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El impacto de los inmigrantes en EE.UU.
Mié, 15/02/2012 - 09:47

Gabriela Calderón

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Gabriela Calderón

Editora de ElCato.org y columnista del diario El Universo (Ecuador). Se graduó en 2004 con un título de Ciencias Políticas con concentración en Relaciones Internacionales de la York College of Pennsylvania. Sus artículos han sido reproducidos en otros periódicos de Latinoamérica y España como El Tiempo (Colombia), La Prensa Gráfica (El Salvador), Libertad Digital (España), El Deber (Bolivia), El Universal (Venezuela), entre otros. En 2007 obtuvo su maestría en Comercio y Política Internacional de la George Mason University.

El Cato Institute acaba de publicar una edición del Cato Journal dedicada a analizar el impacto de los inmigrantes en EE.UU.

Los candidatos que compiten por la nominación del Partido Republicano para las próximas elecciones presidenciales en EE.UU. parecen estar compitiendo por aparentar ser el más determinado a tomar medidas duras contra la inmigración ilegal. Esta hostilidad a la inmigración no se restringe al Partido Republicano. Históricamente sectores de la izquierda en EE.UU. se han opuesto a la inmigración debido a la presión de los sindicatos. Además, Obama ha deportado el doble de inmigrantes ilegales que George W. Bush durante su primer periodo presidencial y 30% más que el mismo durante su segundo periodo.

Esto es lamentable ya que históricamente EE.UU. ha tenido una tradición de fronteras abiertas, la cual se deriva de la concepción liberal que los Padres Fundadores de ese país plasmaron en la Constitución de 1788. También es lamentable porque como lo muestran los estudios en la mencionada publicación, los inmigrantes han tenido un impacto positivo en EE.UU.

En uno de los estudios, Daniel Griswold, presidente de la Asociación Nacional de Zonas de Comercio Exterior, analiza específicamente la inmigración y el Estado de Bienestar en EE.UU. Explica que los inmigrantes no califican para recibir beneficios de la gran mayoría de programas de prestaciones sociales, suelen demandar menos ayudas sociales que la población local al ser usualmente más jóvenes y debido a que prefieren trabajar –teniendo una participación en el mercado laboral que supera aquella de los trabajadores nativos (67,9% vs 64,1% en 2010)–.

En otro estudio, Gordon Hanson, de la Universidad de California en San Diego, indica que los inmigrantes con altos niveles de educación promueven la innovación. Por ejemplo, los trabajadores extranjeros educados en EE.UU. son más proclives a crear patentes que los trabajadores nacidos en EE.UU. y 25% de las empresas nuevas de alta tecnología con más de US$1 millón en ventas en 2006 habían sido fundadas por un extranjero.

Hanson agrega que los inmigrantes con niveles bajos de educación hacen posible que los trabajadores estadounidenses con altos niveles de educación puedan dedicarle más tiempo a su trabajo y menos tiempo a tareas no relacionadas con este (lavar, cocinar, cuidar bebés, etcétera), generando así un aumento generalizado en la productividad del mercado laboral en EE.UU. Por esta razón, Giovanni Peri de la Universidad de California en Davis, señala en su estudio que los inmigrantes hicieron crecer el tamaño de la economía estadounidense entre 1990 y 2007.

En otro estudio Stuart Anderson de la National Foundation for American Policy señala cómo el actual sistema migratorio estadounidense desalienta la inmigración de profesionales altamente preparados, de empresarios que quisieran ir a invertir en EE.UU. y de trabajadores con bajos niveles de educación dispuestos a prestar servicios que demandan los estadounidenses.

Sería lamentable que en lugar de retornar a su tradición histórica de fronteras abiertas, EE.UU. se vuelva una nación cerrada a las ideas, al enriquecimiento cultural y a las oportunidades de negocios que traen consigo muchos de los individuos que se aventuran a dejar su país en busca de una mejor vida en EE.UU.

*Esta columna fue publicada originalmente en El Universo.com.

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