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Idea federal: ¿Fiat deja Italia?
Vie, 06/08/2010 - 09:52

Alberto Benegas Lynch

 Las llamadas "barras bravas"
Alberto Benegas Lynch

Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Argentina. Él es profesor Emérito de Eseade (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas en Buenos Aires), institución en la cual se desempeñó como decano por 23 años. Benegas Lynch es un académico asociado del Cato Institute y un miembro de la Mont Pelerin Society.

Los Padres Fundadores en EE.UU. tuvieron una visiónextraordinaria de la política. Quienes fueron a morar a esas tierrasescapaban de las garras de gobiernos intolerantes en materia religiosay usurpadores de prácticamente todas las demás libertades. Para que esadesgracia no se repitiera, buscaron establecer un sistema por el que elgobierno tuviera poderes estrictamente limitados. Vieron el peligro delas democracias ilimitadas, por eso es que ni siquiera la mencionan enla Constitución y también vieron el peligro de las monarquías. Establecieronuna república basada en los principios federales, esto es, la máscompleta descentralización y fraccionamiento del poder que fuera posible.

Federalismoen cuanto a que las provincias o los estados que componían la nacióneran los encargados de financiar al gobierno central (“the power of thepurse”), al efecto de mantenerlo en brete. Federalismo en cuanto aque cada jurisdicción administraba su política fiscal en competenciacon las otras, lo cual generaba el incentivo de que las personas no semudaran de provincia o estado, y para atraer la mayor cantidad de inversiones.

Pocos y muy limitados eran las facultades otorgadas al gobierno central. El federalismo además tiene la ventaja de que se tratan temas mucho más cercanos a los intereses de quienes votan:no es lo mismo votar para cambiar la alfombra en un consorcio, quevotar en un asunto lejano en la geografía y el interés. Esto es lo queTocqueville subrayaba del federalismo en su obra más conocida como“instituciones pueblerinas que limitan el despotismo de la mayoría”.

Jeffersony Franklin pronosticaron que el sistema duraría un tiempo, pero enalguna instancia comenzaría a degenerar primero el poder legislativo,luego el ejecutivo y finalmente el judicial. Todos los Padres Fundadores insistían en que el costo de vivir en libertad es su permanente vigilancia.

Hoy,lamentablemente en EE.UU., asistimos al triste espectáculo de unLeviatán desbocado, debido a la fuerza centrípeta del gobierno centralque no solo arrasa con los derechos de los estados miembros, sino quearrasa con buena parte de las libertades de los ciudadanos. De allí esque se ha suscitado la saludable reacción del Tea Party que congrega apersonas de todas las condiciones que tienen en común un hartazgo conlos desvaríos de Washington.

En estos instantes, un ejemplo anivel internacional de la descentralización es el anuncio de SergioMarchione -el principal ejecutivo de la Fiat, en Turín-, quien dijo quetrasladará parte importante de las operaciones de la empresa a Serbia, debido a que en ese país los impuestos son sustancialmente menores que en Italia.

Yavan 200 empresas italianas que se mudaron a Serbia. En el caso de Fiatactualmente tiene plantas, además de Turín, en Nápoles, Sicilia, Lacio,Potenza y Abruzzon, las cuales ocupan 30.000 empleados y obreros, perola situación se torna insostenible después de que el último balancearrojó un pérdida de 800 millones de euros.

Sería de interés quelos gobernantes entendieran las ventajas de atraer inversiones comoúnico camino para elevar salarios e ingresos en términos reales. Enlugar de ello, pretenden poner el carro delante de los caballos ypromulgar decretos y leyes que otorgan beneficios a unos a expensas deotros, con lo que terminan no solo creando un clima adverso a lasinversiones, sino que también devoran los capitales locales, lo cualdesemboca en mayor pobreza para todos.

Si se hubieran entendidolos principios elementales de la economía, que en este terreno no haymagias posibles y que la demagogia conspira contra los intereses de losmás necesitados, seguramente se crearía una atmósfera de cooperación yde respeto a los derechos de propiedad en el contexto de límites a laexacción impositiva, al endeudamiento estatal, a la manipulaciónmonetaria y, consecuentemente, al gasto público.

El caso de laFiat es aleccionador y conduce a repensar la política que hoy se llevaa cabo en buena parte de Europa (y en EE.UU.), en cuanto a los puntosseñalados y a los subsidios colosales a empresas ineptas eirresponsables, a costa de las áreas productivas, pero con menor poderde lobby. El traslado anunciado significará mejoras en los salarios enSerbia y automóviles más baratos, lo cual, a su turno, libera factoresproductivos para encarar otros emprendimientos.

Concretamente, Fiatadquiere el 70% de las acciones de la planta en Kragujavac, queproducía la marca Zastava, que la empresa piensa reflotar al efecto deabarcar mercados en esa zona y en Rusia. Hay también otrasmanifestaciones similares en cuanto a señales para atraer inversioneshacia países de Europa del Este, en vista de la persistencia que engran medida revela Europa occidental por seguir arruinando suseconomías.

Por ahora, parecería que en el tradicional así llamadomundo libre, vivimos una era en la que las mayorías “se encaminanobedientemente a la fosa común”, como anunciaba Aldous Huxley. Si no seadopta la muy higiénica medida del federalismo dentro de las fronterascon jurisdicciones internas en competencia, por lo menos sería de granfertilidad aplicar esos principios a nivel internacional y salir de lamonotonía del estatismo al competir entre jurisdicciones nacionales. Los primeros países que sigan el ejemplo e incluso intensifiquen la política de Serbia serán los más beneficiadosen un mundo donde los tentáculos del Leviatán pareciera que no danrespiro… y tal vez el federalismo planetario invite a que se adoptetambién localmente, para evitar que el centralismo en cada país arruinelas perspectivas.

Nada menos que Fiat, una de las empresas másgrandes de Italia y una de las más identificadas con ese país, abandonabuena parte de sus actividades en su lugar de origen, puesto que lacrisis internacional, sumada a la voracidad fiscal del Estado italiano,no permite que sobreviva una empresa de ese calibre la que, como quedadicho, ha sido precedida por muchas otras.

La competencia enestos momentos, lamentablemente, se desarrolla en otra dirección: escomo si se tratara de una carrera a ver quién es más desatinado yahuyenta más a su capital humano y a sus recursos materiales, quienesse fugan en busca de mejores horizontes pero, en definitiva, noencuentran paz en prácticamente ningún lado.

Un poco desensatez revertiría la situación y convertiría a países pobres en unvergel. Este es el momento para países africanos y muchos de loslatinoamericanos que se debaten en la miseria, si los gobiernos seocupan de la seguridad y la justicia, y abren la olla de la energíacreadora al respetar los derechos de propiedad que constituyen el gransecreto de la prosperidad, en cuyo caso cada uno, para mejorar supatrimonio, se ve impelido a servir al prójimo, esos países seliberarían de los parásitos que la juegan de empresarios y que enverdad son cazadores de privilegios que explotan a sus semejantes enuna alianza siniestra con politicastros y demagogos que expolian a losgobernados del modo más escandaloso.

Es de desear que el casoFiat invite a pensar en el federalismo a nivel global, para bien detodas las sufridas personas a quienes se les pasa la vida en luchasdiarias para subsistir frente a gobiernos que en lugar de protegerlaslas atacan. Son bomberos que incendian tal como escribe Ray Bradbury ensu conocida obra de ficción. Es el deber moral de toda persona condignidad y autoestima el ocuparse y preocuparse por estos temas, de locontrario, como señala Ortega: “Si usted quiere aprovecharse de lasventajas de la civilización, pero no se preocupa usted por sostener lacivilización ... se ha fastidiado usted. En un dos por tres se quedausted sin civilización. Un descuido y, cuando mira usted en derredor,todo se ha volatilizado”.

Esta columna fue publicada originalmente por el centro de estudios públicos ElCato.org.

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