Portillo no es la cloaca, solo es uno de los de dentro.
Que el ex presidente Alfonso Portillo se haya declarado culpable de recibir sobornos de Taiwán, para llegar a un acuerdo con la Fiscalía de Nueva York, no cierra sino abre un capítulo para el país. Probablemente hayan llegado a un acuerdo porque la Fiscalía neoyorquina no tenía mucho para acusarlo. Veamos lo lindo que eso es para la transparencia en las alturas de la política guatemalteca.
A ver. Guatemala mantuvo relación con Taiwán, porque éramos uno de los Estados más anticomunistas, más parias y menos dignos en la segunda mitad del siglo XX, y EE.UU. se animó a ordenárnoslo cuando en 1973 ellos mismos, con un presidente republicano por cierto, dejaron a Taiwán por reconocer a China. Taiwán se dedicó a comprar a los presidentes y a las elites políticas de varias decenas de países para evitar que los dejaran por la potencia de China.
Portillo es el penúltimo capítulo de descubrimientos de esta “diplomacia del dólar” taiwanesa en Centroamérica. El último fue el ex presidente, el “buen”, “disciplinado”, “de derecha libertaria”, “pro empresarial” salvadoreño, Francisco Flores. US$15 millones reconoció haber recibido Paquito, a quien me parece que la Escuela de Gobierno debería quitarlo de su podio de padrinos.
Para garantizar la simpatía nacional, Taiwán no solo sobornó a presidentes. El canciller Carrera acaba de denunciar que había un fondo taiwanés de Q1 millón a disposición de su despacho, que él no aceptó, y reclama a Taiwán explicaciones sobre el soborno reconocido por Portillo. Algunos dicen que hubiera sido bueno solo si lo hubiera reclamado antes; a mi me parece que hubiera sido mejor si lo hubiera reclamado antes, pero es bueno que lo reclame ahora y, en vez de que el presidente Pérez Molina y el mismo canciller digan que no cambiaremos de China, creo que sí deberíamos tener la dignidad de suspender relaciones con Taiwán, si no nos dan una explicación verdadera sobre a quiénes han sobornado en el pasado.
Y si el presidente Pérez Molina no recibió fondos, como asegura, que emprenda, como lo hizo su homólogo Funes en El Salvador, una operación de limpieza de corruptos y señale quiénes sí lo recibieron. Qué canciller, qué expresidentes recientes, qué militares de alto rango y qué jefes de inteligencia civil. Naturalmente, exploremos qué periodistas y columnistas, como ya señaló Óscar Clemente Marroquín. Muchos, por ejemplo, intentaron engañar a los lectores reproduciendo la versión de Taiwán que los US$2,5 millones para Portillo en realidad eran para “Bibliotecas de la Paz”.