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Colombia: ¿cómo será la economía de un país en paz?
Jue, 24/09/2015 - 11:42

José Roberto Concha

Dos años del TLC entre Colombia y Chile
José Roberto Concha

José Roberto Concha es el director del Consultorio de Comercio Exterior (Icecomex)  y jefe del departamento de mercadeo y negocios internacionales de la universidad Icesi (Colombia). Con un Master of Management y un Phd en Mercadeo de Tulane University en New Orleans, Estados Unidos. Trabajó durante 13 años como gerente de mercadeo en Miles Laboratorios y en Sucromiles, y por 16 años se desempeñó como gerente general de empresas del país y del exterior como Comolsa, Valores en Carvajal S.A., Offsetec en Quito, Ecuador y Zona franca Palmaseca. Dicta cátedras en negocios internacionales y mercadeo en la Universidad Icesi y dicta cursos en estas materias en Ecuador y Bolivia en los MBA de Espol y de la Universidad Católica, respectivamente.

Todavía está en la memoria de los colombianos aquel 7 de enero de 1999, cuando se esperaba poner fin al derramamiento de sangre que lleva más de cinco décadas en el país; aquel nefasto hecho protagonizado por "Tirofijo" y que acabó con las ilusiones de una nación. El presidente Pastrana fue el único que asistió a la negociación en el departamento del Caguán, con el célebre episodio de la silla vacía.

Hoy somos testigos de un hecho similar, con diferentes protagonistas. Esta vez son el presidente Santos y "Timochenco", aunque las expectativas son las mismas de aquel entonces. ¿El resultado? Esta vez esperamos que sí sea favorable.

Soñamos con lo que todos los habitantes de este país nunca hemos podido disfrutar: un país en paz, en el cual los ciudadanos puedan movilizarse libremente, donde el turismo, la inversión nacional crezca y la extranjera llegue al país sin restricciones o miedos; un país donde los campesinos puedan volver a las tierras de donde han sido desplazados; un país donde el campo retome su esplendor, donde el agro y la industria progresen sin temores.

En la última década la imagen del país ha venido mejorado considerablemente: la lucha contra el narcotráfico, el control al lavado de activos, la disminución del terrorismo y el control al contrabando nos ha dado una mejor imagen en el panorama internacional; pero nada comparable a un acuerdo de paz firmado. Esto sí será mucho más positivo; este hecho desencadenará numerosos beneficios para el país.

Un país más seguro reducirá su gasto en la guerra, beneficiando a sectores sociales como la educación y la salud, incluso aliviando las cuentas nacionales. El presupuesto destinado a la guerra podrá ser invertido en solucionar las inequidades de la sociedad, en resolver los urgentes problemas de infraestructura de los que adolece el país, beneficiando los costos, y por ende, los precios de los productos y servicios; agilizando los procesos de comercio internacional, en resumen: volviéndonos más competitivos nacional e internacionalmente.

El fin de esta absurda guerra interna facilitará el crecimiento económico, y en general, aumentará la calidad de vida de la población. Además, no existirán ya más víctimas de un conflicto armado. La distribución de la propiedad se equilibrará un poco, ya que los territorios en poder de los grupos armados podrán ser devueltos a sus moradores legítimos.

El contar con mayor disponibilidad de recursos económicos podría reducir la deuda externa y potenciar la economía; fortalecerá los sistemas financieros y traerá mayor prosperidad para la nación. La guerra es un gran despilfarro de recursos que podrán ser invertidos en diferentes sectores, y la eficiencia de dichas políticas depende del tipo inversiones que se realicen.

Nos queda pendiente una campaña a nivel internacional para cambiar nuestra imagen y que Colombia con 50 millones de habitantes, plena de recursos naturales y una situación estratégica envidiable, ofrezca al mundo la hospitalidad de su pueblo para las inversiones extranjeras y el turismo, extranjeros que ahora sí van a poder conocer la verdadera "Colombia: Magia Salvaje".

Un reciente estudio de las Naciones Unidas mostró que el PIB de Colombia actualmente tarda en duplicarse 18,5 años; análogamente, con los mismos recursos y sin conflicto armado, el PIB se duplicaría en 8,5 años. Este estudio muestra que es el momento y la oportunidad indicada de Colombia para potenciarse al mundo. Sin duda para nuestro país no hay mejor opción que la paz.

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