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Inocencia perdida en España
Mar, 30/04/2019 - 10:48

Bernd Riegert

Grecia: la continuación de la tragedia
Bernd Riegert

Bernd Riegert es periodista de Deutsche Welle.

La respuesta de los votantes españoles a las aspiraciones separatistas de la rica región de Cataluña fue un resurgimiento del nacionalismo. Cualquiera que aspire a separarse obstinada e ilegalmente, como quería el gobierno catalán, será duramente castigado. Esa es la respuesta que ofrecen todos los grandes partidos, entre ellos también los socialistas.

Presionado por el renovado nacionalismo, el presidente del gobierno socialista ha insistido de forma vehemente en oponerse a la independencia catalana. Pedro Sánchez no puede permitirse el lujo de ser catalogado como "traidor". Términos como "unidad de la nación", "patria" y "grandeza nacional" han determinado el voto de muchos electores. El lema parece ser limitar hacia dentro y, quizás pronto, también hacia afuera.

Un pantano creciente

De este debate emocional los que más se han beneficiado son los radicales de derecha de Vox. Con sus posturas contra el separatismo, los derechos de la mujer, la migración, la tolerancia social y la apertura, este partido satisface las aspiraciones de algunos españoles y quizás también de algunas españolas.

Anhelan tiempos pasados mejores, supuestamente más estables y seguros. El dictador Franco o los inescrupulosos conquistadores de América fueron, retrospectivamente, los que "hicieron grande" a España, dicen con seriedad los partidarios de Vox.

Si bien el partido ronda en torno al 10 por ciento, existe la posibilidad que ese pantano derechista crezca y se convierta en un movimiento político importante como ha ocurrido en Polonia, Hungría, Italia o Austria. La tendencia existe hace rato y las elecciones solo demostraron que también se concretó en España. Las votaciones para el Parlamento Europeo de fines de mayo seguramente mostrarán que este fenómeno del nuevo nacionalismo, surgido por diferentes razones, será realidad –con distintas fuerzas– en la mayoría de la Unión Europea.

Un país profundamente dividido

España se encuentra profundamente dividida tras las elecciones y no hay visos de estabilidad política a corto plazo. El Partido Popular, de cuyo seno se escindieron quienes formaron Vox, también giró hacia la derecha y cayó dramáticamente en número de votos. Los liberales están indecisos. Mientras, la izquierda no logró una mayoría que le permita gobernar prescindiendo de los partidos separatistas.

Azotada por una crisis económica y el problema del separatismo, España requiere de un liderazgo claro que lleve a cabo reformas profundas. El sistema de pensiones debe ser rescatado de la quiebra, la capacitación e infraestructura requieren inversiones y debe detenerse el éxodo de los jóvenes talentos. Además, la deuda debe ser atajada. Todo esto seguirá afectando al país en la medida que los políticos en Madrid se preocupen solo de sí mismos.

Bruselas como enemigo

Aunque la economía está creciendo con solidez, la tasa de desempleo en el país sigue siendo muy elevada. A largo plazo, eso puede traer problemas. Aún la mayoría de los españoles valora a la Unión Europea, pero eso podría cambiar si la situación económica empeora y los bancos vuelven a entrar en crisis.

Si Vox necesita de nuevos enemigos después de los "traidores a la patria" que usa de cara al interior, los "burócratas de Bruselas" son la alternativa obvia. Los ultraderechistas alemanes, franceses, austríacos e italianos hacen campaña para las elecciones europeas con este débil argumento y exigen más nación. España quizás pronto deje de ser una isla europeísta en medio de un continente con grupos marcadamente euroescépticos. 

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