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Empleo: hasta que nos convenga a ambos
Jue, 25/07/2013 - 14:41

Inés Temple

Empleo: hasta que nos convenga a ambos
Inés Temple

Inés Temple es Presidente de LHH DBM Perú y LHH Chile.

He dedicado los últimos veinte años de mi vida profesional a apoyar a muchas personas de diferente nivel y experiencia a buscar otro empleo, recolocarse como dependientes, montar su propia empresa o tener una jubilación activa. Gran parte de ellos llegó a LHH DBM para ser apoyados en sus procesos de recolocación, luego de salir de sus empresas debido a procesos de cambio. 

Una característica común de estos buenos profesionales era su sorpresa por el cambio en su vida. Muchos estaban muy afectados, y es que la gran mayoría destacaba en sus profesiones, tenía una formación de primera y provenía de buenas empresas. Otros incluso eran reconocidos como los mejores en sus empresas. Les costaba asimilar que no importaba su desempeño, relaciones personales o su ética: su perfil ya no funcionaba en la empresa a la que habían dedicado tiempo, cariño y esfuerzo.

Muchos de estos profesionales concebían su puesto laboral como su pareja de toda la vida –aunque no cubriera todas sus necesidades y expectativas–, y la ruptura los desequilibraba profundamente. Al igual que lo que ocurre en un matrimonio que se rompe sorpresivamente, ellos veían de repente cómo el sueño del trabajo para toda la vida se desvanecía, y les costaba aceptarlo.

Hoy, felizmente, cada vez son menos los profesionales que creen en la relación laboral para toda la vida. Sin embargo, seamos honestos: aunque tengamos asimilada la idea de que las relaciones tienen un fin, no podemos evitar sentir una desazón al pensar en cuándo y cómo terminará la relación laboral que ahora mantenemos.

Ciertamente hemos evolucionado. Hace 25 años el puesto de trabajo era concebido casi como una propiedad privada, y en muchos casos casi una herencia familiar. Hoy sabemos que nadie tiene un trabajo ni porque es su derecho ni porque ha estado allí veinte años y que la frase “para siempre” es un sueño. Sin embargo, pensar en una ruptura… y que esa ruptura sea iniciativa de la empresa que nos contrata, sigue siendo doloroso.

Aceptemos que, sin importar lo buenos profesionales que seamos, es probable que un día nos toque a nosotros también. La realidad de los mercados laborales seguirá rompiendo paradigmas y relaciones, y tenemos que estar listos para asumir y recuperarnos ante el cambio, nos guste o no. 

Asumamos también que si una empresa no requiere de nuestros servicios no nos está traicionando, sino que está cumpliendo con su estrategia de negocios. El éxito empresarial depende mucho de la capacidad que tiene la empresa de reinventarse, replanteando sus posiciones y objetivos. La realidad es que no necesariamente encajaremos nosotros siempre en ellos.

Entonces ¿qué nos queda? Preocuparnos por nuestra empleabilidad. Reinventarnos constantemente. Busquemos el éxito y la satisfacción personal en paralelo a la laboral, y aceptemos que nuestro miedo a quedar sin empleo debe ser más bien una herramienta para estar siempre atentos a nuevas posibilidades de crecimiento. Sigamos aprendiendo, haciendo contactos, desarrollando nuestra marca personal y enterándonos de nuevas tendencias.

El conocimiento, la experiencia y la reputación deben ser para nosotros un factor diferencial.
Asumamos como una oportunidad que hoy los empleos son una relación de dos vías. Es decir, se mantendrán en la medida en que ambas partes estemos satisfechas. Nos emplearán en la medida en que agreguemos valor, contribuyamos al resultado, generemos logros concretos –que es la razón principal por lo que nos contratan–, nos llevemos bien con los colaboradores y en especial con el jefe, y que necesiten alguien con nuestro perfil en ese momento. 

Igualmente nosotros trabajaremos en esa organización mientras sea posible nuestro desarrollo, logremos satisfacción y crecimiento con lo que hacemos, ganemos razonablemente bien, y nos sintamos reconocidos y valorados. La relación durará entonces mientras claramente nos convenga a ambos.

Enfoquémonos en seguir elevando nuestro nivel de empleabilidad y el valor de nuestra marca personal. Enfrentemos los temores y convirtámoslos en aliados para estar siempre alertas ante los cambios en el mercado laboral. Tengamos presente que somos nuestra propia empresa de servicios y que nuestra responsabilidad es trabajar cada día para ser profesionales más valiosos y reconocidos en el mercado.

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