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Cooperación entre todos los peruanos para una gobernanza innovadora
Dom, 14/04/2013 - 17:23

Jorge Medina Méndez

Innovación: una oportunidad para la nueva Latinoamérica
Jorge Medina Méndez

Es Managing Partner de EY en Perú y miembro de su directorio sudamericano. Asesora a importantes empresas peruanas e internacionales. Cuenta con un MBA de la Adolfo Ibáñez School of Management de Miami. Analista y conferencista en temas de su especialidad, es también presidente y miembro del directorio de diversas instituciones universitarias, profesionales y empresariales.

Los de mi generación, cuando jóvenes, jamás imaginamos que China se convertiría en una potencia económica mundial, ni que la Unión Soviética desaparecería y menos aún que llegaría a existir algo como la "realidad virtual". Los celulares, internet, wifi, GPS, USB, Google, WhatsApp, la "nube", y cuanto hay de TICs, lo han cambiado todo, a tal punto que un joven de 29 años, el creador de Facebook, ha revolucionado la forma en que se comunican más de 1.000 millones de personas en todo el mundo.

Al considerar todo esto, resulta claro entender cómo se canalizan la aspiraciones de la gente y la forma cómo se está generando una dispersión horizontal del poder, a medida que las redes sociales y las nueva tecnologías dan voz y acceso a todos, y surgen líderes virtuales, sin nombre ni rostro, pero con gran poder de influencia.

El mundo está cambiando vertiginosamente. Algunos proyectan que en menos de 50 años el PBI combinado de China y la India será cercano al 60% del PBI del G-20, y que EE.UU. y la Unión Europea -que hoy suman 60%- representarán sólo alrededor del 10%, una situación poco imaginada.

Temas como los de desarrollo tecnológico, crecimiento, crisis financiera, recesión, desastres naturales, calentamiento global, escasez de agua, corrupción y desgobierno son asuntos sobre los que leemos a diario… pero ¿entendemos su verdadero significado e impacto?

¿Cómo ser un país que dependa menos de sus recursos naturales, y más de manufacturas propias con valor agregado? ¿En qué medida afecta la competitividad del país la falta de institucionalidad? ¿Cómo explicar los conflictos sociales con tan buenas cifras macroeconómicas? ¿Cómo superar la desconfianza mutua y de qué manera privilegiamos la colaboración? ¿Qué idea de progreso tenemos? El Perú requiere del esfuerzo y de la cooperación de sus líderes para innovar su gobernanza y gestión pública, y encontrar los equilibrios necesarios entre corto y largo plazo y entre el bien común y el individual. Definir políticas que resuelvan los imperativos más urgentes requiere de la suficiente cogeneración de valor y conocimiento que puede lograrse a través de la cooperación público-privada.

Un país cuya policía, poder judicial y congreso son percibidos como las instituciones más corruptas, con una sociedad que exige resultados inmediatos pero sin involucrarse lo suficiente, con líderes que privilegian el corto plazo, con autoridades que son cambiadas al poco tiempo y sin conseguir logros mínimos…

… un país cuyas universidades no investigan lo suficiente ni tienen mayor relación con la empresa privada, un mercado cuyos agentes económicos están más pendientes de la bolsa que de la economía real, una sociedad cuyos medios de comunicación privilegian el escándalo a su responsabilidad de informar…¿podrá construir bases sólidas para su desarrollo sostenible? Claramente no, y su riesgo de desgobierno será alto.

El Perú requiere una gobernanza moderna, inteligente e innovadora, que se puede lograr si Estado, sociedad civil y sector privado cooperan entre sí, y si sus líderes son capaces de enmarcar los problemas con claridad: ¿cómo enfrentar la enorme desigualdad que existe en nuestro país? ¿Cómo lograr que los más pobres tengan acceso a niveles adecuados de salud, educación y trabajo? ¿Cómo reducir los pésimos índices de criminalidad, cohesión social y bienestar?

Esta cooperación nos ayudará a entender si los planteamientos incoherentes de los agentes antimineros y antisistema son motivados solo por intereses políticos subalternos. Prevenir crisis de legitimidad y reforzar la democracia es tarea de todos. 

No podemos seguir trabajando de espaldas unos de otros permitiendo que la desconfianza nos gane. Hay demasiado en juego: nuestro desarrollo sostenible como nación. Nuestro retos son complejos y requieren que cambiemos paradigmas para trabajar más y mejor, pero juntos. Nos estamos demorando, nos está costando mucho introducir reformas de largo plazo.

La innovación y la cooperación – llevadas a cabo con toda transparencia y rindiendo cuentas– nos ayudarán a construir consensos, definir objetivos comunes y ponernos de acuerdo en la ejecución de las estrategias que aseguren nuestro ansiado desarrollo sostenible. Hagámoslo… antes de que sea tarde.

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