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¿Cascos azules mexicanos para misiones de paz?: ¡cascos amarillos!
Dom, 28/09/2014 - 15:04

Vianey Esquinca

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Vianey Esquinca

Vianey Esquinca es consultora en comunicación e imagen, escribe la columna "La Inmaculada Percepción" en Excelsior (México).

Esta semana la prensa nacional dio amplia cobertura al anuncio del presidente Enrique Peña Nieto de que México aportará cascos azules -personal militar- a misiones de paz realizadas por Naciones Unidas. La medida fue en general muy bien recibida, sin embargo hubo algunos sectores que cuestionaron la decisión.

Por ejemplo, algunos perredistas ya están preparando una queja contra la ONU por considerar que están siendo parciales y que seguramente tienen intenciones partidistas de cara a las elecciones del próximo año, por lo que propondrán que los enviados mexicanos usen cascos amarillos. Aunque esa propuesta tendrá que enfrentarse a la idea de los partidarios de Morena quienes están pidiendo usar boinas, y no cascos como los soldados del imperialismo yanqui.

Hubo algunos que sólo leyeron los encabezados de los periódicos diciendo que México enviaría cascos y de inmediato se apuntaron para iniciar los procesos de licitación para la compra de esos accesorios. Uno de ellos fue el director del Proyecto Metro, Enrique Horcasitas, quien señaló que tiene gran experiencia en procesos complejos como el de la Línea 12. El que además se sumó a la iniciativa fue el senador Mario Delgado quien, argumentando también experiencia en la línea antes dorada, él sí sabía cómo sacar los recursos.

También hubo ciudadanos que consideraron que antes de pensar en enviar militares y personal civil a las misiones de la ONU, se debían resolver los problemas internos. Aunque la gente que señaló esto puede tener mucha razón, es importante considerar que el Ejecutivo ya hizo un compromiso y sería muy mala señal para la imagen internacional que dijera que siempre no. Por lo anterior hay que pensar un plan B y enviar a algunos sustitutos a esas misiones de paz.

En la vida política mexicana hay muchos personajes que podrían servir de negociadores de paz. Ellos han demostrado capacidad y talento para convencer al contrario. Así, se podrían enviar a negociar a los profesores de la Sección 22 de la CNTE. Si han podido sacarle todo lo que han querido al gobernador Gabino Cué, ¿cómo no serán capaces de convencer al enemigo de abandonar las armas? Y si no quieren, que les hagan un plantón permanente en la zona de batalla.

Los alcaldes y políticos de Michoacán son también una excelente opción en la negociación. Son capaces de fingir amistad, camaradería e incluso mantener la cabeza fría, a pesar de ser “levantados” por integrantes del crimen organizado y “estar obligados” a reunirse con personajes como Servando Gómez Martínez alias La Tuta. Ellos podrían confundir e infiltrar perfectamente al enemigo. Hablando de La Tuta por supuesto siempre.

Pero si eso no fuera suficiente para tener negociaciones eficientes, siempre se puede enviar a un grupo de legisladores para que establezcan una comisión especial que esclarezca de quién es la responsabilidad de cualquier conflicto. Podrán comenzar a citar a comparecer a los involucrados y recabar pruebas; todo ello por supuesto en medio de una tregua forzada entre los dos bandos. De aquí a que lleguen a una resolución, se garantizan periodos de paz casi permanentes.

Ahora, si México no quiere contribuir con negociadores, puede enviar al súper bombero Alfredo Castillo a ser comisionado de las zonas de conflicto. La figura de comisionado ha sido muy redituable, así que se puede exportar este modelo de gobierno. 

Si el malo de la película, los terroristas o los radicales se niegan a deponer las armas, entonces México puede contribuir a atacar a las líneas enemigas. Por ejemplo, mandando a Grupo México a instalarse a cualquier campo del adversario y explotar sus recursos naturales. En menos de lo que canta un gallo comenzarían los derrames y la contaminación, aislando y afectando a las líneas contrarias. Esto es mejor que la guerra química y la empresa ha demostrado su amplia experiencia en acabar con todo lo que toca.

Definitivamente, México tiene muchas opciones para enviar “dignos” representantes a otros países, con lo que mata dos pájaros de un tiro. Primero, no queda mal el presidente con su compromiso global y segundo, el país se deshace de ellos.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.

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