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William Boulding, de la Escuela de Negocios Fuqua: "Tenemos que producir líderes que estén a la altura de la confianza que la gente tiene en las empresas"
Martes, Noviembre 8, 2022 - 14:19

De paso por Perú, el decano de la escuela de negocios de la Universidad de Duke conversó con AméricaEconomía sobre el perfil de los nuevos líderes empresariales y el buen momento que atraviesan las compañías en términos de confianza y credibilidad para convertirse en plataformas de negocios que mejoren la calidad de vida de las personas.

Hace un par de semanas, la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC) de Perú y la Universidad de Duke de Estados Unidos firmaron una alianza que permitirá a estudiantes peruanos acceder a un programa de doble titulación que incluye un Master en Quantitative Management: Business Analytics (MQM:BA).

Wlliam Boulding, decano de la Escuela de Negocios Fuqua de la Universidad de Duke estuvo en Lima para la firma de esta alianza y AméricaEconomía conversó con él sobre la importancia de que los líderes de empresas tengan competencias para procesar datos y convertirlas en ideas, pero también de lo fundamental que resulta hoy formar líderes conectados con la realidad y las necesidades de las personas que garanticen no solo el éxito de las compañías que dirigen, sino también de la sociedad en general.

-Menciona que un buen líder debe tener humildad, decencia, integridad y estar en contacto con la realidad y las necesidades de las personas. ¿Bajo esos parámetros, cómo evalúa el liderazgo latinoamericano?

Soy optimista y creo que existe esta increíble oportunidad de utilizar los negocios como plataforma para un cambio positivo. Una de las cosas que hace que UTEC sea un socio tan maravilloso es que tienen la misma visión e idea de que podemos usar la plataforma de educación y luego la de negocios para mejorar vidas. Hay una oportunidad maravillosa en América Latina para hacer eso. También hay desafíos en todas partes del mundo, pero si realmente conseguimos a las personas adecuadas y que se desarrollen de la manera correcta, entonces los negocios pueden ser así de increíbles, poderosos y convertirse en una fuerza positiva en la sociedad.

-¿Cuál es el impacto de tener líderes más humanos en el valor de las empresas?

La palanca más poderosa en una empresa es la capacidad de liderazgo. Esta alianza con UTEC está enfocada en el área de análisis de negocios y para lograr [capacidad de liderazgo], hay que empezar por tener gente que tenga confianza empresarial. En este momento, una de las competencias comerciales más importantes del mundo es tener fluidez en los datos, que se han convertido en el lenguaje y la moneda global. Estamos tratando de conseguir personas que tengan fluidez en este lenguaje, esto significa que deben tener las capacidades subyacentes para dar sentido a las enormes cantidades de datos que existen y convertirlos en ideas procesables. Y esto es lo que yo llamo el componente IQ (siglas en inglés de cociente intelectual) del liderazgo. Pero lo segundo que hemos aprendido con el tiempo, es que el mejor líder no puede hacer las cosas solo. Necesita ser parte de un equipo y sacar lo mejor de los demás. Y, por lo tanto, no es suficiente tener fluidez en los datos, sino tener fluidez en la conexión humana. Por lo tanto, las empresas deben tener personas que tengan inteligencia emocional para trabajar de manera efectiva con los demás, para sacar lo mejor de las personas demostrando que las valora, las respeta y desea lo mejor para ellas. Cuando entienden eso, te dan lo mejor de sí. Cuando juntas esos componentes de liderazgo, se convierte en un multiplicador de fuerza dentro de cualquier contexto comercial. Cuando tienes estos líderes que se preocupan no solo por las ganancias, sino por hacer del mundo un lugar mejor, eso a su vez se convierte en una fuerza multiplicadora en la sociedad.

-¿Cuáles son los fundamentos para que las escuelas de negocios o las universidades logren formar líderes con ese equilibrio de competencias?

Hay que atraer a las personas adecuadas. Si piensas que el negocio es solo para obtener ganancias, entonces atraerás a la gente y dirás: ‘bueno, lo único que me importa es ganar dinero’. Pero si piensas que las empresas tienen una responsabilidad en la sociedad y juegan un papel en ella para abordar los desafíos sociales, eso es un cambio fundamental. Existe la expectativa de que las empresas desempeñen un papel más amplio, que pueden hacer más para mejorar vidas. Se puede dejar en claro que ese es el papel de los negocios y las personas que realmente se preocupan por hacer algo significativo o que tienen un propósito en sus vidas, están descubriendo que los negocios pueden ser la vía que usarían para lograrlo. El liderazgo te permite tener un impacto en muchas vidas y se comienza atrayendo a las personas adecuadas que entienden el propósito completo y el alcance de la actividad comercial. Luego debes brindarles la experiencia transformadora que los coloca en una posición para tener las habilidades técnicas necesarias, pero también las habilidades de la gente. Si no puedes conectarte, entender o preocuparte por los demás, puedes ser la persona más inteligente del mundo, pero no llegarás a ninguna parte.

-Las crisis son una gran oportunidad para mostrar muy buen liderazgo. En la crisis financiera de 2008 se habló mucho de la falta de ética en las empresas, especialmente en el sector financiero. Ahora nos enfrentamos a otra crisis económica. ¿Cómo cree que los líderes empresariales están enfrentando esta nueva crisis, han aprendido del pasado?

Cuando miras la crisis financiera, la mayoría de la gente dirá que las compañías la causaron. La consecuencia fue una pérdida de fe y confianza bastante significativa en la comunidad empresarial. Después de haber trabajado con el Banco de la Reserva Federal de Nueva York durante varios años, que es responsable de trabajar con Wall Street, siempre he dicho que tenemos que asumir la responsabilidad de haber educado, producido y puesto a los líderes empresariales en puestos que ahora han perdido la confianza de la población en general. Y ese fue un gran problema. Lo que es fascinante es que si miras la crisis actual, es completamente diferente. Lo que ha encontrado el Edelman Trust Barometer (encuesta que monitorea el nivel de confianza de la población mundial) es que las empresas son las únicas instituciones confiables consideradas competentes y éticas. Al mismo tiempo, se ha visto una pérdida de fe y confianza en las instituciones gubernamentales, no gubernamentales y en los medios de comunicación. Las empresas han surgido como más confiables como resultado de lo que sucedió con el COVID. Hace poco hice un evento con personas de la OMS y he sido parte de la dirección de la CDC de Estados Unidos y me dijeron que fue increíble cuánto se preocupa la comunidad empresarial por sus empleados para mantenerlos sanos, en una posición en la que puedan ser miembros productivos de la sociedad y estar ahí para sus familias. El nivel de confianza en las empresas pre y post COVID ha aumentado dramáticamente. Al mismo tiempo, lo que ha aumentado es la creencia de que las empresas deben participar en la resolución de los desafíos sociales. Entonces, la expectativa es que no solo confío en mi CEO, sino también en mi empresa para que me brinde orientación sobre problemas relacionados con la salud. Ahora esperan que las empresas intervengan en el clima y hagan las cosas apropiadas para abordar esta crisis climática de la que todos, colectivamente, somos responsables de resolver. Este es un cambio dramático. Las empresas están teniendo un momentum de confianza, pero también es un punto de inflexión donde las expectativas han aumentado significativamente. No podemos darnos el lujo de producir líderes que fallarán en este momentum de confianza. Tenemos que producir estos líderes que estén a la altura de la confianza que la gente tiene en las empresas y de las expectativas de que el negocio hará más por la sociedad. Si podemos producir el tipo correcto de talento y de liderazgo, entonces veremos que las empresas juegan un papel profundamente importante en la creación de oportunidades y la resolución de importantes desafíos sociales.

-En este nuevo liderazgo destaca mucho la ética y los valores. ¿Pero, cómo formar a este tipo de líderes cuando, especialmente aquí en América Latina, donde estamos viviendo una crisis de valores y corrupción en los gobiernos?

Cada país tiene sus propios desafíos. Hay muchos ejemplos de líderes que tienen fallas, que pueden exhibir un comportamiento que nadie más tendría. En ese contexto, lo primero que diré es que algunas personas explotarán a otras y harán cosas corruptas. Pero si nos preguntamos sobre el papel de la corrupción y su conexión con los negocios, pues la corrupción es el enemigo de los buenos negocios porque provoca una pérdida de fe en lo que la empresa está tratando de hacer por uno como empleado, como cliente, como la comunidad en la que reside. La corrupción le quita dinero a toda esa gente y lo mete en el bolsillo de alguien, en vez de poner dinero en el bolsillo de todos. Desde la perspectiva de los líderes empresariales que buscan una excelencia sostenible, que contribuirán a sus empresas y a la sociedad, la corrupción no funciona. La corrupción crea problemas y, en última instancia, es lo que crea pobreza y es destructivo. No tenemos ningún interés en las personas que son egoístas y vulnerables a la corrupción.

-Hablando de los líderes del mañana. ¿Cómo ve el liderazgo en las futuras generaciones?

Soy lo suficientemente mayor para decir que cada generación dice ‘¿qué les pasa a los niños de hoy?'. Y, por supuesto, lo que pasa es que las personas son diferentes, no es que les importe menos o hagan menos o algo por el estilo. Es importante reconocer que la generación entrante que producirá los líderes de hoy y de mañana, realmente se preocupa por el mundo y quieren asegurarse de que lo protejamos para el futuro, para las personas que vendrán después. Tienen un profundo interés en hacer cosas que produzcan oportunidades sostenibles, en lugar de explotar o extraer recursos que puede ser realmente bueno para a corto plazo, pero son muy perjudiciales a largo plazo. A esta generación le importa mucho, como digo, la excelencia sostenible y la oportunidad sostenible y quieren participar en empresas que les permitan ser auténticos en sus valores en ese sentido. En última instancia, cada empresa es tan buena como el talento que tiene. Lo que tengo muy claro, ya sea por hablar con los directores ejecutivos o por las personas que siempre recopilan datos sobre esto, es que las empresas entienden que si quieren atraer a los mejores y más brillantes talentos, deben ser una empresa que se preocupe por marcar la diferencia en el mundo en un sentido positivo. Esta generación está imponiendo disciplina a los líderes actuales que pueden ser de diferentes generaciones en las que quizás no tuvieron que hacer malabarismos con los intereses de la sociedad y sus propias empresas en la misma medida.

-¿Pero cómo lograr esto con millennials que prefieren trabajar desde casa?

Hay algunas cosas complicadas que sucedieron con el COVID que aislaron a todos y cambió nuestra mentalidad de hacer cosas juntos. Esto tomará algún tiempo para recuperar la capacidad de conectarnos como comunidades porque mucha gente dice, 'bueno, ahora solo quiero trabajar desde casa. Es conveniente, me hace la vida mucho más fácil'. Para muchas, muchas cosas eso es un avance. Creo que veremos una reestructuración fundamental de cómo se hace el trabajo y encontraremos los beneficios del uso de la tecnología. No obstante, para la creatividad y la innovación realmente ayuda tener personas juntas. He visto muchas empresas que ahora están luchando por conseguir que sus empleados más jóvenes vayan a la oficina. Para ser un gran equipo necesitas tener gente que sea diferente porque si todos son iguales, ¿cuál es el punto? Lo que me preocupa, es que vamos a tener que descubrir cómo, aprender unos de otros, crear este sentido más cercano de conexión humana para que no encontremos las diferencias como problemáticas, sino como oportunidades para la innovación y el conocimiento para crecer personalmente también.

Autores

Natalia Vera Ramírez