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El rol de China en las finanzas del desarrollo
Jue, 07/01/2016 - 10:33

David Pérez

El rol de China en las finanzas del desarrollo
David Pérez

David Pérez es negociador internacional de la Universidad EAFIT (Medellín, Colombia), especializado en diplomacia comercial y estrategias de acceso a mercados. Ha vivido en China por cuatro años, liderando diferentes proyectos de internacionalización de empresas extranjeras, cooperación internacional y establecimiento de cadenas globales de suministro. Es columnista en Portafolio, principal diario económico en Colombia y ha sido panelista en diferentes foros económicos relacionados con Asia y mercados emergentes.

Con Europa y Estados Unidos ocupados en temas como Siria, Irán, ISIS, las diferentes corrientes migratorias, los bajos precios del petróleo, la corta expansión de sus economías y el gasto económico que demanda la lucha anti terrorista... China ha comenzado a ocupar un espacio diplomático y financiero clave: las finanzas del desarrollo.

El 25 de Diciembre de 2015 entró en funcionamiento el AIIB (Asian Infrastructure Investment Bank), entidad creada gracias al liderazgo de Xi Jinping, quien presentó dicha iniciativa en 2013, con un capital registrado de US$100 billones y cuyas oficinas principales han sido ubicadas en Beijing.  El AIIB es un banco multilateral de desarrollo al cual pertenecen un total de 37 economías asiáticas, 20 no regionales y cuyo objetivo es el desarrollo de proyectos en Asia de infraestructura energética, transporte y logística, agrícola y rural, desarrollo urbano y protección ambiental. Adicionalmente, China lideró la inclusión de miembros fundadores de otras regiones, entre los que se cuentan Australia, Austria, Brasil, Francia, Alemania, Rusia, Suiza e Inglaterra.

A nivel diplomático, el Banco es en definitiva un gran paso de Beijing en su influencia regional y su participación global. China cuenta con el 30% de participación del banco, lo cual lo hace el fundador con el mayor número de votos.

En Asia ya existe el Asian Development Bank (ADB), entidad similar encargada de financiar diferentes proyectos de desarrollo en la región, sin embargo, de la cual hacen parte Estados Unidos y Japón, los que juntos agrupan el 26% de los votos, mientras que China únicamente cuenta con el 5,47%. El ADB anunció en 2010 que Asia necesitaba alrededor de US$8 trillones entre 2010 y 2020 para su desarrollo y dinamismo comercial. China ha intentado contribuir a dicha necesidad, sin embargo, Japón y Estados Unidos han mantenido limitada la participación de Beijing en esta financiación. Limitado por este contexto, Xi Jinping presenta en 2013 el proyecto del AIIB que finalmente entra en vigor con aliados importantes como el Reino Unido, Corea del Sur y Australia.

Adicionalmente, en 2013 Beijing comenzó uno de los proyectos principales que han definido su política internacional desde entonces: One Belt, One Road, orientado al restablecimiento de la antigua ruta de la seda con el fin de reactivar el dinamismo comercial principalmente con Eurasia e incrementar su participación regional. La iniciativa está concentrada en el desarrollo de proyectos de infraestructura, incremento de intercambios culturales y promoción comercial.

Detrás de dicho programa hay diferentes explicaciones políticas y comerciales que fundamentan el optimismo y energía de China en promoverlo. Países como Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán  y Turkmenistán son grandes productores de gas y petróleo, un insumo que China necesita para su funcionamiento; al mismo tiempo, que son países en vía de desarrollo con gran demanda de acero y manufacturas pesadas para su crecimiento, materias primas de las cuales China cuenta en este momento con una sobreoferta. Esto, al tiempo que algunos analistas afirman que la iniciativa puede tener un componente de seguridad que permitiría a China comenzar con participación en proyectos militares conjuntos con estas naciones.

China crece más lentamente, la economía está en una transición productiva y es cierto que la fluidez no es la misma de hace cinco años. Sin embargo, Pekín viene administrando y destinando los recursos clave en programas que además del impacto comercial que tienen a futuro, apoyan el desarrollo de economías que rodean a su país y que serán claves para el sostenimiento de China en las décadas por venir.

Las finanzas del desarrollo vinculan entidades binacionales que llevan a relaciones a mediano y largo plazo que se estima sean estables. China necesita un Sudeste de Asia con una mayor clase media, que tome la manufactura básica de la cual China está saliendo y que continúe su productividad alimentaria. Igualmente, necesita en Asia Central socios estables políticamente y economías con capacidad de suministrar hidrocarburos de forma sostenible. Todo esto, al tiempo que necesita dinamizar la sobreoferta en acero y manufacturas pesadas con la que cuenta e incrementar su rol político y militar en la región.

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