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Humala y su incursión europea
Mar, 19/06/2012 - 17:16

Emilio Humberto García

Perú, marca país: ¿estamos preparados para que nadie nos pare?
Emilio Humberto García

Emilio Humberto Garcia Vega es profesor, consultor, asesor de empresas, e investigador de Estrategia Empresarial y Marketing. Licenciado en Administración y MBA de la Universidad del Pacífico (Lima, Perú). Ha desarrollado libros y publicaciones diversas en los temas mencionados, además de realizar asesorías, dictado de cursos y seminarios en el Perú, Argentina, Uruguay, Guatemala y Costa Rica. Es docente de la citada universidad desde 2003 e investigador asociado de la misma. Es especialista en Planeamiento, Implementación y Control de Estrategias Empresariales y de Marketing. Autor de los libros “¿Con quién compite nuestra empresa?” (2013), “¿Cómo generar Valor en las empresas” (2012), “¿Qué hace especiales a las empresas?: La Ventaja Competitiva a inicios del Siglo XXI” (2011) y “Una Aproximación al Retail Moderno” (2011).

En febrero de 2011, José Luis Silva (ministro de Comercio Exterior y Turismo) manifestó que las exportaciones del Perú durante el 2011 legaron a US$ 45.726 millones. Esto representó un incremento del 28% en comparación con el 2010.

El año pasado, las exportaciones hacia Europa, ascendieron a US$14.359 millones (37%). A pesar de la crisis, como continente o bloque, Europa constituye el mayor destino de las exportaciones del mencionado país. En este sentido, al continente americano se exportaron US$18.291 millones, y US$12.192 millones a los países asiáticos. Ante esta realidad de las exportaciones peruanas, ver hace algunos días a nuestro presidente exponer ante el Parlamento europeo y sostener que las reglas del juego económico – empresarial en el país, son claras y con perspectivas de largo plazo; constituye un hecho muy relevante que nos brinda mayores garantías acerca del desarrollo económico en el cual – al parecer – seguiremos avanzando en los siguientes años (por lo menos hasta las siguientes elecciones).

En esta línea, y a pesar de las críticas recibidas, del discurso en Estrasburgo de nuestro mandatario, se pueden resaltar las siguientes ideas: El Perú respeta lo que firma. Esta manifestación resulta clave para inspirar confianza. Que el mandatario afirme esto, nos tranquiliza a propios y extraños, a nacionales e internacionales. Ningún país puede proclamarse como desarrollado o encaminado hacia ello, si es que no cumple con algo tan simple como respetar los acuerdos que haya firmado sean comerciales o de cualquier otro tipo. 

Los derechos humanos y el medio ambiente se deben respetar. Esto nos hace pensar que nuestro gobierno es consciente – por lo menos de la boca para afuera – de que se deben trabajar aspectos que vayan más allá de lo económico o comercial para que los países desarrollados nos lleguen a mirar como tal en algún momento.

El desarrollo peruano debe ser no sólo económico sino también social. Este pronunciamiento resume los dos anteriores y expresa la necesidad de establecer que el desarrollo de un país debe apuntar a lo económico, social y ambiental, tal como lo dictan las ideas del “desarrollo sostenible” desde hace varias décadas (y que nuestros gobernantes parecen recién descubrir).

El gobierno peruano buscará el desarrollo de las micro y pequeñas empresas y no solamente de los grandes grupos económicos. Las Mypes emplean a más del 60% de la PEA, estar con ellas es trabajar con gran parte de la población. Es sólo una decisión de impacto económico y social.

El Perú debe apuntar a dejar de ser solamente un exportador de materias primas. Es una verdad reiterativa pero, la única manera de ser sostenible en el tiempo (y sobrevivir) es generando valor y en este momento, el Perú no lo está haciendo.

El país debe apuntar a la generación de conocimiento. El desarrollo en todo sentido se debe basar en la inversión en educación, la cual produce que los países sean competitivos. No se puede aspirar a ser innovadores sin tener el conocimiento como detonante. Es algo tan simple como planificar pensando en etapas.

Con el TLC en ciernes, ganan tanto los peruanos como los europeos y los colombianos, claro está. Queda claro que estos tratados implican una relación de ganar-ganar; nadie debe sentirse engañado o burlado en los acuerdos de comercio internacional. El tema es identificar claramente las oportunidades y no quedarse de brazos cruzados porque así como se abren mercados para nosotros, también sucede lo mismo para los europeos y los colombianos.

La consulta a las comunidades para la explotación de recursos naturales. Este tema es muy polémico pero, al parecer, el gobierno lo asumirá de forma seria. Existe cierta convención que esto es lo que las mayorías quieren y la clave con este tema es el equilibrio, porque ni los reaccionarios ni los liberales económicos a ultranza, representan la opinión de la mayoría de los peruanos. El gobierno deberá demostrar su capacidad en estas lides tan delicadas y complejas que además, pueden influenciar en la estabilidad y popularidad del régimen.

Esperemos que estas manifestaciones públicas desarrolladas en un foro internacional tan importante, deriven en propuestas e iniciativas concretas y tengan nada (o por lo menos, muy poco) de demagogia e improvisación. De ambos ingredientes, estamos hartos los peruanos.

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