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Copa del Mundo Rusia 2018: una derrota para la libertad de prensa
Vie, 15/06/2018 - 11:47

Thomas Latschan

El peligroso juego de Duterte
Thomas Latschan

Thomas Latschan es redactor de DW.

Mientras miles de periodistas deportivos siguen en persona el Mundial en Rusia, Hajo Seppelt, periodista de la cadena alemana ARD, reconocido internacionalmente por su incansable investigación periodística sobre el dopaje, tendrá que quedarse en casa. Miles de millones de aficionados celebraron hoy el pitido inicial del Mundial de Fútbol en Rusia, entre ellos, Vladimir Putin. Él necesita la Copa del Mundo para presentarse ante el mundo y ante Rusia como el amigable anfitrión de una restaurada gran potencia. Rusia, la orgullosa nación deportiva bajo cuyo esplendor Putin también puede brillar.

Rusia: oscuras sombras penden sobre el deporte

Nadie debe ver las oscuras sombras que penden sobre el deporte en Rusia. Pero Hajo Seppelt se ha ocupado de revelar el sistemático uso de dopaje del Estado ruso. Investigaciones que llevaron a la exclusión de muchos atletas rusos en los Juegos Olímpicos de Río en 2016 y en 2018 en los de Invierno en Corea del Sur. Seppelt se ha convertido así en una especie de enemigo público en Rusia.

Este periodista alemán es atacado en las redes sociales y hasta amenazado de muerte. Antes de la Copa Mundial fue declarado persona non grata y Rusia le negó una visa. Si la canciller no hubiera intercedido, no la hubiera recibido. Pero los organismos de seguridad alemanes le han advertido al periodista que un viaje a Rusia significaría un "riesgo impredecible".

Se sabe que el periodismo crítico en Rusia es una profesión riesgosa. Los periodistas políticos son abiertamente hostigados, presionados, intimidados y algunos son amenazados de muerte. Los medios internacionales pueden ser clasificados en Rusia como "agentes extranjeros" desde finales de 2017. Los periodistas críticos de Rusia en el extranjero también están cada vez más expuestos a las campañas de odio de los trols rusos, brigadas de ataque en las redes y bots.

Una vergüenza para Rusia, y la FIFA

No tiene precedentes el hecho de que un periodista deportivo extranjero también corra peligro en Rusia. Eso evidencia aún más el deplorable estado de la libertad de prensa en el país anfitrión de la Copa del Mundo 2018.

Seppelt corre riesgo de ser interrogado y encarcelado por las fuerzas de seguridad rusas. Tampoco se descartan "actos espontáneos de violencia” contra dicho periodista. Esto muestra claramente que lo que en Rusia predomina es la hostilidad en lugar del deseo de esclarecimiento. Obviamente, el gobierno ruso no está interesado en esclarecer completamente el escándalo de dopaje en su propio país, y menos ahora.

En realidad, ahora se requeriría una clara postura de la FIFA. El Artículo 3 de sus estatutos establece que la libertad de prensa y los medios es uno de los requisitos básicos que debe cumplir un anfitrión de la Copa Mundial. Se necesita una señal clara a Moscú de que los periodistas no deberían verse impedidos a llevar a cabo su trabajo, simplemente porque al Kremlin no le convienen sus informes.

El primer perdedor de Rusia 2018

Si la FIFA fuera consistente, usaría este precedente para repensar su práctica de adjudicación de campeonatos mundiales a autocracias. Hasta ahora, sin embargo, no se escucha nada de la sede en Ginebra. La Asociación Mundial de Fútbol se toma su tiempo.

No importa quién vaya a ser el campeón mundial de fútbol, este juego ya lo han ganado Putin y FIFA. Porque una vez que la pelota rueda, toda la indignación desaparece rápidamente. Lo escandaloso es que el periodismo crítico en Rusia abandona la cancha como el perdedor.

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