
 
Carlos Gardel es el anfitrión del bar Facal (18 de Julio 1249), uno de los cafés más tradicionales (y de los pocos que sobreviven) en el centro de Montevideo. El “Mago” tiene una estatua conmemorativa allí. A eso de las 13:30, una pareja deleita a los transeúntes bailando tango. La fotografía junto al ícono rioplatense es un imperativo. Los enamorados suelen dejar un candado grabado con sus nombres adherido a la reja de la pileta de piedra volcánica que adorna la esquina con calle Yi.
 
 
Abierto de lunes a domingo entre las 8 AM y 1 AM (se extiende a las 3 AM los fines de semana), tiene entre los imperdibles de su gastronomía el chivito, un sándwich de lomo de res y vegetales a elección, un verdadero patrimonio de la capital uruguaya. El marcianito es otra de sus preparaciones al paso: una salchicha envuelta en jamón, queso y una suave masa. 
 
 
Para el postre, la opción recomendada por la casa es el chajá, una mezcla de merengue, crema chantilly, durazno picado y bizcocho. Otras opciones son el helado artesanal de dulce de leche y el churro de manjar, que se elabora con una máquina especial que adelgaza la masa al máximo para que su cocción sea óptima, según resalta el propietario del Facal, Federido Celsi.
 
 
A pasos del único y correcto hotel que la cadena brasileña Intercity administra en Montevideo, específicamente en el sector de Punta Carretas, se halla el Sacramento Open Bar (Williman 594). Con una sobriedad que asombra, su carta de apenas cuatro páginas recoge platos de cocina internacional con toques de autor y acento en la carne.
 
Los óleos de Verónica Cestau -con los retratos de Mick Jagger, Keith Richards, Eric Clapton y David Bowie, entre otros célebres artistas- le daban un ambiente especial a la abundante cena de lomo con papas. Para el postre, los helados artesanales de dulce de leche y crema no deben ignorarse.
 
 
 
Otra alternativa culinaria muy recomendada en el sector es el restaurante Francis (Luis de la Torre 502), que ofrece una apetecible parrilla gourmet. Si el hambre apura, el matambrillo de cerdo relleno a las brasas a la mostaza de dijón es la solución. También impresiona la presentación de los gnocchis rellenos de gruyere y mozzarella con salsa rosa. Sin embargo, el cordero confitado con puré rústico es el orgullo de su dueño, Alberto Latarowski.
 
“En esta industria, que es muy volátil, la mitad de los restaurantes cierra al primer año de funcionamiento. Nosotros ya vamos para los 15 y hemos abierto una sucursal en el barrio de Carrasco”, explica el empresario gastronómico, que ha posicionado su menú en el Salón de la Fama de Tripadvisor luego de acumular cinco temporadas de positivas evaluaciones.
 
 
En Francis, es casi imperativo el dulce de leche. Los helados, los panqueques y el mousse de su carta llevan el sabor que más recomiendan los uruguayos, aunque no menos cautivantes resultan el volcán de chocolate con helado de maracuyá y el crocante de almendras con manzanas al ron.
 
De mercado en mercado
 
Más concurrido pero no por eso menos atractivo, el Mercado del Puerto (Rambla 25 de Agosto de 1825 228) es una colosal fuente de tentaciones. Allí, se reproducen las parrillas gigantes y es común hallar a sus comensales brindando con “1/2 y 1/2", que mezcla en partes iguales vino blanco y espumante.
 
 
Aunque el vacuno y sus vísceras (“achuras” les llaman los montevideanos) reinan, un sabor novedoso lo constituye la pamplona, que se elabora con una pechuga de pollo rellena con pimiento morrón, queso, jamón y aceitunas. “La preparación se fija con una tela de origen porcino que, gracias sus vetas de grasa, le da un gusto especial. Y se cocina a fuego lento por cerca de una hora”, cuenta Verónica González, la regenta del local Cabaña Verónica.
 
Lejano a su homónimo, aparece el Mercado Agrícola de Montevideo (José L. Terra 2220), una centenaria distribuidora de alimentos que devino en 2013 en un remodelado centro comercial, que hoy recibe cerca de 350 mil visitantes al mes. Aunque conservó la venta de frutas, verduras, carne y pescados, el edificio patrimonial hoy reúne 80 puestos de rubros variados, que van de la cerveza artesanal hasta productos gourmet.
 
 
En las afueras de la ciudad, la viña Varela Zarranz (Ruta 74 km 29 Joaquín Suárez) es un buen panorama para empaparse  de la pujante producción vitivinícola charrúa. Se pueden contratar visitas guiadas para recorrer sus viñedos, bodegas y cava, para degustar en terreno el intenso rojo violáceo y los aromas a frutos rojos y ciruelas de su cepa Tannat.
 
 
Las instalaciones construidas a fines del siglo XIX en el departamento de Canelones (ubicado contiguo al noreste de Montevideo) hoy reúnen el trabajo de cuatro generaciones, que ha producido cosechas como la ganadora de la Gran Medalla de Oro en el Concurso Mundial de Bruselas 2005.
 
 
El subsuelo conserva 41 toneles de roble de entre 10 mil y 17 mil litros, traídos en 1903 desde Nancy, Francia, que vale la pena conocer. “Somos la única bodega de Uruguay que tiene una colección patrimonial como ésta en uso, en la que actualmente depositamos vinos de mesa”, destaca Mariana Varela, la responsable de marketing y turismo de la viña.
 
Polo atlántico
 
En el extremo sur del territorio, donde se unen las aguas del Atlántico y el Río de la Plata, se erige uno de los grandes orgullos nacionales, Punta del Este. Posicionada como uno de los principales balnearios del Atlántico, la ciudad es un verdadero carrusel de atracciones, sobre todo en temporada alta, cuando sus cerca de 10 mil habitantes reciben alrededor de medio millón de visitantes.
 
 
Allí, se pueden realizar actividades tan diversas como visitar Casapueblo -la “escultura habitable” que construyó el artista Carlos Paéz Vilaró- para disfrutar del arte y solazarse cada tarde cuando el sol de pone; fotografiarse con el faro de José Ignacio -el exclusivo sector donde Shakira pasa sus vacaciones-; transitar por el puente ondulado de La Barra de Maldonado; observar en su circuito callejero la fecha de la Fórmula-E, el campeonato de monoplazas eléctricos de la FIA, o alojar en la lujosa torre construida en la rambla por Donald Trump.
 
Si el millonario estadounidense no despierta precisamente simpatías, una alternativa muy válida es el monumental Conrad Punta del Este Hotel y Casino (Rambla C. Williman, para 4). Con cerca de 300 habitaciones, es una suerte de ciudadela que alberga un casino al estilo de Las Vegas, spa, gimnasios restaurantes y discotecas.
 
 
“Climáticamente, el destino siempre es muy atractivo, pero marzo seduce cada vez más, porque es un mes espectacular en Uruguay: ya ha pasado la locura del verano, el tiempo se mantiene muy agradable y tenemos tarifas muy competitivas”, confiesa Gabriel Guerra, su gerente de Cuentas.
 
El hotel Il Belvedere (Rambla Lorenzo Batlle y calle Da Vinci, parada 29 Playa Brava) ofrece una vista limpia y amplia del Pacífico. Ubicado sobre una colina, se trata de un complejo turístico concebido como mirador, con apartamentos de dos plantas y cabañas de un piso emplazados entre los jardines.
 
 
Cuenta con un luminoso restaurante ideal para el almuerzo o -mejor aún- visitar a media tarde para tomarse un té acompañado con delicias de la repostería local: scones tibios; dips de mermelada casera, manteca y queso blanco; medialunas y tostaditos de jamón y queso; bocaditos y torta dulces.
 
La  cocina mediterránea e internacional del restaurante Lighthouse del The Grand Hotel (Rambla Lorenzo Batlle Pacheco y Avenida del Mar, parada 10 Playa Brava) podría transformarse en una buen decisión. El lomo de cerdo horneado a fuego lento por cuatro horas es una de las estrellas del menú, sobre todo cuando se le sirve complementado con puré de zanahorias.
 
 
Para quienes valoran lo sustentable, se trata de un establecimiento cinco estrellas “eco friendly”, cuya sofistifación está bien potenciada con detalles como su iluminación led y su arquitectura que aprovecha la luz natural. Allí, sus elevadores reinyectan energía al sistema, el agua para el baño aprovecha el calor del sol y los residuos son sometidos a reciclaje.

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