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¿Hay lecciones para el presente de la Primera Guerra Mundial?
Lun, 19/11/2018 - 10:53

Farid Kahhat

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Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

Acaba de conmemorarse un siglo del fin de la Primera Guerra Mundial, lo cual trajo de vuelta el debate sobre las lecciones que esta podría legarnos. Revisaremos algunos de los temas en debate.

Una de las explicaciones más socorridas sobre el origen de la Primera Guerra Mundial es la teoría de la “Transición de Poder”. Según esta, la mayor tasa de crecimiento de la potencia emergente en el sistema internacional (Alemania), le permitía alcanzar el poderío militar de las potencias que favorecían el statu quo (fundamentalmente Francia y el Reino Unido). Según la teoría en cuestión, cuando la potencia emergente es aliada de la potencia declinante en la preservación del statu quo, la transición hacia una nueva distribución de poder en el sistema internacional puede darse por vía pacífica (como habría ocurrido entre el Reino Unido y los Estados Unidos). Pero si (como habría sido el caso de Alemania), la potencia emergente tiene una agenda revisionista, el desenlace probable sería una guerra entre potencias. A ello añadirían que, aunque la interdependencia económica eleva el costo de una guerra, no la hace imposible. Antes de la Primera Guerra Mundial Alemania era el segundo mercado de exportación para el Reino Unido y este último era el principal mercado de exportación para Alemania.

Algunos autores consideran que las lecciones de la historia y, en particular, de la Primera Guerra Mundial, auguran un futuro sombrío para la relación bilateral entre China y los Estados Unidos. Pero la mayoría de autores, tanto realistas como liberales, consideran que hoy en día existen diferencias significativas con lo que ocurría antes de 1914.

Por ejemplo, una explicación del origen de la Primera Guerra Mundial complementaría a la teoría de la Transición de Poder, es aquella que sostiene que, en 1914, existía una “Culto de la Ofensiva” (es decir, una creencia generalizada en que, en caso de guerra, un ataque preventivo elevaría la probabilidad de ganarla a un costo tolerable). Pero en un mundo en el que las principales potencias del sistema internacional cuentan con armas nucleares y misiles balísticos intercontinentales, no cabe duda alguna sobre lo devastadora que sería la respuesta en caso de que un Estado iniciara un ataque militar contra otro que posee esos arsenales. Es decir, algo similar al denominado “Culto de la Ofensiva” sería impensable hoy en día.

De otro lado, la interdependencia económica es hoy en día cualitativamente distinta a la que existía hace cien años. Entre las mayores economías del planeta existen hoy cadenas de suministros internacionales. Un Iphone, por ejemplo, contiene tecnología, partes e insumos provenientes de una docena de países. La interdependencia, por lo demás, se da dentro de un entramado institucional (tanto regional como global) sin precedentes, del que forman parte todos los potenciales contendores.

Es decir, la conjunción de los costos económico y militar sería tan dantesca, que es inconcebible que exista un objetivo político que justifique una guerra entre grandes potencias. Todo ello sin mencionar que, en décadas recientes, la investigación cuantitativa no encontró una relación necesaria entre la tasa de crecimiento económico de dos Estados, y la probabilidad de que se produzca una guerra entre ellos. Es decir, el que, según la Teoría de la Transición de Poder, sería el mecanismo explicativo de la Primera Guerra Mundial no tendría mayor fundamento empírico.

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