Hace unos días se realizó la Cumbre de la Tierra Río+20 (conocida oficialmente como la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sustentable) en Río de Janeiro, Brasil. En esta instancia internacional -en que participó una delegación de Chile- se trató de avanzar sobre el compromiso de los Estados y la comunidad mundial en los grandes cambios de este siglo XXI.

Entre los acuerdos a los que se llegó en la Cumbre, resulta destacable el que realizaron los alcaldes de las principales ciudades del mundo, quienes prometieron reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 1.300 millones de toneladas antes de 2030, un desafío importante si se considera que sólo en 2010, se emitieron 1.700 millones de toneladas de estos gases.

Si bien el cuidado del medio ambiente es un tema de preocupación del sector público, también ha sido parte de la agenda del sector privado, en donde cada día son más las empresas que buscan aminorar su impacto en el medio ambiente y abrazar la bandera de la sustentabilidad.

En este escenario global surge un beneficio hasta ahora desconocido y es el hecho de que la adopción de soluciones de cloud computing permite a las empresas reducir considerablemente el consumo de electricidad y la emisión de gases contaminantes.

El cloud minimiza los requisitos de hardware, es escalable y a la larga tiene un impacto en el gasto de energía y las emisiones de CO2. Al estar basado en la virtualización, procesamiento distribuido y automatización de datos, disminuye la cantidad de servidores necesarios para proveer un servicio, lo que se traduce en una baja considerable de los recursos empleados por las compañías.

Validando estos planteamientos, cabe mencionar que recientemente se conoció un estudio desarrollado por Accenture y WSP Environment and Energy que señala que las compañías que integran su estrategia de TI al cloud pueden reducir su consumo de energía y emisiones de carbono en 30% o más, frente a aquellas que operan con servidores convencionales.

Este tema es fundamental hoy, pues la sociedad, las autoridades y el empresariado han tomado conciencia sobre la importancia de utilizar procesos más ecológicos, los que además de obtener beneficios económicos, mejoran sus prácticas de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y a largo plazo su reputación corporativa.

Un ejemplo de esto es lo que está ocurriendo en los países que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) –a la que Chile pertenece-, donde muchos inversionistas y empresarios conscientes de la problemática del cambio climático, están solicitando a sus socios comerciales que generen certificados de emisión de huella de carbono en la elaboración de un bien, producto o servicio determinado. Ahora no sólo bastará con tener buenos productos a precios convenientes  sino que deberán ser "conscientes" con el medioambiente.

Argumentos como los ya expuestos, más un impecable track record, hacen que hoy sea imperativo que las empresas conozcan y entiendan los alcances de la tecnología del cloud computing , pues a ahorros significativos se suma un performance inevitablemente mucho más "green", prácticas más amigables con el medio ambiente y acordes con la RSC. Elementos todos inseparables para afrontar los desafíos que plantea el temido cambio climático.