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El juicio político a Donald Trump
Lun, 30/12/2019 - 08:30

Farid Kahhat

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Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

La Cámara de Representantes de los Estados Unidos aprobó los cargos bajo los cuales el Senado decidirá el futuro del presidente Donald Trump. Estos son abuso de poder y obstrucción de la investigación congresal en su contra. Será la primera vez en que el presidente en ejercicio sea sometido a juicio político por un Senado en el cual su propio partido (el Republicano) cuenta con mayoría (53 senadores sobre 100). Dado que para destituir al presidente se requiere el voto a favor de 67 senadores, siempre se supo que era virtualmente imposible que Trump fuese destituido.

La pregunta sería entonces, ¿cuál era el propósito de que una cámara de mayoría demócrata formulase cargos contra el presidente en ejercicio?

Cuando menos un propósito sería el de cambiar la posición que la mayoría de la opinión pública tiene en torno al proceso (afectando así adversamente las perspectivas electorales del presidente en ejercicio y de su partido). Los demócratas consiguieron eso cuando sometieron a debate en la Cámara de Representantes los cargos contra Richard Nixon, en 1974: tras la renuncia al cargo de Nixon, los demócratas ganaron la presidencia y retuvieron el control del Congreso en las elecciones generales de 1976. Los republicanos, en cambio, no consiguieron volcar a la opinión pública en contra de Bill Clinton y el Partido Demócrata durante el juicio político contra del primero, perdiendo posiciones en el Congreso durante las elecciones de medio término, llevadas a cabo en 1998 (es decir, antes de que culminara el juicio político).

¿De qué dependió que en un caso el juicio político culminara en la renuncia del presidente y en la derrota electoral de su partido, mientras que en el otro derivara en que el presidente retuviera el cargo y su partido ganara posiciones en la siguiente elección? Presumiblemente de cómo la opinión pública percibía los cargos en contra del presidente: ¿eran cargos creíbles, o el proceso estaba siendo utilizado con fines proselitistas?

En un inicio, en ambos casos, una mayoría de la opinión pública creyó que los cargos no ameritaban la destitución del presidente. En el caso de Nixon, sin embargo, el Comité Judicial de la Cámara de Representantes consiguió nueva evidencia (las conversaciones de Nixon grabadas por él mismo), que contribuyó a cambiar la percepción del proceso por parte de una mayoría dentro de la opinión pública (y, con ello, el respaldo que Nixon tenía entre los congresistas de su propio partido). En el caso de Clinton, los congresistas republicanos se basaron en la investigación de un tercero (el denominado Reporte Starr) para procesarlo por cargos distintos a los originales (fue finalmente procesado por mentir bajo juramento sobre sus affaires extramaritales).

Tal vez las razones por las cuales en el proceso actual no existe una mayoría clara en favor de la destitución del presidente sean dos. En primer lugar, no queda claro que el cargo fundamental esgrimido contra Trump (abuso de poder) sea de naturaleza criminal (aunque la Constitución no requiere que los cargos sean de esa naturaleza como condición para destituir a un presidente). La segunda razón sería que, además, ese cargo nos remite a un tema relativamente abstruso de política exterior, la trama ucraniana. Es decir, un tema que la mayoría de la opinión pública percibe como de interés secundario.

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