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Chile, ¿rezagado en competitividad? ¡No, más!
Mié, 05/06/2013 - 11:43

Víctor Cabrera

Medioambiente y TI: un desafío para el 2011
Víctor Cabrera

Doctorado en Informática (Ph.D.) Université des Sciences et Techniques du Languedoc, Francia, Centre de Recherche d'Informatique de Montpellier, Especialidad Bases de Datos Relacionales. Posee una Maestría en matemáticas aplicadas (DEA, USTL, Montpellier) y es profesor de matemáticas y física de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Con más de 17 años de experiencia en el mercado ha sido consultor en diversas empresas y ha liderado decenas de proyectos informáticos en Bases de Datos Relacionales. Ha sido también investigador en las áreas de análisis y diseño de Bases de Datos Relacionales y Metodologías de Implementación de Sistemas de Información. Actualmente es gerente general de DBNeT. Fue vicepresidente de Gechs (2002-2005) y presidente de Gechs (2005-2006).

Recientemente el Institute for Management Development (IMD), una de las más importantes escuelas de negocios del mundo, publicó el resultado de su Índice de Competitividad Mundial donde Chile cayó dos lugares -desde el 28° al 30°- en relación al año pasado. Además de la sorpresa que implica esta caída en un escenario de expansión económica, los resultados del estudio muestran varios aspectos donde inesperadamente nuestro país está en deuda.

IMD separa su índice en cuatro factores: desempeño económico, eficiencia del gobierno, eficiencia de los negocios e infraestructura. De éstos, Chile presenta un retroceso en los dos últimos. En el caso de eficiencia de los negocios nuestra mayor debilidad está en prácticas de administración; mientras que en infraestructura todas las variables del factor tienen resultados críticos.

Evidentemente hay inversiones que el Estado debe hacer en infraestructura y el mismo IMD propone reactivar el modelo de concesiones para materializarlas, pero esta inversión debe ser acompañada de acciones orientadas al corto y mediano plazo.

Chile también muestra debilidades en aspectos específicos como comercio internacional, mercado laboral y marco societal, por lo que se debe hacer un análisis detallado para entender en qué estamos fallando y qué caminos debemos tomar.

En este sentido es posible capitalizar el buen resultado en el factor eficiencia gubernamental para identificar buenas prácticas que puedan traspasarse al mundo privado. Algunas de estas prácticas han sido implementar estándares internacionales para la gestión de la información dentro de las instituciones y digitalizar el máximo número de sus procesos, con el fin de aumentar su eficiencia y accountability. Un ejemplo clásico de estos cambios es el SII, pero también se debe destacar el esfuerzo que están realizando las Superintendencias de Bancos y Seguros, y la de Valores.  

Es evidente el enorme impacto positivo que han tenido estos procesos de adecuación a normas internacionales y digitalización en el Estado y, por lo mismo, se hace obvio que el Ejecutivo debe empujar y apoyar un proceso similar para el mundo privado.

Un buen inicio puede ser incentivar  la masificación de la documentación electrónica -facturas, boletas, firmas avanzadas- y la adopción de normas internacionales de reporte financiero -IFRS- y de gobiernos corporativos. Otra medida urgente para hacerse cargo de la caída de 22 puestos en el factor mercado laboral es adecuar la legislación a los nuevos tiempos. Necesitamos regular los Documentos Electrónicos Laborales y el teletrabajo, y crear nuevas políticas de inmigración para paliar el déficit de profesionales técnicos en áreas tecnológicas.

Si como recomienda IMD, el mundo privado, la academia y el gobierno realizan un esfuerzo conjunto para implementar estas y otras medidas asociadas a la competitividad, podremos retomar nuestro camino al desarrollo antes de quedarnos rezagados.

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