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¿Desconectarse o cambiar de marcha en el trabajo?
Mar, 16/11/2010 - 14:55

Mark Dixon

¿Desconectarse o cambiar de marcha en el trabajo?
Mark Dixon

Fundó Regus Group Plc en 1989 y es consejero delegado del Grupo. En 1999, Ernst & Young lo presentó para el premio al empresario del año en el Reino Unido.

Tanto trabajar y no disfrutar hacen de Jack un tipo aburrido: ese era el sermón de la generación de mis padres. Ahora se habla de los peligros de la adicción a la BlackBerry o al iPhone, y de la necesidad de tener tiempo para no hacer nada. Puede que los términos hayan cambiado, pero la sensación sigue siendo la misma: no es sano obsesionarse con el trabajo hasta el punto de dejar todo lo demás de lado. Siempre hemos necesitado desconectar de alguna manera o encontrar un respiro lejos de nuestro trabajo cotidiano, y seguimos teniendo esa necesidad.

Pero, ¿cómo podemos desconectarnos si siempre estamos "conectados"? Muchos llevamos permanentemente una BlackBerry o iPhone, listos para recibir o enviar mensajes de texto o de correo a cualquier hora del día o de la noche. Para aquellos de nosotros que llevamos negocios en diferentes husos horarios, la posibilidad de estar conectados no es algo simplemente práctico, es fundamental.

Según el último estudio de la consultora Gartner, para finales del 2012 habrá 73 millones de adictos de "CrackBerry"’. El adicto al trabajo que contesta llamadas de trabajo durante las vacaciones familiares se ha convertido en un cliché, pero para algunas personas y sus familias es un auténtico problema. Y la ubicuidad de los dispositivos móviles es la excusa perfecta para los adictos al trabajo.

Así que, ¿qué podemos hacer con aquellas personas que parecen incapaces de apagar sus móviles o de prestar toda su atención a algo nuevo? Creo que se trata fundamentalmente de una manifestación moderna del efecto Zeigarnik, que debe su nombre a la psicóloga soviética, Bluma Zeigarnik, quien tuvo un momento de iluminación en 1927 en una cafetería vienesa cuando observó cómo los camareros recordaban las comandas sólo hasta que se servían. En cuanto ya estaban servidas, se olvidaban de ellas.

De forma muy parecida, en el trabajo solemos quedarnos pensando en los problemas que todavía no están resueltos. Y cuando conseguimos solucionarlos, podemos seguir adelante. Pero no todos los problemas se pueden resolver de una vez. Todos conocemos la sensación de tener un proyecto a medias rondándonos la cabeza, aún a sabiendas de que estamos cansados y de que lo único que queremos es dormir. Una discusión sin resolver con un amigo o un colega podría entrar en esta misma categoría. Los mensajes de texto o de correo no dejan de entrar y salir y, si no se tiene cuidado, uno acaba dependiendo de ellos, incapaz de concentrarse en otra cosa, esperando el sonido de entrada de mensajes de correo o de texto, igual que un adolescente enamorado que espera a que suene el teléfono.

Sin embargo, aunque no resulte sencillo, existen formas de manejar estas situaciones. Creo que el secreto consiste en fijarse objetivos realistas para cada día y trabajar hasta que se acaben las fuerzas, o el tiempo. Si ve que se está atrasando, escriba una lista de cosas pendientes y déjelas para el día siguiente. Y si queda algo sin resolver, impóngase un tiempo de reflexión y envíe un mensaje de correo que invite a hacer una pausa, pero dejando abiertas ciertas opciones.

Al final no se trata más que de autodisciplina. Yo no tengo tiempo para la gente que se pasa el día preocupándose. Y nunca me han impresionado quienes tratan de avanzar en su carrera empezando a trabajar temprano y quedándose hasta las tantas, haciendo como que trabajan. Yo valoro a la gente por sus resultados. Si hace el trabajo encomendado, no voy a estar mirando el reloj para ver si ha empleado las ocho horas de rigor.

Pero en cambio sí quiero que tenga su móvil encendido, igual que yo. Y esto no significa que tenga que ser su esclavo. Haga un trabajo después de otro. Si trabaja desde casa, resérvese una zona para oficina, e impida que le molesten mientras trabaja. Al final del día, no deje que le tiente quedarse un rato más, cierre la puerta y apague todo.

En realidad, tengo que confesar que a mí me cuesta bastante desconectar. En mi caso se trata más bien de conectarme a otra cosa, encontrar algo que me proporcione una distracción mental diferente. Así que, si no me estoy ocupando de Regus, estoy pensando en otro de mis negocios.

Cada cual necesita encontrar su propia forma de relajarse. La mayoría de la gente necesita vacaciones, fines de semana con los que recargar pilas o tener su propio tiempo de inactividad. Así que si llamo a alguno de mis empleados y veo que está de vacaciones, colgaré lo más rápidamente posible.

Algunas personas encuentran una gran ayuda en la meditación o en el yoga. Hacer ejercicio puede contribuir a vaciar la mente. Incluso algo tan sencillo como cambiar de ropa puede hacer variar el estado mental. Porque no tiene nada que ver con la tecnología, ni tampoco con las vacaciones (personalmente las puedo tomar o pasar sin ellas): se trata sólo de usted. Haga una cosa cada vez, y emplee su tiempo. Asegúrese de tener una vida variada para refrescar la mente de vez en cuando. Tal como habrían dicho mis padres, un cambio es tan bueno como un descanso.

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