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Aeroméxico, nueva aviación comercial
Jue, 26/07/2012 - 14:46

Alicia Salgado

ACE 55: ¡no llores por mí, Argentina!
Alicia Salgado

Alicia Salgado es periodista mexicana, especializada en finanzas y columnista habitual de Excelsior.com.mx.

Si pudiera resumir qué significa el anuncio de que Aeroméxico, que preside José Luis Barraza y dirige Andrés Conesa, firmó una carta de intención con Boeing para “adquirir” hasta 100 aviones de nueva generación por un monto estimado actual de 11 mil millones de dólares, para asegurar su programa de renovación de flota anual por los siguientes diez años (2013-2023), le diría que tiene tres impactos positivos y dos negativos.

El primero que nadie más le dirá aerolata y, para el consumidor, implicará más espacio en clase turista (mejora la calidad de la democracia), comodidad para el transporte de maletas, aumento de la seguridad y confiabilidad de la aerolínea, porque con aviones de nueva generación, deberá tener menos retrasos por mantenimiento ni tampoco esperaríamos que quiebre.

No estoy segura que implique tarifas más bajas –me encantaría decir que la ganancia en eficiencia y costos mejorará precios finales–, pues mientras no haya una solución a los precios atados de esta industria, comenzando por los aeroportuarios y de impuestos, esto no se logrará.

En segunda, para la SCT, de Dionisio Pérez-Jácome, y el gobierno de Felipe Calderón es muy buena noticia, pues mientras trae a una aerolínea con el estertor, la otra levanta vuelos largos.Aeroméxico concreta un programa de inversión robusto, transparenta sus resultados, y con un balance lo suficientemente sólido como para que pueda competir abiertamente con aerolíneas globales por el mercado regional latinoamericano y estadunidense desde y hacia México.

Hoy la SCT tiene a las principales aerolíneas mexicanas con sendos anuncios de inversión-expansión de aviones de nueva generación.

La primera fue Volaris, con 44 aviones Airbus, la segunda fue Interjet con los 20 aviones rusos Sukhoi (pese a que no levantó nada en Londres) y Aeroméxico que levanta una tercera parte del total pedido a Boeing en Farnborough por 34 mil millones de dólares. ¡El más alto de la historia de una línea aérea nacional! Finalmente, Vivaerobus, que tiene 19 aviones al finalizar el año y con crecimiento de 18 por ciento.

A Aeroméxico le asegura la reducción en 16% en el gasto de combustible (4% de los costos totales) debido a que el 737 Max es un avión de nueva generación de medio recorrido (como para Cancún o Monterrey), también implica más rapidez por lo ligero del fuselaje (por lo tanto, puede dar más vueltas entre destino y destino) y más eficiencia en el uso de combustible por la forma en que trabajan los nuevos motores.

El Dreamliner no se diga. Es de dos pasillos para 200 a 250 pasajeros de la Boeing Commercial Airplanes, que preside Ray Conner, y dirige Jim McNerney. No lo dude, esta adquisición sólo se compromete cuando hay capacidad de pago.

Hoy tiene 110 equipos y 15 son propios (en 2009 ninguno) y con la compra se encamina a tener una mezcla de 75% propios, 25 arrendados, como las aerolíneas sólidas, y eso implica pagar 42 millones de dólares anuales para asegurar que el anticipo les permita alcanzar una flota de 200-230 aviones hacia 2024.

Y con todo este anuncio, ¿quedará espacio aún para que llegue otro vivales con el juez Felipe Consuelo a decirle que tiene el dinero para reflotar Mexicana? ¿Tendrá una idea de cuánto valdrá la marca?

¿No le pasará lo que a Panam Airlines o a TWA?, ¿quién se acuerda de esas marcas una vez que se desploman las aerolíneas?

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.

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