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¿Cómo se llaman?
Vie, 07/02/2014 - 09:23

Yoani Sánchez

La despedida de Fidel: a su manera
Yoani Sánchez

Yoani Sánchez es Licenciada en Filología. Reside en La Habana, Cuba, es una de las blogueras más destacadas en el mundo de habla hispana. Entre otras distinciones, por su trabajo en el blog Generación Y, ha recibido los premios Ortega y Gasset (2008), 25 Mejores Blogs Time-CNN (2009), María Moors Cabot (2009) y Príncipe Claus (2010), éste último, por haber sido seleccionada entre los 60 heroes de la libertad de expresión por el Instituto Internacional de Prensa (IPI), con sede en Viena, Austria.

Una multitud esperaba afuera de esa casona del Vedado que tiene una estatua de Abraham Lincoln en el jardín. La escuela de idiomas abría sus puertas a nuevas matrículas y por aquellos días se hacían las pruebas de aptitud a los interesados. Todos aguardábamos nerviosos, pensando que nos evaluarían una pronunciación aquí... un dominio del vocabulario allá. Para nuestra sorpresa, las preguntas principales no versaban sobre lengua, sino que más bien aludían a la política. A media mañana, una joven que había sido rechazada nos advirtió: “Están preguntando el nombre del primer secretario del Partido Comunista en ciudad de La Habana”. Nos quedamos boquiabiertos, ¿quién iba a saber eso?

Hace unas décadas los dirigentes de las llamadas “organizaciones políticas y de masas” eran figuras conocidas a lo largo del país. Ya fuera por exceso de presencia en los medios oficiales, larga permanencia en el cargo o simple personalismo, aquellos rostros podían ser fácilmente identificables hasta por los niños de las escuelas primarias. Machaconamente oíamos hablar del secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas, sacaban en cada telediario a quien dirigía el PCC en una provincia o nos atiborraban con declaraciones de algún presidente de la Federación Estudiantil Universitaria. Allí estaban, claramente reconocibles. Algunos hasta habían llegado a ganarse apodos y numerosos chistes por sus manías e ineficiencias.

Esta mañana han mencionado en la televisión nacional a Carlos Rafael Miranda, coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). Y he caído en cuenta de cómo se han desdibujado esos cargos que antes parecían tener tanto poder, decidir tantos destinos. Gente ahora desconocida, liderando instituciones que cada día caen más en la indiferencia y el olvido. Dirigentes, cuyos dirigidos no pueden recordar con exactitud su nombre y su apellido. Figuras que llegaron tarde para recibir los destellos de las cámaras, incluirse en los análisis de los cubanólogos o –al menos– ser el blanco de alguna broma. Meras sombras de un sistema donde el carisma resulta cada vez más escaso.

*Esta columna fue publicada originalmente en El Universo.com.

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