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Brasil: modere su entusiasmo
Mar, 15/05/2012 - 12:08

Jerry Haar

 2011: el comienzo de un buen año
Jerry Haar

Jerry Haar es profesor, investigador y consultor de Administración Internacional, Planeamiento Estratégico y Mercadeo. Actualmente es Decano Asociado y Profesor de Administración en la Escuela de Administración de Empresas en Florida Internacional University (FIU). También es Investigador Principal del Programa de Inversión Internacional de Columbia University. Antes de asociarse con FIU, fue Investigador Principal y director del Programa Interamericano de Comercio y Trabajo en el Centro Norte-Sur de la Universidad de Miami, así como investigador principal en Wharton School de la University of Pennsylvania. Se graduó cum laude en American University, recibió su maestría en Johns Hopkins University y obtuvo su doctorado en Columbia University. También cursó el Executive Program en la Gestión de Sistemas de Salud de Harvard University. Es autor y co-autor de catorce libros y vários artículos, y ha servido como consultor para empresas públicas y privadas en los Estados Unidos.

Curb your enthusiasm no es sólo el título de una popular serie de televisión de HBO. También podría servir de consejo para todos aquellos que invierten, exportan o hacen negocios con Brasil. Por cierto, en materia de negocios Brasil sigue siendo el más atractivo y amistoso de los BRIC. Sin embargo, la exuberancia irracional que han desplegado, sobre todo, aquellos que nunca han vivido ni trabajado en Brasil, debe ser cotejada  y puesta a prueba contra las realidades operacionales y macroeconómicas.

Para empezar, el crecimiento económico brasileño va a la baja. En el cuarto trimestre de 2011 la economía brasileña esquivó la bala recesiva. El gasto en consumo amortiguó la caída prolongada de las manufacturas. Pese a la desaceleración en China e India, la demanda por materias primas  también sirvió. Claramente, Brasil no está creciendo a su pleno potencial, pese a los precios al alza de las materias primas y de los flujos de inversión extranjera.  Una moneda sobrevaluada ha traído la bonanza para los importadores, consumidores, dueños de restaurantes y brasileños que viajan al extranjero. Los retailers de Miami, Buenos Aires y Santiago de Chile ahora seguramente son devotos de la frase Deus é brasileiro. Sin embargo, el real fuerte está contribuyendo, en opinión de muchos, a la desindustrialización del país. Fabricantes de autopartes, ropa, textiles y electrónica están experimentando una crisis de competitividad, a medida que importaciones –no sólo de China- les van quitando compradores. El gobierno está intentando compensarlos mediante programas como “Brasil maior”, que ofrece una combinación de financiamiento, rebajas tributarias y medidas comerciales.

La buena noticia es que los consumidores seguirán sosteniendo la economía. Empresas como Redecard, Telefónica, Cielo y Ambev han tenido grandes resultados. Adicionalmente, habrá una demanda constante por materias primas y recursos naturales. China no puede permitir una desaceleración económica muy fuerte por razones tanto políticas como económicas. El desempleo permanece bajo, los salarios siguen subiendo y el gobierno está comprometido con mantener la expansión del crédito.

Mucho se ha dicho de la bonanza petrolera, junto con la Copa Mundial de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. Todos aportarán un flujo constante de ingresos y empleos, especialmente en los proyectos de infraestructura, lo que mantendrá a Brasil en la senda del crecimiento. Pero aquí también hay que tener cautela. Bajas tasas de interés y una política fiscal expansiva podrían terminar exacerbando la inflación. ¿Qué pasará con los empleos de la construcción después de 2016? ¿Qué hay de la deuda pública incurrida para financiar estos proyectos masivos?

Respecto de las reservas petroleras, debajo de una capa de sal en el océano Atlántico, Brasil dispone de al menos 128.000 millones de barriles, el doble de las estimaciones del gobierno y equivalentes a todo lo que hay en el Mar del Norte. Sin embargo, los indicadores financieros de Petrobras se han deteriorado. Derrames de crudo y niveles de producción por debajo de lo proyectado  se suman a la saturación de su capacidad de refinación. Brasil ahora exporta crudo a Asia e importa de vuelta gasolina. Por estas razones los analistas del banco Bradesco han rebajado las calificaciones de Petrobras.

Moderar el entusiasmo por Brasil no significa rechazar el país como un lugar atractivo para hacer negocios. Pese a los desafíos de su ambiente de negocios (se ubica en el lugar 126 de 183 en el último informe Doing Business del Banco Mundial), los activos superan claramente los pasivos. Las razones de peso para ser moderadamente optimista respecto de Brasil son muchas: el tamaño del país y su enorme masa de consumidores, los abundantes recursos naturales, las políticas fiscales y monetarias prudentes, una clase media que ya representa la mitad de la población, un conjunto amplio de multinacionales locales  y redes de suministro de alcance global.

Los brasileños siempre han sostenido que están en el país del futuro. Ya no. El futuro ha llegado, pero cargado de desafíos y grandes posibilidades. El éxito sólo llegará a aquellos que procedan con cautela.

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